El Atlético salva los muebles en Montilivi
Los de Simeone sacan tres puntos en un partido poco convincente, pero efectivo en las áreas.
Comenzaba el partido con un Atlético bastante propositivo y con la idea de sacar el balón jugado a raíz de esos tres centrales y el triángulo que formaban Koke, Lemar y Griezmann. La primera media hora algo superflua con pocas ocasiones y con los dos equipos queriendo asumir menos riesgos que el contrario. Pero es cierto que con el paso de los minutos el Atlético se fue abriendo y empezó a tener una salida de balón muy fluida.
Y las ocasiones empezarían a vislumbrarse en el partido: tanto Griezmann como Depay tuvieron sendas ocasiones para adelantar a los de Simeone, pero ambos disparos se marcharon altos.
La segunda parte sería un calco de la primera, pero con un Atlético más pasivo: mucho juego interior, pocas ocasiones, menos llegadas y dos equipos que se notaba que estaban jugando un lunes.
El participativo Griezmann se evaporó, Depay no volvió a ganar un duelo y Carrasco volvió a su dinámica habitual de la temporada, perpetrando una segunda parte tétrica. Los cambios llegaron en ambos bandos pero, más que ayudar a que todo el juego fluyera más rápido, consiguieron todo lo contrario: del minuto 60 en adelante no sucedió nada y parecía que todo iba a quedar en un empate que no servía a ninguno, pero Morata cazó un rechace de un córner botado por Griezmann. Con esta victoria el Atlético aprovechó los pinchazos de sus siete perseguidores y el Girona no consigue salir del oasis en el que se encuentra.
Lo próximo del Atlético es el Valencia en casa y para los de Míchel es visitar el duro barrio de Vallecas.