Que el CD Leganés ha encontrado ya el camino para alzar el vuelo es algo que, tras el tétrico inicio de campaña que protagonizó, pocos dudan. Ha sido una senda complicada para un Imanol Idiákez que se enfrentó a la petición de la afición para su cese; una presión que incluso doblegó a varios dentro del club, pero que cuando parecía su fin estaba a la vuelta de la esquina, supo reconducir la situación hasta el punto de sumar 13 de los últimos 18 puntos y abrir algo de brecha con el descenso.
Al margen de la mejoría defensiva, otro de los aspectos que ha cambiado es la forma y el como se ataca. Y es que Idiákez ha acabado prescindiendo de jugar con un punta nato y apostar por la movilidad de jugadores como Arnáiz o Raba. Atacantes, pero que no son delanteros al uso. Y los resultados le están dando la razón al técnico vasco que está dejando la participación de sus dos delanteros, Qasmi y Parzyszek, en absolutamente testimonial; sin incidencia en el juego o resultados del equipo pepinero.
Obviamente, esto responde a una clara deficiencia en la planificación que se busca subsanar en enero con la llegada de un delantero. Pero, por ahora, al Leganés no le va mal sin alinear a alguno.