El bronce es para Croacia
Los croatas se van de Catar con la cabeza bien alta después de derrotar a Marruecos en un partido muy entretenido
Croacia y Marruecos llegaban al duelo por el tercer puesto después de sucumbir respectivamente ante Francia y Argentina y con el objectivo de escribir el nombre de su país en los libros de historia de los mundiales. Ambas selecciones procedientes del grupo F habían trazado un recorrido estelar. Los de Zlatko Dalic se habían quedado tan solo a un partido de repetir la hazaña del Mundial de Rusia, mientras que los marroquíes, mediante un juego rocoso pero a la vez eléctrico, habían demostrado ser un equipo capaz de codearse con los más grandes.
Para conseguir la medalla de bronce, Regragui preparó un once inicial menos defensivo que el que vimos frente a Francia, recurriendo a un 4-3-3 con la destacada ausencia de Ounahi. Los croatas se disponían también con un once bastante más ofensivo, con un 3-5-2 sobre el papel para así dejar los carriles libres para ser explotados por Perisic y Orsic y con la presencia de dos arietes en punta de lanza como Kramaric y Petkovic.
Más de uno podría esperar un partido cerrado y tosco, apelando al carácter defensivo de ambos equipos, pero el duelo de la final de consolación no defraudó para nada. Croacia fue la primera en golpear gracias a la pizarra de Dalic. En un tiro libre alejado, Majer sirvió una pelota alta para un Perisic que se había aislado de las marcas y que la cedió de cabeza al punto de penal, donde esperaba Josko Gvardiol para culminar con un cabezazo ajustado.
Los croatas parecían haber hecho lo más difícil al desarbolar la telaraña defensiva de Regragui, pero su satisfacción fue más que efímera. Dos minutos después, en el 9, y en una jugada muy parecida a la del gol anterior, Marruecos puso las tablas en Al-Rayyan. En su intento de despejar el lanzamiento lejano de falta, Lovro Majer peinó el esférico y el cuero cayó en manos del central africano Dari, que solo tuvo que poner la cabeza para batir a Livakovic.
Era tan solo el minuto 10 y el partido volvía a comenzar pero con un 1-1 en el marcador. El duelo se fue abriendo poco a poco. Los primeros en el buscar de nuevo el gol fueron los europeos con llegadas más o menos constantes sobre la portería de Yassine Bounou pero sin llegar a batir el meta del Sevilla. Sin embargo, Marruecos quería también decir la suya. Un par de ocasiones de Youseff En-Nesyri bastaron para sobresaltar el pulso de millones de croatas.
Pero nuevamente fue Croacia la que consiguió deshacer el empate. Mislav Orsic recibió un pase de Livaja en la frontal del área y acomodó perfectamente el cuerpo para conectar un gran disparo con efecto que supuso el 2-1. A Bounou le faltó una talla de más de guantes para despejar el balón, y es que rozó el cuero pero no lo suficiente como para echarlo fuera de sus dominios. Así pues, el conjunto de Zlatko Dalic se marchaba con ventaja a la caseta y con la seguridad de estar cuajando un gran partido.
El entramado defensivo de Marruecos parecía no ser el mismo; la no presencia de Roman Saiss y de Aguerd estaban comportando una dilución de la solidez en el entramado de Regragui.
En la segunda mitad, el partido se atravesó a causa de las numerosas lesiones y interrupciones. Marruecos tuvo que lamentar las bajas de los centrales Dari y El Yamiq, que dieron entrada a Benoun y a Amallah, mientras que los croatas también recurrieron a las sustituciones al tener que reemplazar al lesionado Kramaric.
Marruecos sufrió y supo contener las acometidas durante los primeros minutos del segundo tiempo, queriendo y no pudiendo someter a Croacia. Los balcánicos llegaban en jugadas aisladas bastante claras. En una incursión del guardián enmascarado Gvardiol, Croacia reclamó penalti sobre el central del Leipzig pero Al Jassim y el VAR lo desestimaron.
Como era de esperar, en los últimos 10 minutos de partido, el campo se inclinó hacia la meta de Livakovic. En un asedio constante, los africanos buscaron a la desesperada el gol que les abriera paso a la prórroga y lo estuvieron a punto de encontrar en el último minuto del tiempo añadido en un remate de cabeza de En-Nesyri que se marchó pocos centímetros por encima del travesaño. En esta ocasión, la épica no estuvo de su lado, así que Croacia puso la guinda a su gran mundial recibiendo la medalla de bronce.