“El deporte tiene el poder de transformar el mundo. Tiene el poder de inspirar, de unir a la gente como pocas otras cosas”
– Nelson Mandela
Introducción: Una nueva esperanza
Patrice Motsepe, presidente de la ‘CAF’ (la Confederación Africana de Fútbol), conjuntamente con Gianni Infantino (presidente de la ‘FIFA’), presentó el 10 de agosto de 2022 el proyecto que llevaba años esperando: una nueva Superliga de fútbol africana.
En la 44º Asamblea General Ordinaria de la Confederación Africana y aprovechando el 80 aniversario del TP Mazembe, ambos presidentes lideraron una rueda de prensa en Tanzania para anunciar un nuevo proyecto revolucionario. El presidente sudafricano lo presentó como “uno de los avances más importantes de la historia del fútbol africano” y recibió el cálido apoyo de los comisarios, enviados desde las otras entidades de la ‘CAF’ para presenciar el anuncio.
En este artículo, comentaré qué incluye exactamente la utopía de Patrice Motsepe, en qué afecta el proyecto al fútbol africano y qué intereses ocultos puede haber detrás. Sin duda, el ‘continente olvidado’, como algunos lo llaman, puede ser el escenario perfecto para presenciar dos cosas: una revolución futbolística u otra sospechosa inversión de la ‘FIFA’.
Primera parte: La evolución del futbol africano
El futbol en el continente ha tardado años en estar en la mira de un público tan exigente como son los fans del balompié. Sus competiciones nunca han estado dentro de ese ‘pseudo-ranking’ al que llamamos “las cinco grandes ligas”, ni siquiera entre las diez más cotizadas del mundo (según un ránking de ‘FA’). Pero sin duda, podríamos concluir que esto forma parte de nuestra visión occidental de este deporte, pues los equipos africanos tienen mucho que decir.
Casos como el de Mohamed Salah, criado en el Al-Mokawloon egipcio, o el de Sadio Mané, iniciado en el ASA Génération Foot senegalés, son solo algunos resultados de una innumerable lista de jugadores formados y forjados en los más humildes campos de tierra y academias de África. Y aun así, parece que seguimos renegando del potencial que sus ligas locales arrojan.
Competiciones como la Champions League Africana, las ligas regionales o la Copa de Naciones cada vez atraen más atención, y todo gracias al gran nivel que ofrecen sus equipos. Y así lo predijo Samuel Eto’o, exfutbolista y actual presidente de la Federación Camerunesa de Futbol, advirtiendo del potencial de su continente en el pasado mundial e indicando que “algún día ganarían uno”.
La Selección Marroquí de Walid Regragui fue un claro ejemplo de ello. Se consolidó como el gran ‘underdog’ de la competición, ganándose el corazón de todos los espectadores y, por fin, acercando posturas entre el juego africano y el europeo.
Sin embargo, a pesar de desprender su “magia” en forma de futbolistas, África siempre ha tenido diferentes problemas evolutivos que no la han dejado crecer ni competir con las ligas de occidente, ni siquiera con las ligas del continente americano. No se trata de un problema de talento, simplemente, los factores socioculturales, económicos y políticos, además de los geográficos, han irrumpido siempre con demasiada fuerza.
Es por eso que la ‘FIFA’, conjuntamente con la ayuda local de la ‘CAF’, ha decidido intervenir en la progresión del humilde futbol africano para llevarlo a un nivel mucho más alto.
Las entidades hace décadas que claman al cielo reformas económicas, estructurales y deportivas, pues así como los futbolistas son criados y formados en el barro, con un simple contrato llegado desde Europa (o cualquier otra parte del mundo) se ven incitados a emigrar y a abandonar las canchas regionales.
En conclusión, su futbol (en el ámbito mediático y económico) no evoluciona, y se mantiene con la pasión de unos pocos aficionados locales que deciden observar a su equipo, antes que al FC Barcelona o al Manchester United. Pero la cuestión es: ¿realmente hay un interés desde occidente para que esto suceda?.
Segunda parte: Patrice Motsepe
Como todo gran torneo en desarrollo, la ‘Superliga Africana’ se ha mantenido en construcción durante muchos años en la cabeza de su ejecutor. Cociéndose a fuego lento y esperando la oportunidad para emerger de la nada y, sin embargo, “romper con todo”.
El presidente de la ‘CAF’, Patrice Motsepe, es un característico personaje, muy admirado y odiado en África a partes iguales. Su fortuna, proveniente de las minas de oro sudafricanas, de sus empresas y sus inversiones (‘African Rainbow Minerals’ o ‘Sanlam’, entre ellas), han sido cuestionadas por sus métodos salariales y sus operaciones encubiertas. Pero según Forbes, le han posicionado como el hombre más rico de África (en varias ocasiones) y el 966 en la lista mundial, con un patrimonio de 3.1 billones de dólares estadounidenses.
Aun así, su fortuna no lo es todo. Motsepe, además, ha dejado su huella en el deporte rey. Fue propietario de uno de los equipos históricos del continente y, también, el más cotizado de Sudáfrica: los Mamelodi Sundowns FC.
En 2021, el empresario sudafricano fue elegido presidente de la Confederación Africana de manera polémica, dejando al mando del equipo a su hijo, Thlopie Motsepe, y encabezando una nueva aventura en un terreno pantanoso.
Los otros candidatos lo acusaron de recibir la ayuda de la ‘FIFA’, dirigida por Gianni Infantino, y de iniciar una colaboración (económica y organizativa) que se ha mantenido hasta día de hoy de manera sólida, ”como dos buenos amigos de toda la vida, que se ayudan mutuamente”.
Así pues, podemos definir la figura de Patrice Motsepe como un ícono continental que actualmente tiene la capacidad de decidir el futuro de todo un territorio, además de recibir un gran apoyo desde Europa y de mover masas con su fortuna billonaria.
Ahora bien, queda saber por qué razón rondó sobre su cabeza tanto tiempo una ‘Superliga Africana’ y por qué un organismo como la ‘FIFA’ iba a querer desarrollarla.
Tercera parte: El proyecto
La evolución del futbol africano se ve afectada, por factores externos e internos: Según la situación política de cada país, la situación económica o social, e incluso por su situación geográfica. Es por eso que, sin un orden, las Organizaciones y Federaciones del continente no pueden desarrollarse ni ampliar el gran potencial que ya tienen:
No pueden mantener a los mejores jugadores emergentes de sus canteras, ni renovar sus campos. Ni siquiera ofrecer premios dignos que cubran los gastos de las Federaciones. Un ejemplo es la Champions League Africana (ACL), que ofrece 2.5 millones de dólares al ganador, pero con la desventaja que, a final de temporada, sus ingresos son proporcionalmente negativos debido a los viajes y a los gastos que supone desplazarse por toda África.
Así lo indicó el presidente del Esperance de Tunis, Hamdi Meddeb: “Los viajes llegaban a los 100.000 dólares. Ganamos la Champions League y teníamos que cubrir los bonus del equipo y del cuerpo técnico”.
Con estas problemáticas en mente, Patrice Motsepe comenzó en 2017 a mover hilos en los derechos televisivos para diferentes competiciones del territorio: la nombrada Champions League, la ‘CAF Cup’ (un equivalente a la Europa League de occidente) y, posiblemente, para una próxima competición en vías de desarrollo si él acababa siendo presidente.
El trato, por valor de miles de millones con la empresa francesa ‘Lagardère’, se anuló en 2019, dejando en riesgo a todas las competiciones y el puesto de Motsepe. Pero la ‘FIFA’ decidió echar un gran cable intercontinental para llevar al sudafricano a la gloria y “desarrollar el futbol”.
“El proyecto” se mantuvo en secreto durante dos años hasta su posterior anuncio en agosto de 2022, y su conclusión tuvo lugar durante la Champions League del mismo año.
Pero, aun así, en África ya rondaba el rumor de que algo “inmenso” pasaba en las oficinas del nuevo presidente, Motsepe.
Este llegó con la intención de transmitir una imagen de ‘gamechanger’ para el deporte en el continente. Sus propuestas iniciales dieron resultados y se ganó la confianza de sus aliados en las Federaciones de alrededor del territorio. Aunque en mayo de 2021, la CEO del club SC Simba, Barbara González, dejó escapar a través de Twitter unas inofensivas declaraciones afirmando que, efectivamente, “una Superliga con 20 equipos fijos” estaba en marcha.
La CEO, que posteó la exclusiva mundial con una amistosa foto con Gianni Infantino, desató la locura en África durante unas semanas, aunque sin mucho más revuelo, pues no se sabían más detalles.
Algunas de las dudas que desató la “novedosa” Superliga fueron, ¿qué formato tendría? ¿Quién estaría dentro y por qué? ¿Dónde se daría a cabo?, y lo más importante, ¿quién iba a financiarlo?. Pues este pasado agosto, ciertamente, se despejaron las dudas.
En la Asamblea Ordinaria de la ‘CAF’, la pareja directiva formada por Gianni Infantino y Patrice Motsepe encabezó una exposición extraordinaria de casi tres horas de duración para explicar su nueva proposición y responder las cuestiones de los asistentes. Aunque su explicación no solo no respondió las dudas, sino que generó aún más y dejó la ‘Superliga Africana’ expuesta a la crítica.
Cuarta parte: “Las cosas buenas”
Los dos presidentes pusieron sobre la mesa los argumentos, con la esperanza de que todos los asistentes salieran satisfechos con el nuevo producto de entretenimiento que allí se estaba gestando.
Aunque, a pesar del intento, la justificación fue repetitiva y tendió al populismo para tratar de convencer a unos espectadores incrédulos. Pues, como recordarán, meses antes, Infantino rechazó absolutamente el formato de una ‘Superliga Europea’, encabezada por clubes como el Real Madrid, el FC Barcelona, el Liverpool o el Manchester City.
La ‘FIFA’ tildó la ‘Superliga Europea’ de “imposible” y fuera de los márgenes legales de la corporación, e incluso de las Leyes Europeas. Además, el Tribunal de Justicia Superior Europeo le dio parcialmente la razón en términos legislativos y sentó de un mazazo el proyecto de Florentino Pérez, el presidente del Real Madrid.
Pero, si Infantino decidió no aceptar este formato en Europa, ¿por qué iba a implementarlo en un continente donde él no decide?. Bueno, pues porque ciertamente, sí lo hace.
El proyecto de la ‘Superliga Africana’ iniciará con un presupuesto de 200 millones de euros. En teoría, llegados directamente desde la ‘FIFA’. Este dinero inicial se destinará de maneras diferentes con tal de lograr diversos objetivos, entre ellos “generar cerca de 3 billones de dólares en un ciclo de cinco años”:
a) Invertir en el fútbol femenino y en las canteras, uno de los pilares del proyecto intercontinental. El 25% de los ingresos irá destinado a la profesionalización de estos ámbitos y los equipos que estén dentro de la ‘Superliga Africana’ deberán cumplir con ello (según ‘World Football Index’).
Aun así, todas las Federaciones Nacionales (54 en total) “están de suerte”. Incluso si ninguno de sus equipos las representa en la competición, ingresarán 1 millón de euros para llevar a cabo su desarrollo.
b) La renovación de estadios e instalaciones. Esta parte del proyecto, según aseguraron ambos presidentes, se llevará a cabo con un proceso gradual y una inversión total de 1 billón de dólares. Algo curioso es que las instalaciones deberán ajustarse a las Leyes de la ‘FIFA’ y no de la ‘CAF’.
c) Los premios de la nueva competición serán mucho mayores. En concreto, el campeón se embolsará 11.5 millones de euros, y el subcampeón, 2.42 millones. Si lo comparamos con la anterior nombrada Champions League, parece que los equipos salen “ganando”.
d) ¿Y qué hay de los viajes? Pues parte del presupuesto, concretamente 2.5 millones, irán destinados al transporte que tantos problemas genera alrededor del territorio.
El dinero ingresado por Federaciones y Clubes, además, tratará de ser un impulso a la hora de mirar los salarios y retener a las grandes estrellas nacientes de África, otra de las grandes consecuencias de su estancamiento evolutivo. – “En un traspaso a Europa, el primero se paga en unos 300.000 dólares (de media); El segundo, en unos 2.2 millones. Eso es dinero que no llega a África, porque los jugadores quieren buscar oportunidades en equipos europeos” – añadió Infantino.
e) La Confederación Africana de Futbol, además, ingresará 50 millones más a cuenta de la organización europea. Esto, con tal de mejorar sus servicios y, según Patrice Motsepe, “para traer empleados de talla mundial a sus organizaciones”.
f) El presidente africano también comentó las “ventajas éticas del proyecto” – “Gente de orígenes diferentes, religiones y razas. El fútbol los une en un sentimiento único que busca el éxito en el fútbol e incrementar el interés por el continente de África y su crecimiento”.
Una vez comentadas las ventajas, principalmente económicas, ya podemos encontrar las primeras dudas a cerca de la exposición que Gianni Infantino y Patrice Motsepe realizaron el 10 de agosto, pues el proyecto parece una técnica de desarrollo general del continente africano, y no del inicio de una ‘Superliga’ con todas las letras.
Así pues, vamos a introducirnos en el formato y en las bases (no económicas) de esta ‘Superliga Africana’ que, de momento, no parece habernos convencido.
Quinta parte: La organización y el formato
Si bien es cierto que las ayudas económicas serán bien recibidas por los equipos y las Federaciones, ¿cómo impactarán las normas y el formato de la nueva competición?.
a) Pues bien, inicialmente, la formarán 24 equipos representantes de “todas las regiones africanas”. Las comillas no son casualidad, ya que cada país participante (16 en total), tendrá un número diferente de equipos representativos, hasta un máximo de 3.
Por ejemplo, comparamos el caso de Angola, que tendrá como único representante el ‘Primeiro de Agosto’, con Túnez, que según ‘Goal’, tendrá el máximo de representantes (Un histórico, el ‘Esperánce de Tunis’, el Etoil du Sahel y el ‘Club Africain’).
Aunque, eso sí, la primera edición será disputada por 8 equipos. La seguna, por 16. Y la tercera, por los 24 mencionados.
Esta desigualdad es uno de los muchos factores que ha generado dudas sobre la competición, el resto, podremos ir viéndolos a través de esta ‘Quinta parte’.
b) La competición constará una Fase Eliminatoria clásica: Una Fase de Grupos dividida en 3: Norte de África, África Central y Oeste, África Este y Sur. En total, 8 equipos por zona.
Posteriormente, 16 equipos disputarán Octavos, luego Cuartos, Semifinales y la Gran Final, que estrenará campeón en mayo de 2024.
c) Otra de las controversias fueron las fechas en las que se extenderá la competición: de agosto de 2023 a mayo de 2024. Prácticamente, como la ‘Premier League inglesa’.
El problema con su duración es que, como indicaron diferentes medios, los clubes que la disputen tendrían que afrontar 197 partidos en una temporada regular en caso de disputar la Champions League Africana. Una auténtica pesadilla para los jugadores.
La ‘CAF’ planteó un formato que combinase la Champions, las ligas regulares y la ‘Superliga’, generando una espiral de cansancio, viajes y horarios imposibles de cumplir para todos los participantes.
d) Las polémicas comenzaban a asomar, y el proyecto solo estaba dando sus primeros pasos. Los espectadores se preguntaban si siempre serían los mismos equipos, de la misma manera que lo consideró la ‘Superliga Europea’ de Florentino Pérez.
Y, al menos de momento, la competición se plantea con un sistema de ascensos y descensos que podría introducir más equipos de diferentes partes de África.
Entre todo el contenido explicado durante la Asamblea General, los dos presidentes no dejaron pistas de qué 24 equipos exactamente conformarían la ‘Superliga’. Así pues, para los más curiosos, hasta el momento estos son los candidatos más favorables para disputarla
Mamelodi Sundowns (Sudáfrica), Orlando Pirates (Sudáfrica), Kaizer Chiefs (Sudáfrica), Simba SC (Tanzania), TP Mazepe (Congo), AS Vita Club (Congo), Al Ahly (Egipto), Pyramids (Egipto), SC Zamalek (Egipto), Wydad Casablanca (Marruecos), Raja Casablanca (Marruecos), Espérance Tunis (Túnez), Etoil du Sahel (Túnez), Club Africain (Túnez), JS de Kabylie (Argelia), ES de Sétif (Argelia), Enyimba (Nigeria), USM Alger (Argelia), Al-Hilal (Sudán), Al-Merreikh (Sudán), Horoya AC (Guinea), Primeiro de Agosto (Angola) y el Hearts of Oak (Ghana).
Entre los fans del continente siguen las oleadas de repulsión hacia la elección de ciertos equipos, pues consideran que los requisitos escogidos por la ‘CAF’ y ‘FIFA’ para entrar en la competición no se ciñen a la grandeza histórica de algunos conjuntos que ni siquiera fueron valorados.
Aun así, ninguna de las dos corporaciones ha oficializado qué conjuntos van a disputar los primeros encuentros, a pesar de quedar siete meses para dar inicio a esta ‘Superliga’.
Si bien es cierto que, a inicios de este año, los mandatarios de la ‘CAF’ comenzaron a viajar por África con la intención de cerrar la incorporación de algunos de estos clubes. Prioritáriamente, los históricos y los ganadores recientes de las competicioens del continente.
Sexta parte: “Las cosas malas”
A pesar de las ventajas económicas que el proyecto pueda aportar a África y a sus Federaciones futbolísticas, la nueva ‘Superliga’ ideada por la ‘FIFA’ y ‘CAF’ apenas tardó horas en recibir críticas desde los más apasionados espectadores de las ligas regionales, e incluso desde Europa.
Planteada como un nuevo producto de entretenimiento, la ‘Superliga Africana’ tiene pensado prosperar sin importar las circunstancias y ocultando la hipocresía de Ginni Infantino, que hará dos años atrás, rechazó absolutamente este formato y llamó a la “democratización del futbol” y a conservar el espíritu tradicional del deporte más seguido del mundo.
Sin embargo, el presidente de la ‘FIFA’, también fue el artífice en 2022 de poner patas arriba a todos los ‘fans’, reconociendo que su corporación estaba planeando cambiar el formato y la extensión del Mundial de Futbol. Además de aumentar el número de Selecciones a un total de 48, quiso reducir la espera de cuatro a dos años, haciendo imposible para los jugadores un itinerario tan exhaustivo.
Entonces, ¿por qué traer este formato a África y con estas prisas?. Pues vamos directos al grano y tratemos de explicar qué es exactamente lo que se le ha criticado a las dos entidades y qué intereses ha habido de por medio:
a) La principal crítica desde “las gradas” se enfoca en la falta de representación territorial. Actualmente, tal y como está planteado el formato, 39 países africanos no tendrían representación en esta ‘Superliga’. Desde algunos medios, apuntaron a una cierta “tendencia favoritista” por parte de la ‘CAF’.
Pero a raíz de esto, el hecho de que haya poca participación es minoritario, pues tampoco se sabe quién realmente estará dentro de esta competición. Y esto nos lleva a:
b) La falta de información. Desde que se dio a conocer la inauguración de este gran proyecto de desarrollo futbolístico con una “majestuosa” competición como epicentro de esta, no hemos vuelto a saber absolutamente nada.
Solo tenemos algunos indicios de qué equipos podrían entrar (por importancia histórica y recorrido actual), cómo van a cuadrarse las fechas propuestas o de qué manera va a repartirse “realmente” el presupuesto.
En suma, uno de los detalles más importantes de todo este entramado aún no se ha descubierto: ¿Quién pone “realmente” el dinero?.
Si bien es cierto que la iniciativa es conjunta, entre la ‘FIFA’ y la Confederación Africana; que el dinero está especificado al detalle; y que la competición está anunciada, no sabemos de donde provendrá el dinero.
Aquí es donde la cosa se comienza a torcer (si no lo estaba ya suficiente) aún más. Diferentes medios han apuntado a que Arabia Saudí podría estar detrás de esta ‘Superliga Africana’.
Tal como pasó con el Mundial de Qatar 2022, Gianni Infantino podría tener intereses ocultos y haber negociado con los Saudíes para financiar esta ‘Superliga’.
Pero, ¿con que intereses pagarían algo tan caro los mandatarios saudíes?. Aquí es donde se esconde la clave: El Mundial 2030.
Arabia Saudí, conjuntamente con Grecia y Egipto, propuso en la última reunión definitoria de las Sedes Mundialistas una candidatura conjunta que, por primera vez, se jugaría en 3 continentes a la vez (África, Ásia y Europa). Y ‘FIFA’, concretamente, Gianni Infantino, daría su “voto” para que esto se concediera por encima de candidaturas como la de España-Portugal-Ucrania, por ejemplo.
Así pues, esta es una de las llaves que puede abrir el tesoro de la ‘Superliga’, que a pesar de poder inyectar dinero a raudales, aún arrastrará problemas de organización y críticas mediáticas muy graves:
John Comitits, propietario del club ‘Ciudad del Cabo, indicó que “destruirá el fútbol de clubes”, y Roger Milla, leyenda del fútbol africano, también argumentó que “haría las demás competiciones menos atractivas”.
En definitiva, no hay escapatoria para un proyecto que podría cambiar la historia del futbol africano para siempre (para bien o para mal, aunque ya podemos intuir cómo).
c) La falta de organización es, además, otro grave problema. Si bien se sabe que la competición no opacará ninguna de las ya existentes, ¿cómo soportarán los futbolistas 197 partidos o un número similar en poco más de nueve meses?. Efectivamente, no está planteado.
Tampoco se ha conseguido aclarar si el ganador de la competición disputaría la FIFA World Clubs (el «Mundialito de Clubes»), o si lo seguiría haciendo el ganador de la ‘African Champions League’.
d) Janeth Smith, citaba en su libro “Patrice Motsepe: Apetito de disrupción”, unas palabras del presidente sudafricano: “Hay discusiones muy interesantes con algunas de las compañías televisivas más grandes del mundo”.
Los patrocinios y nuevos anunciantes, tampoco se han pronunciado. Ni siquiera han aparecido, ni hay nada cerrado. Del mismo modo que Motsepe fardaba de tener un trato con ‘Lagarère’ en 2019, ahora hay silencio.
e) La última duda sobre este proyecto recae en una problemática que se ha tratado al inicio: ¿Qué interés tiene la ‘FIFA’ de occidentalizar el futbol africano?
Es correcto que, en el deporte del continente, existen muchos problemas territoriales y económicos que, muchas veces, provocan viajes de varios días de duración, o cosas tan curiosas como los premios al ‘Mejor jugador del partido’ que se dan en ciertas ligas de África.
Un ejemplo fue la surrealista imagen observada esta semana en la Primera División de Zambia, que se hizo viral en pocas horas en las redes. El ‘MVP’ del Power Dynamos, Kennedy Musonda, recibió varios paquetes de huevos de gallina como premio.
Y este es solo uno de los muchos (e increíbles) premios que se ofrecen, y aunque son útiles (literalmente), todo el mundo está de acuerdo con la precariedad de estos.
Sin duda, el formato de la ‘Superliga Africana’, apoyada por Infantino y gestionado por Motsepe va a convertirse en uno de los productos más polémicos incorporados al futbol moderno, no solo al africano.
Su realización es un ejemplo sin precedentes de la intención desde occidente de intentar “mejorar las cosas”, desde un punto de vista egoísta e hipócrita. Obviamente, porque hay intereses de por medio.
Si bien los hechos de Qatar ya fueron un espectáculo dantesco (excepcionando lo deportivo), la ‘Superliga Africana’ puede convertirse en una marea inmensa de lesiones, patrocinios cutres y cansancio para los jugadores locales, que a demás, tendrán que esperar hasta el último momento para saber si entrarán en la competición.
Solace Chukwu, columnista de ‘Goal’ indicó que “hay malentendidos sobre hacia donde se guía el fútbol africano ahora mismo. La Superliga enfrentará los mismos problemas de los fans: Los viajes, la burocracia y la incapacidad de permitírselo.”
Otras declaraciones impactantes, además, provinieron de mandatarios, reporteros e íconos africanos, que se oponen a la idea de esta nueva competición:
Zipho Dlangalala, entrenador y analista, le explicaba a SABC News que “quieren matar al fútbol africano con el dinero. ¿Qué pasa con los otros 40 miembros de la CAF?”, reiterando la posición de África como “nuevo conejillo de indias” de la ‘FIFA’.
La ‘Football Supporters’ Association’s Premier League Network’ indicaba: “Este hecho aumentará la brecha entre los clubes ricos y los pobres, desordenará los calendarios domésticos con la absurda esperanza de ver más partidos sin sentido”
Y tras un Comunicado Oficial de la SAFPU (Unión de Jugadores de Sudafrica) refiriéndose a la competición como “una idea imposible”, Osasu Obayiuwana, reportero de la ‘BBC’ en África, afirmaba de manera contundente que “esta Superliga es una absoluta broma”. “¿Cómo lanzamos una Superliga Africana sin un formato concreto, sin acuerdo con los clubes ni con los anunciantes? ¿Qué está haciendo Patrice Motsepe?”.
Séptima parte: Conclusiones
La explicación es sencilla: No parece haber cabida para esta competición en un territorio como África. Pero los mandatarios (concretamente Gianni Infantino y Patrice Motsepe), lo siguen viendo como una “oportunidad de futuro”.
Quizás, sus políticas de desarrollo, mayoritariamente económicas, son una buena ayuda para las Federaciones, los Clubes y los jugadores, pero la recompensa parece ser una sobrecarga de partidos para tratar de complementar un espectáculo incoherente.
Los intereses que hay de por medio, con Arabia Saudí, al parecer, metida hasta el cuello, solo hacen que desanimar a los espectadores africanos (y del resto del mundo), que tendrán que soportar experimentos sobre sus humildes canchas y su juego puro.
Esto no es un acercamiento, sino un distanciamiento, y los que dirigen desde los despechos tan fácilmente este juego, deberían darse cuenta.
Aunque, ciertamente, esta propuesta ha conseguido impactar en otras partes del mundo. En Asia, la ‘AFC’ (Confederación Asiática de Fútbol) adquirió la idea y el mismo planteamiento.
La Federación llegó a ofrecer 14 millones para el campeón y 2 millones de dólares para el subcampeón. Además de invitar a 24 participantes (de la misma manera que la ‘Superliga Africana), aunque estos llegarían desde Emiratos Árabes, Arabia Saudí, Qatar, Uzbekistán, Japón, Corea del Sur, China y Australia.
La propuesta, al parecer, no se dio.
La ‘MLS’ (Primera división Americana) y la Liga ‘MX’ (Primera división Mexicana) intentaron algo similar, pero tampoco lo consiguieron.
Ahora, solo queda esperar que las entidades (‘CAF’ y ‘FIFA’) dan información útil sobre el futuro de la competición y comprueben si su nuevo formato funciona, o también deshace el proyecto en mil pedazos.
“Como si un niño con un juguete nuevo tuviera que decidir si lo usa, o lo deja apartado.”
Adam Díaz Garriga, “El riesgo de una utopía”.