Rubén Sobrino no permite el hundimiento del submarino
El Cádiz ha sacado una victoria con garra y dominio que puede valer una victoria a merced de un Celta de Vigo al que se le acumulan los problemas
Esta tarde vivimos una de esas viejas tardes de fútbol simultáneo, fútbol de antaño en el que todos los equipos juegan al mismo tiempo dando el máximo. Da igual quién juegue, todos los partidos son importantes y a cada rato los jugadores se acercan a preguntar los resultados de los rivales directos. Pero el Cádiz-Celta no era un partido cualquiera, se iba a convertir en una auténtica guerra por la permanencia. Los cadistas, más presionados que los celestes, saben que deben ganar en casa para seguir huyendo el descenso. Pero el Celta de Vigo, aunque esté a dos puntos, se han metido en la boca del lobo en el peor momento, y aun son carne de descenso si no suben rápidamente el ritmo de juego. Ambos equipos saben que solo les vale un resultado: la victoria.
El submarino amarillo tuvo la batuta inicial, pero la primera ocasión llegó de las botas de Carles Pérez. El delantero celeste tuvo la primera en sus botas, que acabó despejadando Conan Ledesma. El Cádiz fue poco a poco ganando protagonismo en el partido. Théo y Jorge Meré fueron los primeros en probar, pero los disparos no veían puerta o eran atrapados por Iván Villar. Pero la revolución del encuentro llegó en el minuto 33. Los cadistas recibieron un penalti, pero a los pocos minutos vieron como el VAR lo anulaba tras la revisión.
Lejos de desanimarse, los locales fueron a por más. A los minutos, llegó el gol del Cádiz que abría el marcador. O eso creían los aficionados amarillos, quienes vieron como se les escapaba otra oportunidad al instante. El tanto había sido marcado en fuera de juego, muy ajustado, pero en fuera de juego. Llegaba el descanso con la desilusión amarilla de haber tenido oportunidades de abrir el marcador. El Celta, de más a menos, se encontraba al rebufo del juego del Cádiz, sin encontrarse cómodo en ningún momento.
En el descanso seguro que más de un jugador quería ver su posición en la tabla momentáneo y el resultado era el siguiente. Al descanso, el Espanyol seguía penúltimo con 36 puntos. El Valladolid se encontraba en descenso con 39 puntos. El Cádiz empataba con 39 puntos, pero por golaverage se salvaba, al igual que el Getafe, con la misma cantidad. El Almería se encontraba en la decimoquinta plaza con 40 puntos. Mientras tanto, el Celta y el Valencia, a una distancia prudencial, suspiraban con 41 puntos.
Pero los 45 minutos siguientes podían cambiar drásticamente la situación, y así fue. El submarino amarillo comenzó la segunda mitad pisando fuerte. Tras los intentos frustrados de la primera mitad, los de Sergio González no tardaron en conseguir la recompensa en la segunda parte. Rubén Sobrino se sacó de la chistera una gran jugada que acabó rematando él mismo. Con entereza, incrustándola hasta el fondo de la portería celtista.
El conjunto vigués tenía ahora una papeleta muy complicada, iba por debajo en el marcador, en casa de un rival directo, con solo 40 puntos, a 1 punto del descenso provisional. La dificultad de la situación pareció espabilar al Celta, que tomó la iniciativa del juego y decidió tomar las riendas de su propio destino.
El conjunto de Carlos Carvalhal emprendió la búsqueda de ocasiones, pero ninguna se fraguó. Primero fue Paciencia de cabeza, que se topó con la mano de Ledesma para evitar el empate. Los celestes seguían manteniendo la posesión en zona de peligro, pero no conseguían alterar a unos locales que casi podían saborear los 3 puntos. Carles Pérez lo volvió a intentar, pero el meta cadista de nuevo atrapó el balón. Ya en el descuento, el Cádiz estuvo muy cerca de poner el 2-0 que habría supuesto el fin del partido al contrataque.
Se acabó el partido, junto al resto de encuentros en la jornada. En las gradas del Nuevo Mirandilla no podían contener la emoción de alejarse de forma tan contundente del descenso. Se jugaban la vida ante un equipo que jugaba con mucha menos presión que ellos, y aun así han salido victoriosos. El Celta de Vigo se enfrenta a la peor papeleta que podía esperar: son el equipo que marca la permanencia, pero el que peores números tiene en estas últimas jornadas. Los celtistas tendrán que tirar de orgullo y casta para sacar algún punto de un campeón de liga como el FC Barcelona, aunque esté con la mente en las vacaciones. Cádiz, Getafe, Valencia, Almería, Celta y Real Valladolid afrontan una última jornada decisiva que marcara su destino a final de temporada. De ellos saldrá un equipo descendido, y ninguno quiere serlo.