No hace tanto de aquella época en la que prácticamente nadie podía pensar en el Real Madrid del futuro sin que Marco Asensio fuese una de sus piedras angulares. Desde su aterrizaje en la capital allá por 2015, con una posterior cesión en el Espanyol para asentarse definitivamente un año después en Madrid, el balear se convirtió en una de las grandes promesas no solo del conjunto blanco, sino del fútbol español a nivel global.
Y no era para menos, porque el extremo mallorquín parecía ser uno de esos futbolistas tocados por una varita mágica. Y es que Asensio debutó con gol en todas las competiciones durante su primer año de blanco: marcó en su debut en la Supercopa de Europa frente al Sevilla, hizo lo propio en La Liga, y también en la Champions League.
Todo parecía indicar que había aterrizado en el Santiago Bernabéu el próximo gran estandarte de una generación dorada. Tan exitosos fueron sus primeros pasos de blanco, que se ganó de manera incondicional el beneplácito de Florentino Pérez, que llegó a asegurar ante la Asamblea de Socios que el mallorquín era mejor que Kylian Mbappé, después de que el conjunto blanco intentase por primera vez su fichaje.
Pero el Presidente no fue el único en deshacerse en elogios hacia Asensio. Y es que Zinedine Zidane, por entonces su entrenador y una de las mayores leyendas del conjunto blanco, se aventuró a confirmar que no había visto una zurda como la de Marco desde la irrupción de Leo Messi.
Cerró su primera temporada de blanco anotando en toda una final de la Champions League, y el cuento de hadas parecía no tener fin. En su segunda temporada de blanco también fue importante, partiendo como titular en algunas de las citas más importantes de la temporada, y anotando goles que valieron clasificaciones.
La marcha de Cristiano, el principio del fin
Sin embargo, en julio de 2018, Cristiano Ronaldo abandonaba la Casa Blanca. Y la directiva merengue no encontró a ningún sustituto de calidad en el mercado para suplir la marcha del luso. Era el momento de dar un paso adelante para algunas de las figuras del club. Y algunos futbolistas, como Karim Benzema, lo hicieron. Sin embargo, los que esperaban un do de pecho por parte del balear, se encontraron con todo lo contrario: “Yo no tengo que tirar del carro en el Madrid, hay jugadores más experimentados que deben hacerlo”.
Una actitud que decepcionó a buena parte de la afición merengue, que veía como otros jóvenes talento, tales como Vinícius Jr., Sergio Reguilón, o Marcos Llorente sí dieron un paso adelante para echar la puerta abajo. Independientemente de lo que sucediese el siguiente mercado, la sensación era que el mallorquín había desaprovechado una gran oportunidad para convertirse en uno de los líderes del equipo.
En verano de 2019, una lesión de cruzado fue la gota que colmó el vaso, ya que Marco no volvió a vestirse de corto hasta un año después. Y cuando lo hizo, con Zidane a los mandos, volvió como se había ido: con gol. Sin embargo, eso fue poco más que un espejismo, ya que el balear no volvió a hacerse con un papel de titular indiscutible.
El Bernabéu ya dicta veredicto
La llegada de Carlo Ancelotti tampoco ha cambiado mucho las cosas. Y en un equipo donde varios jóvenes han tirado la puerta abajo, en el que más allá de Vinícius, hay otros futbolistas como Rodrygo, Valverde o Camavinga que se han ganado un rol importante sobre el césped, el papel de Asensio es cada vez más residual.
Este mismo verano mucho se especuló sobre una posible salida del conjunto blanco, en busca de hacer caja con el mallorquín, que acaba contrato en junio de 2023. Sin embargo, él mismo, en una entrevista, dejó entrever que no descartaba la posibilidad de agotar su último año y marcharse gratis. Unas declaraciones que no gustaron ni a la afición ni al club.
La unanimidad que había existido en el Bernabéu respecto a Marco Asensio había llegado a su fin. Pero no fue tras un desplante a Carletto tras no salir al terreno de juego en el encuentro liguero frente al Mallorca, el respetable merengue vio el gesto del balear y dictó sentencia: en el siguiente partido en la Casa Blanca, Asensio fue recibido con una sonora pitada.
Poco tiempo después, volviendo a poner de manifiesto una serie de decisiones cuestionables, Asensio, que parece empeñado en cavar su propia tumba de blanco, aseguró que no descartaría jugar en el Barça. Unas declaraciones que, de una vez por todas, terminaron de poner la cruz por parte de la afición merengue hacia el que un día fue su protegido.
Todo ello ha desembocado en un papel residual en el conjunto blanco, siendo una de las últimas opciones para confirmar el ataque, que desembocan en que sus posibilidades de acudir al Mundial de Qatar sean remotas. Una situación provocada en parte por un rendimiento deportivo por debajo del de sus compañeros, por otro lado por algunas lesiones, pero, en definitiva, por un futbolista que a pesar de tenerlo todo para triunfar de blanco, no se atrevió a dar el paso que otros sí han dado.