La Real Sociedad sufre de más para ganar al Elche
El equipo entrenado por Imanol Alguacil perdonó en la primera mitad, lo que cerca estuvo de costarle la victoria
Toda buena historia se nutre de un inicio, un núcleo y un desenlace. Los espectadores —o lectores u oyentes— esperan que, en la parte central del relato, se produzca un giro inesperado de guion que los deje boquiabiertos y que cambie por completo el escenario planteado, hasta llegar el clímax. Y esto es lo que estuvo a punto de pasar en el Martínez Valero. La Real Sociedad fue muy superior al Elche durante los primeros 50 minutos de partido, pero se topó con un Edgar Badia que heredó las mejores virtudes tanto de Benji Price como de Mark Evans. El guardameta detuvo un penalti y evitó que Silva ni siquiera chutara en un uno contra uno. Sin embargo, la reacción ilicitana no fue suficiente. El empate parecía inevitable, pero Remiro —con la ayuda de Le Normand— lo evitó. Los donostiarras se llevaron tres puntos que deberían haber certificado mucho antes y cerca estuvieron de sufrir un disgusto ante unos pupilos de Francisco que nunca bajaron los brazos, pero a los que les faltó clarividencia.
La hora de la verdad
Después de la derrota contra el FC Barcelona, Imanol Alguacil sabía que era igual de importante aprender de los errores que no obsesionarse con ellos. Hacía falta pasar página y empezar a preparar la estrategia para visitar el Martínez Valero: ¿le había convencido Take Kubo como enganche? ¿Jugaría Elustondo o Gorosabel en el lateral derecho? Sin embargo, la todopoderosa Premier League vino a sacudir el plan al completo. El Newcastle pagó una cifra astronómica —se habla de 70 millones de euros— para hacerse con los servicios de Alexander Isak. De un plumazo, la Real Sociedad se quedaba sin su ‘9’. Con Oyarzabal y Carlos Fernández de baja por lesión, Momo Cho, llegado en el presente mercado de verano, y la promesa del filial Karrikaburu se disputaban la titularidad. El francés fue el elegido para partir de inicio.
No tardaría Cho en intervenir en el juego, pero Pedro Bigas es pura veteranía. Se puso firme y le tocó un brazo a su oponente mientas corrían a la par, un gesto que fue suficiente para desestabilizar al joven, que se desplomó dentro del área. El colegiado sabía que eso no había sido suficiente para considerar que pudiera ser penalti. Cho no tardó en aprender: prefería bailar con Enzo Roco. Empezó a dejarse caer por el flanco izquierdo, dando vía libre a Take Kubo para que brillara por la derecha.
Sin embargo, la primera prueba de fuego no se produjo en la portería defendida por Edgar Badia. Francisco Rodríguez decidió repetir el once que empató ante el Almería en la última jornada. Si Álex Collado estaba siendo la gran sorpresa del arranque liguero, de sus botas volvió a nacer el peligro. Recibió, pegado a su banda, un pase de Roger Martí. Con una serie de recortes, fue centrando su posesión y chutó antes de llegar a la media luna. El esférico salió desviado. Más cerca estuvo el gol en el minuto 17. Collado calcó la jugada, pero, en esta ocasión, la pelota pasó entre las piernas de Le Normand. Remiro consiguió detener un disparo seco ajustado al palo derecho que, además, llegó botando.
La Real no sentencia
No obstante, por algo lleva Alguacil cuatro años al frente del banquillo txuri urdin. Constantes eran las faltas donostiarras, pero todas se producían lejos del área. Le Normand y Zubeldia estaban muy atentos a cualquier aproximación ilicitana y no dejaban siquiera que los delanteros locales saludaran a Remiro. Y cuando Kubo despertó, el partido cambió de signo. Suyo fue el primer disparo a puerta de la Real, con una serie de recortes que obligaron al cancerbero a actuar. 90 segudos más tarde, Zubimendi aguardaba en el círculo central cuando presenció el desmarque de Brais Méndez, que había dejado atrás a Bigas. Con la carrera, el ex del Celta se plantó solo ante Badia y, con un sutil toque, le pasó el cuero al fondo de la red. Enzo Roco había habilitado al centrocampista gallego para evitar que cayera en fuera de juego.
El gol desconcentró por completo a los pupilos de Francisco. El cuadrado mágico de Alguacil comenzó a hacer diabluras y Cho cada vez se sentía más cómodo sobre el césped, hasta el punto de que quiso volver a encararse con Bigas. La diferencia es que cuando recibió la pelota, su marcador era Mojica. El colombiano se pasó de frenada y zancadilleó al delantero. El penalti era indiscutible. Mikel Merino quiso vanagloriarse y homenajear a Antonín Panenka, pero Edgar Badia no se movió. No es que tuviera tiempo para reaccionar, sino que ya sabía que iba a disparar hacia el centro. Su parada volvió a aupar el Martínez Valero.
El Martínez Valero huele el empate
No quiso esperar. Apenas regresar de los vestuarios, Francisco ya introdujo dos cambios. Insatisfecho con el rendimiento de Pol Lirola y de Gumbau —que había sido amonestado—, dio entrada a Palacios y a Guti en su detrimento. El mediocentro no tardaría en empezar a oler el gol, pero antes Badia volvió a ser providencial para sacar de quicio a David Silva. El canario recibió un pase filtrado de Brais que le permitió penetrar en el área, mas allí aguardaba el guardameta, que se hizo enorme y evitó que el mago viese la portería. Una vez más, los ánimos ilicitanos empezaron a carburar desde atrás.
Collado y Ponce tuvieron sendas ocasiones consecutivas por las que Remiro aún no tuvo que intervenir. Más peligrosa fue la doble oportunidad de Raúl Guti y Roger Martí antes de llegar al minuto 60, en las que el cancerbero y Robin Le Normand tuvieron que compaginarse como un matrimonio para evitar un empate que cada vez parecía más cantado. No obstante, nunca llegó. La Real Sociedad fue de más a menos, pero supo conservar el 0-1 para sumar su segundo triunfo de la temporada. Por su parte, el Elche, al que le faltaron ideas, aún no sabe qué es ganar en la presente campaña y cae en la zona de descenso.