El Coliseum resiste el carnaval gaditano
Getafe y Cádiz empataron sin goles en un partido traslúcido dominado de inicio a fin por los jugadores gaditanos
El Coliseum Alfonso Pérez recibió a sus gladiadores por última vez antes de comenzar la aventura de Catar. «¡Locos por verte ganar!», rezaba un cartel. Cuatro duelos consecutivos sin perder llevaba el Getafe. Enfrentarse al penúltimo de la tabla parecía tarea fácil para alejarse de los infiernos y, por qué no, empezar a soñar con Europa. Mas la realidad distó mucho del mundo onírico. Los azulones se vieron encerrados en su área, a merced del carnaval gaditano. No obstante, David Soria demostró ser un gato con siete vidas. Ni Sobrino, ni San Emeterio, ni Álex Fernández, ni Lucas consiguieron batirlo en duelo. A pesar del incesante asedio andaluz, el marcador se negó a moverse. Los estratagemas de Quique Sánchez Flores, diezmados por numerosas bajas a las que se sumó Djené, volvieron a dar resultado.
De Getafe a Catar
Escasas dos semanas quedan para el anómalo Mundial catarí y nadie en el mundo es ajeno a las noticias. Rutinas y actuaciones cambian radicalmente ante el inminente parón de las competiciones domésticas. Los futbolistas que han entrado en la prelista de su nación quieren apurar las opciones para conformar la convocatoria definitiva, convencer al seleccionador de que están entre lo mejor del país. Los que ya saben que no tendrán pagado el boleto de avión —o cuyo país no se haya clasificado para la cita cuatrienal— tampoco se quedarán de brazos cruzados. Es el momento perfecto para limar asperezas y, lejos de los focos, ganarse los minutos en detrimentro de sus compañeros.
Alfonso Espino representa uno de los primeros casos. Aún sigue esperando la llamada de Diego Alonso, pero sueña con viajar a Oriente Medio. Fue una de las revelaciones de la temporada pasada y quería demostrar que todo lo visto no fue cuestión de chiripa. Esta vez tenía la misión de cubrir a un carrilero extremadamente ofensivo. A pesar de la baja de Damián Suárez, Quique Sánchez Flores no modificó ni un ápice de su esquema y colocó a Portu en el sitio del charrúa. ¿Podría ‘el Pacha’ continuar contribuyendo en ataque o debería concentrarse en tareas de la retaguardia? Optó por hacer ambas cosas.
El perdón y la visita eclesiástica
Fede San Emeterio, llegado el cuarto de hora, no alcanzó por cuestión de milímetros un envío con toda la mala baba del uruguayo desde el vértice del área. Esta fue la tercera aproximación gaditana del partido. Álex Fernández y Rubén Sobrino ya le habían regalado vidas extra a Soria. 20 minutos tardó el Getafe en oler el cuero, pero ya no volvería a olvidar ese aroma. Ni Enes Ünal ni Borja Mayoral. La principal referencia ofensiva madrileña fue nada más y nada menos que Juan Iglesias. Fali y Luis Hernández tuvieron que fusionarse en la mismísima línea de gol para evitar que el testarazo del carrilero penetrara en la red. Con los azulones despertados, el partido requería pausa. Las faltas ya se habían ataviado las botas y las espinilleras y saltaron al césped dispuestas a brillar.
Inmovilismo
La penúltima posición no hacía justicia al juego que desplegaba el Cádiz. En una segunda mitad seca y dispersa de ideas, las únicas ocasiones se produjeron en los dominios de Soria. De no ser por Maksimovic y por el guardameta azulón, Rubén Sobrino habría abandonado el Coliseum con un doblete bajo el brazo. De no ser por el cancerbero, Lucas Pérez podría, incluso, haber firmado un hat-trick. No obstante, esto no ocurrió. Por quinta jornada consecutiva, la marea azul conseguía aguar las aproximaciones rivales y quedarse con un punto que permite al Getafe mantenerse en mitad de la tabla. Y de no ser porque Ünal perdonó hasta dos veces en el tiempo añadido, se habrían quedado los tres puntos en la Comunidad. Los de Sergio González, por otra parte, adelantan momentáneamente al Sevilla, pero siguen metidos en la zona de descenso.