Hace ya seis años, el panorama futbolístico europeo quedó maravillado ante la irrupción de un niño francés que hacía temblar a los gigantes del panorama futbolístico. Vistiendo la camiseta del Mónaco, se atrevió a poner en duda el monopolio de títulos del Paris Saint-Germain. En Europa, llevó al conjunto monegasco a todas unas semifinales de Champions League, dejando por el camino al sempiterno favorito Manchester City.
Como todos sabemos, ese niño no era ni más ni menos que Kylian Mbappé. Unas actuaciones que, al final de la misma temporada, le sirvieron para recalar en el conjunto parisino, siendo uno de los traspasos más caros de la historia del fútbol. Todo ello, a pesar de que el propio Kylian nunca ocultó su sueño de jugar en el Real Madrid en algún punto de su carrera.
Unos rumores que, desde entonces al día de hoy, se han repetido verano tras verano. De hecho, ya en 2017, el conjunto blanco, con Zinedine Zidane a la cabeza, pujó fuerte para hacerse con él. Sin embargo, debido a diversos factores, como la feroz competencia de la BBC en Chamartín, o sus raíces parisinas, le llevaron a decantarse por el club de su ciudad natal. Total, no importaba, era muy joven y tarde o temprano terminaría vistiendo la camiseta blanca.
Y si algo ha demostrado el futbolista francés es ser un superdotado en todos los sentidos. Futbolísticamente hablando, se ha convertido en uno de los elegidos a tomar el trono del fútbol mundial durante la próxima década. Sin embargo, a nivel mental, también ha demostrado, especialmente en estos últimos dos años, tener un cociente sumamente alto para lograr sus objetivos.
La eterna promesa que cansa al Real Madrid
Después de varios intentos en vano, todo parecía indicar que 2021 sería el año en el que finalmente Mbappé vestiría de blanco. Con un año restante de contrato, y la directiva parisina siendo consciente de su deseo de recalar en Madrid, una venta anticipada con el objetivo de hacer caja parecía la única opción. El Real Madrid, con Florentino Pérez a la cabeza, puso 200 millones de euros sobre la mesa por un jugador al que cuatro meses después podría firmar gratis. Sin embargo, la directiva parisina, en un acto a la altura de su clase, ni siquiera se dignó a contestar.
Kylian quedó como un rehén en la cárcel de oro, y su sueño parecía quedar aplazado para el año posterior. Durante ese año, las flores entre el futbolista y el conjunto blanco fueron constantes. Con el beneplácito de un Karim Benzema cuya conexión había quedado probada en la Selección Francesa, un Florentino dispuesto a hacer lo que nunca antes había hecho por nadie antes, y un Santiago Bernabéu que le dedicó una afectuosa ovación en el encuentro de Champions League, el francés tenía una alfombra roja para recalar en el Madrid como la joya de la corona del proceso.
Pero algo se torció. De un día para otro, el futbolista dejó de responder a las llamadas de Florentino. Y tras un viaje a Doha, se confirmó la peor de las noticias para el conjunto blanco: Mbappé renovaba con el PSG. Y la planificación del Madrid se iba al traste, mientras que Kylian posaba sonriente en el Parque de los Príncipes mientras su afición cantaba “puta Madrid”.
El sueño se acababa, y Vinicius cogía los galones que parecían destinados al francés. Mucho se teorizó sobre todo tipo de conspiraciones que llevaban al francés a renovar, desde las presiones del presidente de Francia, algo que quedó probado, hasta otras teorías que implicaban de amenazas más serias directamente desde Qatar. Pero al final del día, la única realidad era que, tras coquetear con el Madrid, el francés había logrado firmar el mayor contrato de la historia del fútbol.
Para sorpresa de algunos, pero no tanto de otros, tan solo un año después el nombre de Mbappé vuelve a estar sobre la mesa, igual que todos los veranos anteriores. En esta ocasión, de la mano de una carta fechada a julio de 2022 en la que el francés informó a la entidad parisina de que no renovaría. Y ahora, se ha abierto una nueva guerra civil entre el clan Mbappé y el “Prison Saint-Germain”, como su entorno lo llama, con el Real Madrid de fondo.
Una vez más con sus artimañas de trilero, el francés ha vuelto al foco de la escena, casualidad o no, menos de una semana después de que Erling Haaland haya ganado su primera Champions League. Una guerra fría en la que todo vale, y desde los medios afines al club parisino afirman que el club lo venderá antes de dejarlo ir gratis, mientras que el propio Mbappé afirmó en su cuenta de Twitter que seguiría en París un año más, quedando lejos aquel compromiso de dejar dinero en las arcas del PSG con su salida.
Una partida de ajedrez que ya ha cansado al Real Madrid. Muchos hablan sobre una estrategia para poner la presión al club y hacer ver a la afición parisina que ha sido el propio Al-Khelaïfi a abandonar el club con el Madrid en el horizonte. Un Mbappé cuya palabra perdió el valor el pasado verano, y sobre quien nadie duda que es uno de los mejores futbolistas del planeta, pero cuyos mensajes laberínticos han cansado en la capital.
Es muy probable que termine vistiendo la camiseta blanca este mismo verano, y el club blanco tiene el dinero preparado si surge la oportunidad de incorporar al francés de una vez por todas a sus filas. Pero para ello, por primera vez desde que llegó a la élite, tendrá que dejar a un lado sus artimañas y tretas, para hacer público su deseo de vestir de blanco. Al Madrid no le valen las medias tintas, ni sus mensajes encriptados, ni sus idas y venidas.
Porque sí, Kylian Mbappé es a día de hoy, posiblemente, el futbolista más determinante del planeta. Pero como dijo Don Alfredo Di Stéfano, ningún jugador es tan buena como todos juntos.