Luces y sombras para PSG y Juventus
Superlativa primera parte del campeón francés, que encontró rival en unos 'bianconeros' que se recompusieron notablemente, mas eso no evitó su derrota (2-1).
La UEFA Champions League le ha dejado las cosas bastante francas tanto al PSG como a la Juventus. Era evidente que ambos están para distintas cosas en la competición, pero también que deben mejorar arduamente para lograr sus objetivos. Por lo que si de algo les sirvió este partidazo que merecieron ganar (2-1) los franceses sin duda alguna, es que en esto de Europa ninguno debe sentirse sobrado ni menos que el otro.
Eminencia gala
La lección cobra sentido con las oraciones de esta crónica. Una que pintaba a alabar y maravillar al torrente ofensivo y jugón que fue el PSG durante todo el primer tiempo. Es más, ya lo ganaba apenas los que estaban en el estadio se acomodaban. De manera intrepida. Mbappé protegió el balón, descargó a Neymar y se mandó al área inmediato para cazar el balón bombeado que le puso el brasileño de volea. Golote (5′). Obra de una dupla que se pelean y reconcilian como hermanos de partidillos los fines de semana. Como fuese, en el Parque de los Príncipes tan solo siguen disfrutando de la exhibición del campeón galo. Su imponente accionar resultaba imposible de frenar para una Juventus que a duras penas le seguía el rastro. No, de hecho, era incapaz de demostrar que estaba a su nivel.
Pero si decíamos que el primer acto fue del PSG es porque así fue. Le daban igual a los de Galtier como hacer daño (en posicional, transición, talento individual, comenzando desde atrás, etc.), ellos solo se lo proponían. Con Verratti y Mbappé a su lado, quién no lo haría. Un balón filtrado al área del italiano para Hakimi acabó con el astro concretando su doblete (22′) en cuestión de la nada misma. Podía decirse que era cuestión de ejecución del plan o que el rival es mucho más equipo, pero que la ‘Vecchia Signora’ tiene futbolistas de calidad es igual de innegable. El reto está en que todos funcionen. Porque en la primera acción llevada por Paredes y finalizada por Cuadrado, por poco un centro del colombiano lo manda a las redes Milik. Donnarumma, protagonista del choque, estuvo atento para sacar el testarazo del polaco. Espejismo: todo fue del club capitalino.
Nadie es perfecto (ni imperfecto)
La fulminación del encuentro lo tuvieron Mbappé y Neymar, pero el egoísmo de ambos evitó que así fuese. Ambas en sendas transiciones que por poco nos hacen olvidar que la Juventus reaccionó, se amoldó al contexto propuesto y apuntaló a su mejor versión en mucho tiempo. Para más fortuna, en su primera llegada obtuvo un corner que McKennie mandó a la red con colaboración de Donnarumma. Tras ello, el partido cambió rotundamente. Que el PSG pagó de confianzudo y querer jugar al espacio, sí; que los turineses gestaban mejor sus acometidas y corrían más hacia adelante, pues también cierto. El misil de Rabiot desde fuera del área fue una inmensa declaración de intenciones del equipo de Allegri.
Fue entonces cuando los parisinos decidieron volver en sí. Tocaba esconder la bola, hacer retroceder al contrario y activar a su tridente de lujo. Casi todo salió bien, pero olvidaron que el rival igualmente juega. Para nada era un toma y daca clásico, puesto que los dos entendían las consecuencias de sus desenvolvimientos y decisiones. La Juve resultó más precavido y, aunque era amenazado por Messi y Mbappé, se dispuso a crear incomodidad. Con su oponente retrocediendo mal y abriendo huecos entre líneas, pisar área rival era tan sencillo. Así como las transiciones que Neymar no pudo concretar como debía. Así las cosas, Donnarumma y Perin acabaron como héroes ante las acometidas hechas por sus respectivos equipos. Pero esto refleja las luces y sombras que tienen -y no solo ellos- el PSG y la Juventus. Por suerte, el camino es de largo recorrido.
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