La magia de Camavinga ilumina la fiesta de Asensio y del madridismo
El balear marco y asistió, pero la actuación estelar llevaba la firma del francés reconvertido a lateral
El Real Madrid se reencontraba con su feudo tras visitar Londres para certificar, de nuevo con autoría, la clasificación a una final anticipada de la Champions entre los dos mejores equipos del continente. Antes, el Real Madrid debería de emprender una travesía de 4 partidos y toda una final de Copa. El primero de ellos contra un Celta de Vigo en el que el «efecto Carvalhal» se había disipado en las últimas jornadas, dejándoles en la más pura mitad de la tabla: a 10 de Europa y a 9 del descenso.
Es importante entender el contexto para entender los primeros minutos del choque, donde los locales salieron con una mentalidad menos activa de lo habitual, dejando jugar el balón al Celta y sin proponer demasiadas embestidas contra la portería celeste.
Con el paso del minutos, el goteo de llegadas se intensificó por la banda más lógica: la conformada por Camavinga y Vinicius. Esta circunstancia no le impidió a Asensio probar fortuna con sus ya de sobra conocidos golpeos lejanos, pero el Celta en ambas supo manejar cada una de las situaciones para que estas no fueran a más.
Su buen hacer en defensa obligaba a los de Ancelotti a mostrar su mejor versión para sortear sus líneas, y es aquí donde la calidad de Camavinga, lo mucho y bien que mordía Ceballos y el desequilibrio de Vinicius hicieron acto de presencia en el césped del Bernabéu.
La nula presencia ofensiva del Celta convertía el partido en un monólogo blanco, pero no era una situación que les desagradara en absoluto. Con todo, la primera parte parecía abocada a su final cuando en una fulgurante contra los extremos blancos conectaron, y la suma de la velocidad de Vinicius con el disparo de Asensio resultó en el primero del partido en el 42.
La segunda parte se inició con la entrada del argentino Francesc Cervi en sustitución de Solari, previsiblemente buscando encender la pólvora de su delantera. Sin embargo, un cabezazo de Militao a la salida de un córner puso el 2 a 0 que terminó por sedar al Celta.
El Real Madrid estaba desatado y en su cabeza solo estaba el tercer gol. Tras un error de salida de Tchouaméni, Iago Aspas ponía la directa hacia el área de Courtois, algo que Camavinga impidió con un esfuerzo superlativo, haciendo que el Bernabéu tronara con una ovación unánime.
El impulso del respetable casi se transformó en el tercero del encuentro, pero Iván Villar se hizo grande en el cabezazo a bocajarro de Benzema tras otro cuchillo clavado en el costado derecho del Celta. Tan solo faltaba que Courtois se sumara a la fiesta para que al normalidad siguiera en Chamartín y así fue: el belga se volvió a hacer grande bajo palos, esta vez achicando el espacio para después detener el disparo de Aspas.
El 2 a 0 se instauró como el marcador definitivo en el electrónico, y ambos parecieron dar por bueno un marcador que no amenazó con moverse en el último cuarto de hora. Con el reparto de puntos llevado a cabo, el Celta se mantiene con mucho margen respecto al descenso mientras que el Madrid se posiciona a 8 puntos de un milagro que parece imposible hasta para este equipo.