Un recital (con susto) para lamerse las heridas
El Real Madrid se impuso a Carplus Fuenlabrada por 91-69 en un partido que dominaron, pero en el que supieron sufrir con un arreón de los chicos de José Luis Pichel.
El Real Madrid vuelve a la senda de la victoria tras la derrota ante la Virtus Segafredo Bologna en la Turkish Airlines EuroLeague en el derbi madrileño ante el Carplus Fuenlabrada. Dominio de los blancos claro, aunque con susto incluído en el tercer cuarto.
El Real Madrid se lamió las heridas de la derrota y las malas sensaciones de la Turkish Airlines EuroLeague con una victoria un tanto envenenada ante Carplus Fuenlabarad. Si bien es cierto que el dominio fue absoluto en el marcador, la sombra de la duda planeó durante diez minutos entre el tercer y el último cuarto.
Aunque al Carplus Fuenlabrada le interesase acelerar el partido, sí que es cierto que tuvo poco ritmo el inicio del partido. Los fuenlabreños no podían aguantar las cometidas de los blancos, que de tres en tres iba sumando fácil. Tenía que frenar la sangría José Luis Pichel con el 11-4 tras cinco minutos de juego.
Fue aumentando paulatinamente el ritmo del partido, y la intensidad no iba a quedarse atrás. Apretó el acelerador el Real Madrid y dejó muy atrás al Fuenlabrada. Los diez de diferencia cayeron en el 18-6, y el factor siempre diferencial de Walter Tavares lo llevó hasta el 26-12 con los primeros diez minutos cumplidos.
El Madrid era una apisonadora. Una auténtica tormenta había llegado al WiZink Center, en la que llovían triples por doquier. Ni defensa ni rebote en un Carplus Fuenlabrada que se había deshinchado. Inevitablemente, los 20 puntos de diferencia acabaron cayendo en el 38-18 a poco más de cinco minutos del descanso.
Lasan Kromah tiraba de orgullo en ataque para Carplus Fuenlabrada, junto a un Dusan Ristic que achicaba en la pintura como bien podía. Pero cuando el Real Madrid se entona, es una máquina casi imparable. Eso llevó a Pichel a probar recursos diferentes, y la defensa de espacios 2-3 apareció sobre el parqué del WiZink Center al borde del descanso, pero sin excesivo efecto. 52-30 con los jugadores marchando a vestuarios.
Variación de la defensa de espacios de José Luis Pichel, que ahora apostaba por la 1-3-1 después de canasta de Carplus Fuenlabrada. Y le funcionó. Aunque el Real Madrid castigaba bien la defensa individual, ante estas zonas se ahogaba, unido también a una relajación colectiva que se plasmaba en una rara avis como Walter Tavares fallando dos mates sólo debajo del aro. Pero el marcador seguía con renta suficiente en el 60-40 tras cinco minutos.
Y desde este momento, todo cambió. Esa defensa de espacios 1-3-1 se le atragantó al Real Madrid, y se unió a la fiesta anotadora un Jovan Novak muy regular durante todo el encuentro. En un visto y no visto, la renta se fue a los diez puntos (60-50), e incluso tuvieron opciones en Carplus Fuenlabrada de bajar de esa barrera mental, pero el 65-52 fue el resultado final de un tercer cuarto que ponía nervioso al público del WiZink Center.
Carplus Fuenlabrada se entregó a la defensa de espacios 1-3-1, pero, como viene siendo habitual en baloncesto, al final estas defensas se acaban descifrando. Y el Real Madrid lo hizo. Un par de triples de Alberto Abalde y los blancos recuperaron los 15 de ventaja y así poder respirar. Y, a base de defensa, un par de minutos llegaron de nuevo los 20. Solventó la papeleta el equipo de Chus Mateo, que hasta pudo chacar a los chavales, Eli John Ndiaye y Hugo González, para que hiciesen travesuras con los mayores.