El factor Christian Rivera
La ausencia de Christian Rivera por su lesión ha sido un hándicap elevado para el técnico canario y la implantación de su modelo de juego. Con su regreso crece la posibilidad de deshacer la zaga de tres centrales
Antes de desarrollar este artículo, quiero manifestar que yo sigo teniendo plena y total confianza en Miguel Ángel Ramírez. Tras poco más de un mes al frente del equipo y cinco partidos ligueros con un pobre bagaje de 5 puntos sumados y unas sensaciones, en tónicas generales, nada buenas, puedo comprender la sensación de miedo que puedan tener algunos aficionados. Es algo lógico viniendo de donde vinimos con la temporada anterior y la deriva en la que terminó. Pero aquellos que desde su llegada han sostenido la defensa de que el técnico canario este lo queda grande, os animo a no perder tiempo leyendo estas líneas. Lo vuestro es seguir alimentando el ego con «yo tenía razón» y éste «no vale».
Personalmente no estoy preocupado ni histérico. Entiendo que la situación es complicada y que estar solo 4 puntos sobre el descenso puede dar vértigo. Pero tampoco somos el único equipo, ni el único histórico, que está pasando grandes problemas. Además quedan 14 jornadas, un mundo y no porque el año pasado no se ganase un partido en los últimos meses la situación va a repetirse. Pero exponer mi optimismo no es el objetivo de este artículo, sino el tratar de explicar por qué un entrenador, actualmente sin equipo. pero con experiencia en LaLiga SmartBank, considera que la vuelta de un jugador como Christian Rivera va a mejorar y mucho además, al actual Real Sporting.
Hasta la fecha, desde su llegada, Miguel Ángel Ramírez solo ha podido contar con Christian Rivera en un partido. Ese fue su primero de liga frente al Zaragoza y la que es su única victoria (sí, condicionada por jugar prácticamente todo el duelo en superioridad numérica). Un partido, también, en el que el técnico jugó con defensa de tres centrales, pero para el que solo pudo disponer de dos sesiones de preparación. Algo que a todas luces hacía absolutamente imposible el poder introducir ya casi ninguna directriz del modelo que se busca implantar con balón.
Eso le hizo priorizar la faceta defensiva sobre cualquier otra. Tanto en ese encuentro como en los siguientes mientras con el paso de los partidos se intentaba hacer lo más difícil, que es atacar bien. Pero los continuos problemas de lesiones; de falta de forma; de eficacia en área rival y también, porque hay que decirlo, de controvertidas decisiones arbitrales, no han ayudado nada. Así, MAR ha ido postergando ese esquema con tres centrales que aporta seguridad defensiva (solo tres goles encajados y todos a balón parado) a costa de ver un equipo muy atropellado y con menos ideas y efectividad en ataque.
Desde aquella primera victoria solo se han sumado dos puntos en cuatro partidos. En esos cuatro encuentros, Christian Rivera ha sido baja por una lesión en la cadera. Frente al Andorra se le pudo forzar, pero dada la propensión del centrocampista a lesionarse, se optó por ser muy conservador y que no participase. De la rueda de prensa posterior al encuentro en Andorra, se extrae que el canario tenía en mente apostar por un equipo con defensa de cuatro y tres jugadores en el centro del campo. Pero el proceso febril de Varane la noche antes, hizo al técnico volver al plan de las anteriores semanas.
Un plan que como se vio en la segunda parte, funcionó mucho mejor frente al cuadro andorrano, que tras tener varias ocasiones en el primer tiempo, en el segundo solo tuvo la del penalti que supuso su victoria. De ahí la importancia en su modelo de juego de un pivote, no solo defensivo, sino que también pueda dar continuidad al juego. Christian Rivera tiene todas las capacidades para, no solo hacerlo, sino ser diferencial en esta categoría en esas funciones. Pero su ausencia y las dudas, lógicas por su nula experiencia, en Varane y Nacho Martín obligó a MAR a buscar otras vías.
Ahora, con el regreso en plenas condiciones del gijonés, que se espera para esta misma semana, es altamente probable que el técnico recupere su idea inicial; más tras la llegada de un José Marsà con hielo en las venas para también dar una salida de balón más limpia desde la defensa. De ahí que no tardará en volver a verse una defensa de cuatro, tres centrocampistas y tres hombres arriba. Algo mucho más coherente para un equipo que busca dominar con balón y que, aunque solo sea por no pisarse posiciones, favorecerá la fluidez en ataque.
- Nota del autor: Por petición expresa suya y a pesar de mis intentos, el entrenador que sostiene estas ideas, prefiere mantenerse en el anonimato.