La paciencia, a veces, da frutos
En apenas un mes, Imanol Idiákez ha pasado en el Leganés de un cese casi seguro a pensar en mirar hacia la zona alta de la tabla
En el fútbol no hay memoria ni medio o largo plazo. La inmediatez manda y si los resultados no llegan casi al momento, la caza de brujas comienza. Una pelea por cargar las culpas que suele acostumbrar a pagar siempre el entrenador. En el CD Leganés la situación no era distinta. Con su mal comienzo de liga, era Imanol Idiákez quien estaba en la diana de prácticamente todos los estamentos del club pepinero. Salvo uno: la dirección deportiva.
Txema Indias apostó por darle el banquillo a Imanol Idiákez. Una decisión que causó cierta sorpresa y que, con el arranque liguero donde el juego, las sensaciones y más aún, los resultados, subieron el nivel de crítica a la decisión de poner al vasco en el banquillo a niveles muy elevados. Porque un nefasto inicio con solo una victoria y un empate en los primeros ocho encuentros colocaron al técnico al borde del cese. Pero en el club pepinero aguantaron esperando una reacción.
Cabe la posibilidad de que si la victoria en la jornada 9 en Cartagena no hubiese llegado, se hubiese tomado otra decisión. Pero lo cierto es que ese partido, con suspense y polémica, supuso el segundo triunfo del Leganés. Y después llegó un tercero y un cuarto en el día de ayer. Por medio un partido frente al todopoderoso Levante en el que el Leganés peleó y mereció mejor suerte, pero se vio castigado por la ‘pegada’ rival.
En definitiva, tres victorias en los últimos cuatro partidos y una sensación de mejoría y solvencia que antes no había. En apenas tres semanas, Idiákez se ha ganado el crédito que, posiblemente, nunca tuvo. Ahora, con el equipo subido en una ola de buenos resultados ha salido del descenso y ya mira hacia arriba. Porque a veces, tener paciencia, funciona.