En el fútbol manda quien domina las áreas. Tanto la ajena como la propia. De ahí que ser un equipo poderoso en los metros finales, tanto cuando se defiende como se ataca, marca la diferencia pase lo que pase con otros parámetros del juego. Eso es algo que todo el mundo sabe, pero que no es ran fácil dominar y controlar. Bien lo saben en Burgos e Ibiza este año en la categoría de plata con estadísticas similares marchan muy distanciados el uno del otro.
Ambos equipos son los que menos disparos ejecutan entre los tres postes con 27 intentos en once encuentros. Esto es menos de tres por encuentro, una media tan pobre que a priori no hace pensar que pueda ser de un equipo de la zona alta, mas el Burgos marcha tercer clasificado de la competición. Por contra, el Ibiza marcha decimoséptimo. Una plaza en la que, a tenor de esos números, si colocaríamos a un equipo.
La razón de por qué uno es tercero con 21 puntos y otro decimoséptimo con 11 es la efectividad, claro. Pero no solo en marcar los pocos disparos que se tienen. Porque en eso el Ibiza lleva más goles que el Burgos; concretamente uno más (9 los celestes, 8 los blanquinegros). La fórmula se rompe y desequilibra en los tantos encajados y el trabajo defensivo. Los burgaleses conceden 15 tiros menos entre palos que los ibicencos, además de haber encajado solo un gol por los dieciséis de los pitiusos.
El Burgos, hasta ahora, es un equipo temible en las áreas. Defiende muy bien y ataca poco, pero igual de bien. Por el contrario, el Ibiza no tiene nada que envidiar a los burgaleses en ataque. Pero sí mucho que aprender en defensa.