Corría mayo de 2022 cuando la directiva encabezada por Domingo Catoira vio en Diego Martínez la figura perfecta para dirigir el nuevo proyecto del Espanyol. El ex entrenador del Granda cogía los mandos de un barco que surcaba apaciblemente por las aguas de la Liga tras la era Vicente Moreno, con la condición de ir recibiendo refuerzos durante el verano.
Las semanas se consumían con fichajes que ofrecían muchas dudas. El comienzo de la Liga acechaba y el club había incorporado algunos futbolistas de alto calibre como los de Joselu o Braithwaite pero seguía sin tapar las lagunas que tenía en el centro de la defensa. Víctima de falsas promesas, el vigués se vio al frente de un grupo descompensado y que sobretodo carecía de fondo de armario. Con relaciones técnico-directiva enquistadas, el proyecto de Diego Martínez zarpaba.
Difícil travesía con final esperado
El trayecto del Espanyol hacia el descenso ha sido largo y agónico. Salvo contados arrebatos de coraje en San Mamés y en el Wanda, los periquitos se han resignado a vivir de la pillería de Joselu y Braithwaite durante la primera vuelta. Demasiado osado pedir más a una plantilla que se quedaba corta en muchas posiciones. Parecía que los astros se hubieran conjurado para maldecir todo aquel que se enfundara los guantes para defender el arco perico. Lecomte, Álvaro Fernández y Joan García, presos de los nervios, ninguno fue capaz de combatir el maligno.
El Mundial de Catar supuso un punto inflexión positivo des de donde el equipo creció y consiguió encadenar varios partidos sin perder. Por otro lado, el mercado invernal hizo patente que el proyecto tenía la base oxidada. Los buenos refuerzos actuaron eficazmente como puntos de sutura para contener hemorragias, pero nunca fueron capaces de enderezar el rumbo de un barco que ya venía tocado desde verano.
En las últimas semanas, el proyecto se ha hecho insostenible por todos lados. Ajetreado trabajo en las oficinas pericas para revertir la situación. El primero en saltar por la borda fue el mismo Catoira, para después arrojar al mar a Diego Martínez, a petición casi unánime de la parroquia blanquiazul.
Luis García, populismo e ilusión
A falta de 11 jornadas y con el agua al cuello, se ha optado por el cese de Diego Martínez a favor de la incorporación de Luis García, todo un emblema del club blanquiazul. Son muchos los que han tachado la directiva de populista, al entender que un entrenador todavía en formación no podía asumir semejante cargo, aunque la mayoría de pericos han dedicido subirse a su barco.
La puesta en marcha del nuevo técnico tuvo lugar el pasado sábado ante el Athletic de Ernesto Valverde. El graderío de Cornellà lucía un ambiente propio de los grandes días, en una entrada que rozaba los 25.000 espectadores. Lo que se presentaba como un día idóneo para la conciliación grada-equipo acabó siendo otra prueba más de la inoperancia del proyecto perico. Primero Iñaki cogiendo la espalda de Óscar Gil y después su hermano con un disparo colocado, echaban por tierra el plan. A falta de diez minutos para el final, muchos aficionados se levantaban de sus asientos para abandonar el campo tras una nueva decepción, esta de mayor envergadura.
30 puntos, 10 finales
Cinco derrotas consecutivas y a dos puntos de la salvación, con 30 puntos por disputarse y muchos equipos metidos en el pozo. Muy difícil lo que se le presenta al Espanyol si no es capaz de cambiar la dinámica. Prueba de fuego este sábado en el Villamarín, para después recibir el Cádiz en casa en lo que se antoja un partido clave donde el Espanyol decidirá si creer o desistir.
Tiempos difíciles para defender el escudo perico, pero quienes lo hagan se darán cuenta de lo bonito que es ser del Espanyol.