El Madrid tira de solvencia y mete al Cádiz en un problema

Aunque no para todos de la misma manera, La Liga Santander continúa su curso. Y es que esta temporada se ha dado una situación poco habitual, ya que a falta de casi diez jornadas, el Real Madrid ya renunció hace varias jornadas a la posibilidad de repetir el título obtenido la pasada campaña, debido a la gran distancia que le separan del Barça, que ya apura las jornadas para proclamarse matemáticamente como campeón.

Sin embargo, en el lado opuesto de la tabla, el descenso está que arde un año más. Son varios los equipos que se acumulan en la zona baja de la clasificación en apenas una distancia de cinco puntos, siendo el Cádiz uno de los que se juega la vida, en una jornada espacialmente importante para los gaditanos, debido a la victoria de algunos de sus rivales directos.

Y en una situación como esa, enfrentarse a un equipo como el Real Madrid nunca es una buena noticia, debido a la habitual solvencia que caracteriza al equipo blanco. Sin embargo, la situación en la que el Cádiz recibía al conjunto blanco esta jornada, era aparentemente idónea: los blancos se presentaban en el Estadio Nuevo Mirandilla con pocos habituales en el once, debido a ser una jornada intermedia entre la ida y la vuelta de los cuartos de final de la Champions League.

Dominio y ocasiones sin premio para el Madrid

Y los primeros compases del partido, arrancaron según el guion previsto: con un Madrid dominante, que dominaba la pelota, y un Cádiz que esperaba la oportunidad de poder hacer daño a los de Carletto al contragolpe. Un guion que correspondía al estatus de los futbolistas que había sobre el césped, y no a lo que cada uno se jugaba con los tres puntos que estaban en disputa. Y es que el conjunto blanco, más allá de dominar el esférico, aplicó una gran intensidad en la presión que no dejaba a los gaditanos sacar la pelota jugada.

La posesión blanca, además, conforme avanzaban los minutos iba avanzando metros, y la presencia del esférico en la zona de tres cuartos era cada vez mayor. Poco a poco, los de Sergio González trataban de quitar el dominio al Madrid y dormir el partido con posesiones largas. Y así fue, y como el fútbol es impredecible, la primera clara del partido se la apuntaron los locales. Tras una velocísima transición ofensiva, el cuero llegó al Pacha Espino en el costado izquierdo, que con un potente derechazo la mandó al poste de la portería defendida por Thibaut Courtois.

Poco iba a tardar el Real Madrid en avisar de que no había venido a la costa de visita. Y es que tras un centro lateral, ni Karim Benzema llegó a rematar ni Fali llegó a despejar de forma eficiente. Y el esférico suelto le cayó en la zurda a un Marco Asensio en estado de gracia que, sin embargo, y a pesar de realizar un sutil golpeo, se encontró con una gran intervención de David Gil.

Mismos protagonistas en la siguiente jugada, Karim y Marco. El francés y el mallorquín realizaron una preciosa doble pared en la corona del área, que dejó al actual Balón de Oro totalmente solo frente al guardameta gaditano, pero no acertó a rematar de lleno en el esférico. Una jugada en la que el cuerpo técnico del conjunto blanco pidió airadamente un penalti sobre el francés. Sin embargo, ni Gil Manzano ni el VAR consideraron suficiente el contacto como para señalar pena máxima.

Tras el susto del Pacha Espino, el Madrid había vuelto a retomar el control total de lo que sucedía sobre el verde, y los acercamientos sobre el área local eran constantes. Un asedio que parecía indicar que el primer tanto blanco podría ser inminente. Sin embargo, avanzaban los minutos y el claro dominio blanco no tardaba de convertirse en el primer tanto de la noche. Y no era, ni mucho menos, porque no lo intentase.

Agarró Rodrygo la pelota recién pasada la línea de la medular y arrancó una diagonal hacia dentro con un eslalon con el que se plantó en el pico del área. Acertó a filtrar un balón para un Dani Ceballos, que acertó a golpear el esférico con muy poca potencia. Sin embargo, David Gil tampoco acertó a agarrar el esférico, que cayó en los pies de Benzema. El francés, nuevamente al borde del área pequeña, lanzó el cuero al travesaño, con un balón que a punto estuvo de sobrepasar la línea de gol.

La jugada parecía haber destapado el tarro de las esencias de Rodrygo. Y es que no tardó en volver a agarrar la pelota en la zona de tres cuartos, y esta vez tiró de una lujosa bicicleta para deshacerse de Parra y plantarse solo frente a un David Gil que, ante el engaño del brasileño de colocarla al palo corto, logró una fantástica intervención con los pies. Inmediatamente después, y en un córner, Dani Ceballos acertó a conectar una tremenda volea, que nuevamente se encontró con otra parada milagrosa del meta gaditano, hasta el momento el mejor de los suyos. Y con ello, se llegó al fin de los primeros 45 minutos con el mismo resultado con el que se empezó el encuentro.

La efectividad blanca, protagonista en la segunda mitad

La segunda mitad, sin embargo, comenzó con un ritmo mucho mas pausado que la primera, con los de Carlo Ancelotti, teniendo igualmente el control del balón, pero optando por la parsimonia en lugar del ritmo acelerado de la primera. Sin embargo, un espléndido envío en largo de Militao logró dejar a Rodrygo solo frente al área cadista. Sin embargo, en esta ocasión, el brasileño volvió a toparse con un viejo conocido: David Gil realizó nuevamente una gran intervención.

Estaba siendo el brasileño el más activo del partido, y la siguiente jugada de peligro volvió a llevar su nombre. Tras una gran jugada coral de los blancos, Marco Asensio desbordó a dos rivales, y puso un balón perpendicular dentro del área para un Fede Valverde, que dejó totalmente solo a Rodrygo frente a la meta cadista. Sin embargo, la presión de Jorge Meré fue suficiente para que el brasileño, que parecía negado de cara a puerta, no lograse desequilibrar la balanza.

El partido, y más concretamente el Real Madrid, habían cogido velocidad de crucero. Y la presión de Asensio en un balón aparentemente sin peligro sobre Fali, fue suficiente para forzar el córner sobre los blancos. El central se dirigió a protestar al linier, y en ese despiste, Asensio aprovechó para sacar rápidamente, encontrando a un Fede Valverde en el primer palo, cuyo remate pasó rozando el poste de la meta local.

El asedio de los blancos sobre la meta de David Gil era nuevamente una realidad, aunque a los de Carletto les faltaba resolución de cara a portería. Ante la desesperación de Sergio González, el control del Madrid era total. Y no tardó Karim Benzema en acariciar nuevamente el gol, con un zurdazo seco desde el perfil izquierdo que se estrelló, una vez más, en el poste de David Gil.

Movió el banquillo Sergio González con el objetivo de dar sangre fresca. Sin embargo, el remedio pareció ser peor que la enfermedad. Justo cuando Álex Fernández acababa de ingresar al encuentro, encontrándose una vez más con su hermano, Nacho Fernández encontró lo que no había logrado ninguno de sus compañeros. El esférico cayó llovido sobre la frontal del área, y el alcalaíno acertó a colocar un potente derechazo ante el que esta vez no pudo hacer nada David Gil, rompiendo de una vez por todas el empate.

Un gol que, después de más de una hora en la que el conjunto blanco no logró ver puerta, abrió de una vez por todas la caja de pandora. Y es que con la lata ya abierta, el Madrid logró encontrar a un Cádiz defensivamente desarmado tras un saque de puerta de Courtois. Tchouaméni encontró en corto a un Fede Valverde que no encontró oposición para avanzar metros. Una vez plantado en la frontal, El Halcón encontró en el perfil derecho a Marco Asensio que, siguiendo de dulce, superó nuevamente con un zurdazo a David Gil.

Con el partido aparentemente resuelto, el Cádiz buscaba a la desesperada el gol que le diese una oportunidad para, al menos, rescatar un punto para la causa. No obstante, la pareja formada por Rüdiger y Militao, secundados por un Courtois que no tuvo trabajo en el Nuevo Mirandilla, conformaban un muro infranqueable. Y a pesar de los intentos del conjunto gaditano, los de Ancelotti no sufrían mucho en defensa, y a pesar de que los acercamientos al área local habían reducido su intensidad, seguían siendo muy peligrosos.

Ya en los minutos finales, ambos equipos parecían dar por terminado el encuentro, en un partido que el conjunto blanco dominó de cabo a rabo, pero en el cual le costó encontrar el gol. Sin embargo, una vez que Nacho logró encontrar puerta, Asensio no tardó en cerrar el partido para un Madrid con la mente puesta en Stamford Bridge, frente a un Cádiz que, sin quererlo, se encuentra metido en un buen lío.