El inicio liguero del Real Zaragoza no ha sido bueno. Pocas cosas más en común tendrán los aficionados del equipo maño tras los primeros siete partidos que ha disputado su equipo. Algunos ya lo vieron venir en pretemporada por el escaso número de refuerzos acometidos o la calidad, sin contrastar, de algunos de éstos. Pero lo cierto es que, salvo los más pesimistas, nadie esperaba llevar solo dos triunfos tras siete jornadas y más cerca del descanso que del play-off.
Tras las victorias consecutivas ante Ponferradina y Sporting, efectistas, eso sí, pero con poco brillo, la situación parecía empezaba a coger velocidad. Sin embargo, el cuadro de Juan Carlos Carcedo se salió de la carretera en Anduva. Frenazo en seco y vuelta a empezar con las dudas de nuevo sobre el equipo. Solo Giuliano Simeone y pocos más se salvan de una quema generalizada de ‘brujas’ por los pobres rendimientos que están ofreciendo algunos jugadores.
Ahora llega octubre y un tramo de competición que incluye jornada entre semana. Para los blanquillos este tramo es de tres partidos en casa y uno fuera. Hacerse fuertes en La Romareda no solo es necesario, sino también vital. En su campo recibirán el lunes al Eibar, un rival duro, pero que a domicilio no está sacando resultados ni dando buena imagen. Después llegará un Real Oviedo enfadado con el gol como inicio a una semana de tres partidos que concluirá también en casa recibiendo al filial del Villarreal. Entre medias, tocará visitar Santander.
En definitiva, cuatro partidos frente a equipos que, quizá con la excepción del Eibar, no son equipos que puedan considerarse superiores -o no al menos de forma evidente- al Zaragoza. Cuatro partidos en los que el equipo debe sacar resultados y sensaciones para decidir en que lado de la tabla va a competir este curso.