El lunes 31 de julio, a las 20.23 horas, todo saltó por los aires. El Real Valladolid lanzaba un comunicado oficial, ¿su contenido?, nadie podía ni imaginárselo. Ronaldo acababa de despedir a Fran Sánchez y a todo su equipo. Sin previo aviso, de manera inesperada y fulminante, desatando el desconcierto. Como ya pasó hace unos meses con Pacheta. Por la mañana entrenas o negocias y por la noche, estás fuera.
Esta decisión llega a diez días del inicio de la Liga, en medio de un mercado de fichajes, varios frentes de negociaciones abiertos y, por su puesto, con una plantilla que ni mucho menos está completa. La pregunta es, ¿en qué momento creen que es una buena idea?
Que Fran Sánchez tuviera que seguir o no en el Real Valladolid es un debate que, por los plazos que se manejan ahora mismo, queda totalmente descartado. Un día después del descenso es cuando estaba abierto y cualquier decisión al respecto hubiera sido respetable, podría gustar más o menos, pero respetable. Pero no, en esa rueda de prensa Ronaldo avaló tanto a Fran Sánchez como a Paulo Pezzolano, colocándoles como las dos piezas sobre las que construir la vuelta a Primera división. Ni dos meses después, y en medio del mercado, que es lo más grave, el primero está despedido y el segundo, no me extrañaría nada que no haya pegado ojo en toda la noche debatiendo que hacer con su carrera y preguntándose donde se ha metido.
Pensemos ahora en los jugadores. Los que estaban negociando por llegar al club, ponte en su piel, ¿vendrías? Mucho amor debes tener por estos colores para hacerlo, algo que, en el fútbol actual, lamentablemente, no sobra. ¿Qué proyecto se te puede ofrecer ahora mismo? Pensemos ahora en los que están. Quien estaba a punto de salir, se ha tirado ya fuera de este caos. El que no tenía pensado salir, raro me parecería si no esta mirando opciones. La duda que queda es con quien negocias. Y si no que se lo digan a los agentes de Fresneda, por ejemplo, esta mañana reunidos con Fran. Horas más tarde se enteran por un comunicado que no lo volverán a hacer. ¿En qué punto queda todo? ¿Que deben hacer ahora? Un absoluto caos.
De nuevo el Real Valladolid a la deriva, ahora más que nunca, y como siempre es la afición quien lo paga. Esa afición que, pese a los dos descensos en tres años, la nula gestión del club a manos de Ronaldo y sus amigos y que cada vez nos sentimos menos representados, habíamos alcanzado la cifra de 18.037 renovaciones, siendo este número un récord de abonados del club en la categoría de plata.
Detrás de este número hay personas. En el momento en el que escribo esto, más de 15 horas después, aún no tenemos una explicación que nos merecemos con todo detalle. Tampoco una marcha por perder el control y que podría comenzar a reconducirlo todo. La última vez que se salió fue para insultar a la afición con eso de los radicales y para mentir, con lo de Fran se demuestra. Estamos en ese punto en el que no vas a creer nada de lo que te digan. Eso es muy peligroso y ya no sabes que es lo mejor, que salgan o que no.
Yo sigo pensando que al menos debería salir alguien, para que no de la sensación que están dando por toda España en estas horas, que en el Real Valladolid no hay nadie al mando. Y si lo hay, demuestra estar completamente perdido con decisiones más propias de un dictador enfurecido. De nuevo, entre que nadie esté al mando y esto último, ya no sabes que es lo mejor.
10 días para que arranque la Liga. Ojalá pasarme de pesimista, pero anoche se prendió la mecha, hoy se va a seguir quemando todo y en estos 10 días va a saltar el club por los aires. Me temo que el Real Valladolid tal y como lo conocemos, esa noche del 31 de julio, firmó su sentencia de muerte. Volantazo suicida que va a desencadenar todo tipo de movimientos. La afición estaremos ahí, pero hasta que no lo suelten las manos irresponsables que lo tienen, poco podremos hacer por este club, solo mostrar nuestra opinión cada vez más alto y claro.
Ojalá esta situación se reconduzca, no se cómo, pero deseo que lo haga. Ahora mismo el escenario a diez días de que arranque la competición es muy peligroso e inestable. Todos tenemos mucho miedo, hay demasiados ejemplos a los que mirar y en los que jamás nos queremos ver. El Real Valladolid no se merece acabar así de mal, por mucho que lo estén destrozando desde dentro y borrándole toda su identidad. Ojalá las próximas lágrimas que lleguen sean de alegría, y lo antes posible, aunque ahora cueste pensarlo, y no sea un lamento aún mayor y más doloroso del que tuvimos que vivir el 4 de junio con un nuevo descenso a Segunda. Ahí nos pusimos en lo peor, pero lo que estaba por llegar no podíamos ni imaginarlo.
Tras todo esto, solo puedo decir una cosa que resuma lo que se me pasa por la cabeza ahora mismo y posiblemente a muchos más aficionados… aguanta, Pucela. Estamos ahí. El Real Valladolid somos nosotros, su afición, y no te vamos a dejar morir. Por lo que representas, lo que has sido y lo que serás. 95 años de historia y un club como este, histórico, el 13º club en la clasificación histórica de Primera no puede acabar así, ahogado por las manos de un gran personaje en la historia del fútbol, eso es innegable y siempre será así, pero que ha demostrado que lo de dirigir este club y respetar a su gente y su historia, no se le de tan bien como destrozar defensas y bailar con el balón dentro del área al ritmo de la samba brasileña.
El día del descenso lo dije, esto se levanta con la gente de la casa. Tanto por la afición, como por los jugadores que sienten de verdad estos colores. Ahora, lo tengo más claro que nunca.
Sonreiremos de nuevo, blanquivioletas. Siempre lo hacemos.
Siempre, Real Valladolid. ¡Aúpa Pucela!