Osasuna hace los deberes ante un Fuentes soñador

Fuentes de Ebro jamás va a olvidar este día. El equipo del pueblo no solo se plantó sobre el mismo césped que todo un primera como Osasuna, sino que miró a los rojillos directamente a los ojos. Los aragoneses aguantaron, resistieron, se mantuvieron firmes durante 45 minutos. Soñaron. El gol de Darko parecía poner fin a la utopía, pero Requeno, el omnipresente Requeno, apagó el despertador y permitió llegar en igualdad de condiciones al descanso. En la segunda mitad, los de Jagoba Arrasate ya no perdonaron. Osasuna pasa de ronda de manera clara y conviencente, pero el Fuentes ha caído con todos los honores del mundo.

Sufrir por un sueño

«¡A sufrir, a sufrir!», bramaba Iván Ballestero. No era un grito de desespero, sino un deseo amatorio. El CD Fuentes al completo se había plantado al lado de Borja León para pasar los primeros 40 minutos del partido. No querían abandonar a su guardameta. No conseguían salir de su área, los despejes eran cortos, sin rumbo; Osasuna tocaba y tocaba. ¿Y qué? El marcador seguía reflejando el 0-0 inicial. Aragón entera estaba orgullosa de sus chicos.

Fuentes de Ebro al completo se citó esta tarde en el Estadio Nuevo San Miguel para vivir, todos juntos, un mismo sueño. Ni siquiera las nubes podían encubrir la luz que emanaban de los ojos de los presentes soñadores. El mismísimo Ayuntamiento se vio obligado a una invertir casi 100.000 euros para condicionar el terreno de juego, aumentar el aforo de las gradas e instalar focos acordes para la retransmisión televisiva. Pero todo eso daba igual. «Es una vez en la vida, un día histórico, y hay que hacer un esfuerzo», aseguró el concejal de Deportes, José María Gimeno.

Nadie podía quitarle la sonrisa del rostro a Jesús Rubio cuando saltó al césped. Aplaudía al unísono, fundiéndose con la afición. Un Osasusuna que está acechando puestos europeos visitaba la pequeña localidad aragonesa para enfrentarse al local equipo, que milita en Regional Preferente, la sexta categoría del balompié español. Fútbol modesto, de barro, del que tanto gusta. Y con césped sintético, por lo que Jagoba Arrasate ya programó los entrenos previos en los campos artificales de Tajonar. Los navarros fueron recibidos con todos los honores. Nadie en Fuentes de Ebro iba a olvidar este día.

Requeno I 

Reconoció Sergio Molinero en el Heraldo de Aragón que no estaba nervioso. «La presión no la tenemos nosotros«, matizaba. Y era así. El CD Fuentes estaba viviendo un sueño con los ojos abiertos. No tardó Osasuna en acechar los tres palos. Budimir, Roberto Torres y Rubén Peña mareaban la octavilla aragonesa —solo Requeno y Boudaoud se quedaban en campo rival— como si jugaran con un cachorro. Escondían la pelota, se sacaban un truco de la chistera. Pero allí estaba Borja León. Instintos felinos, zarpazos desgarradores. Una y otra vez se sacó de encima el peligro rojillo. Más de diez veces probaron fortuna los visitantes navarros, mas la diosa no estaba por la labor.

No fue hasta el minuto 41 que Darko Brasanac consiguió batir al cancerbero tras un centro lateral de Peña. El sueño del Fuentes parecía empezar a desvanecerse. Ya lo había advertido su técnico: tenían un 2% de probabilidades de pasar. No obstante, en la otr mitad del campo aguardaba un Álvaro Requeno que no estaba pasando desapercibido.

Los locales corrían, corrían y corrían; en ataque y en defensa, movidos por la adrenalina del momento. Pero siempre destacaba un mismo un hombre, una garrapata que no dejaba tranquilos a los invitados. Requeno molestaba constantemente a Herrando, con su marcaje y con sus galopes sin levantar cabeza. «Déjame tranquilo de una vez, pesado», debió pensar el canterano. Dicho y hecho. Minutos habían pasado del tanto de Darko cuando Borja detuvo un cabezazo de Roberto Torres. Sacó en largo sin pensárselo y el cuero, tras sobrevolar Fuentes de Ebro, aterrizó en las botas de Requeno. Desafió a Herrando, recortó ante él y lo dejó en el suelo. Juan Pérez estaba vendido y nada pudo hacer para evitar el tanto del empate. Antes del pitido inicial del colegiado, La Mano de Dios de Rodrigo complació los oídos aragoneses. El Nuevo San Miguel tenía en el dorsal su ’17’ su particular Pelusa.

Fin del juego

El sol comenzó a hacerse un hueco entre las nubes llegadas las 5 de la tarde. El sueño había llegado a su final. Nacho Vidal, con una volea tras pase de Roberto Torres, y Kike García por partida doble, incluido un golazo cruzado sin mirar a portería, despertaron el Fuentes del mundo onírico. Se había acabado el juego. No obstante, tras esos primeros 45 minutos, ya no se sentía el dolor. Ese 2% había dado vida a la localidad al completo. «Todos los años le toca a alguien la lotería, ojalá hoy sea a nosotros», declaró antes de la contienda Ballestero. Y claramente les tocó.