El Real Madrid saca una victoria cómoda
Los blancos no tuvieron apenas oposición de Panathinaikos Athens, y se llevó la victoria por 83-68 con un gran partido de Guerschon Yabusele.
El Real Madrid se deshizo de Panathinaikos Athens por 83-68 en un partido en el que los griegos no estuvieron, ni mucho menos, a su mejor versión. Gran partido de Guerschon Yabusele, que firmó 16 puntos y siete rebotes.
El paseo militar que se dio el Real Madrid en el WiZink Center vino firmado por un Panathinaikos Athens que no tuvo ni tino ni sazón. Apáticos y muy por debajo del nivel que se exige para competir por la Turkish Airlines EuroLeague, los helenos fueron una sombra que se arrastraba por el parqué, con excepción de un intervalo de buenos minutos al final del tercer cuarto.
El Madrid sacó el rodillo a pasear desde el primer momento. Con un ataque casi inmaculado en el primer cuarto, o bien sumando canastas o faltas de Panathinaikos, mostraban una versión opaca y gris del equipo heleno, con mucho miedo a pisar la pintura de Walter Tavares. Guerschon Yabusele daba un poco de picante a un partido que empezaba siendo apático y ayudaba a poner el 13-2 tras cinco minutos de encuentro.
Este Panathinaikos estaba mostrando una versión muy pobre si se compara con la vivida en años pasado. Sólo decir que su fuente de anotación principal en los primeros diez minutos era el tiro libre… Dzanan Musa recogió el testigo anotador de Yabusele y guio al Real Madrid hasta el 26-14 al final del primer cuarto. Mejoró un poco el equipo griego, sobre todo en defensa en estos últimos momentos, aunque tampoco era muy difícil.
Tenía fácil Panathinaikos mejorar su imagen, en ambos aros. En ataque no tardaron mucho en arreglarlo, dado el talento del plantel de Dejan Radonjic. Pero el Real Madrid era un cohete en ataque, y mostraban las costuras de la defensa helena. A placer los blancos, que encontraban en Petr Cornelie y en Gabriel Deck su nuevo foco anotador. 37-25 a cinco minutos del descanso.
Se esperaba mucho más de este Panathinaikos, viendo sobre todo que cuentan con jugadores de la talla de Dwayne Bacon (totalmente desaparecido) o de Derrick Williams (muy errático). La desconexión llegaba hasta tal punto que, en apenas un minuto, cometieron tres pérdidas tan estúpidas que, coloquialmente, diríamos que la realizan los equipos de benjamín. Muy poco pulso de los griegos a un partido que llegaba al descanso con ventaja blanca en el 48-30.
La defensa de Panathinaikos era un auténtico espejismo. No aguantaban el ritmo del Real Madrid, y eso hacía que la diferencia de +20 estuviese más cerca que del +10, a pesar de los triples encadenados a lo largo del cuarto. El partido, en barrena, con los griegos sin estar y sin ser esperados. 58-39 tras cinco minutos de cuarto.
Algo cambió en Panathinaikos durante un tiempo muerto de Radonjic, pues salió la mejor versión del conjunto heleno en todo el partido. Agresivos en defensa, acertados en el triple y encontrando en Marius Grigonis una fuente bastante potable de anotación. Esto, unido a una defensa mixta, obligaba a Chus Mateo a tener que parar un partido que peligraba al final del tercer cuarto con el 68-57.
Se tenía que testear que la resurrección del Panathinaikos no volvía a ser un espejismo, y, por ende, que el Real Madrid estaba capacitado para aguantar los empujones de los griegos. Y vaya si lo estaban, pues la renta no bajó, en ningún momento, de los diez puntos. Pagaba así el equipo de Dejan Radonjic sus pecados en la primera mitad.
Con el 74-59 a cinco minutos del final se daba por finalizado, prácticamente, el partido. El Real Madrid conseguía controlar y jugar con el marcador en los últimos compases, y se permitió Chus Mateo el poder rotar y darle minutos a Eli Ndiaye. El único pero al que se dirigían todas las miradas eran a Rudy Fernández, el cual se retiraba con molestias musculares. La victoria, no obstante, sellada y firmada de blanco, en el 83-68.