Y por fin se vio el ADN Real Madrid
Los blancos ganan el tercer partido en el Stark Arena con un Walter Tavares descomunal y un decisivo Nigel Williams-Goss por 80-82.
Atrás el lamentable espectáculo visto en el WiZink Center con la trifulca entre jugadores que ha dado la vuelta al mundo, el Stark Arena podía dictar sentencia en la eliminatoria. Pero un titánico Walter Tavares y un decisivo Nigel Williams-Goss, sumado a los recursos defensivos de Chus Mateo con la defensa de espacios 2-3 y la polivalencia de Mario Hezonja, iban a darle la victoria a los blancos para forzar el cuarto partido.
Infierno total, en la grada y en el parqué. Un 9-0 de salida en apenas dos minutos dejaba claro que el Partizán Mozzart bet Belgrade quería la Final Four por la vía rápida. El Real Madrid se había quedado en la capital de España. Los primeros puntos blancos no llegaron hasta después de dos minutos y medio. Cómo sería el asunto que Chus Mateo sacó a pista una defensa de espacios 2-3, como buscando ese espíritu de hace dos temporadas ante Anadolu Efes Istanbul. Eso aguantó el marcador hasta el 15-11 tras cinco minutos.
Pero otro visto y no visto y Partizán volvió a coger diez de renta. Le salía todo a los jugadores de Zeljko Obradovic. Si no era Slugamic, era Zach LeDay, y si no, el 41. Acoso y derribo de los locales ante un impotente Madrid. El 32-19 con el que acabaron los primeros diez minutos casi parecían pocos.
Conseguía el Real Madrid encontrar clarividencia en ataque con un gran Sergio Rodríguez encontrando a Walter Tavares. El problema era defensivo, y muy grave. Pero la garra y el carácter de Rudy Fernández daba alas a los blancos dejando el marcador en el 41-31, frenando con mejores defensas a los desbocados jugadores del Partizán.
Poquito a poquito, el Real Madrid iba apareciendo en partido. Tavares se hizo enorme en los dos aros y, sumando a esa zona, la distancia se reducía. EL pick&roll con el pívot caboverdiano destrozaba la defensa serbia. Y así demostró el Partizán que el gen ganador viene escrito y no se compra, y en eso los blancos sí que son los reyes de Europa. 48-45 al descanso.
La remontada ya estaba en el Stark Arena. El partido, cerrado, igual que la pintura para buscar reducir la ventaja física que tenía Walter Tavares. Pero quien apareció fue Nigel Williams-Goss con puntos muy importantes para confirmar que los blancos se iban a poner por delante en el 53-54 tras cinco minutos de juego.
Había desconectado Partizán. Y es que la mejor versión del Real Madrid en la eliminatoria se había manifestado en el match ball. La aparición de Walter Tavares, los puntos de Dzanan Musa y la defensa y trabajo en aro defensivo de Mario Hezonja desmontaban el plan de Obradovic. La última batalla llegaba al Stark Arena con el 63-66.
Un thriller se avecinaba. Partizán no se dejaba ir, y el Real Madrid ponía todo lo que tenía en el asador, y tampoco conseguía desenmarañar la rocosa defensa de los serbios. El partido se ajustó a una guerra de guerrillas en la que cada ataque era una batalla que bien valía por una guerra. Y los protagonistas querían aparecer con la sociedad Sergio Rodríguez y Walter Tavares, Dante Exum… A cinco minutos del final, 72-72.
Cara o cruz. Final Four o cuarto partido. Y las alternancias en el marcador iban a ser la tendencia. Viendo de lo sucedido en Madrid con la pelea, todos los focos iban a fijarse en lo sucedido tanto con jugadores como con árbitros. La tensión, por ende, crecía. A falta de un minuto, igualdad en el marcador con el 77-77. Williams-Goss quiso decidirlo con un triplazo a falta de 24 segundos, y luego James Nunnally no pudo empatar. Hezonja la cerró en el tiro libre, aunque LeDay le dio emoción con un triple a tabla a falta de tres segundos. Y en un final de partido insólito, con un saque de banda que da en el aro, cuatro posibles faltas no pitadas para ambos equipos y un tiro a la remanguillé, los blancos ponen el 1-2 en la eliminatoria y se prepararán para la batalla del jueves.
