Tras la marcha de Nikola Mirotic del Palau Blaugrana, el Barça ha incoporado a su sustituto en la posición de ala-pívot: Jabari Parker, con prácticamente una década de experiencia en la NBA, es el nuevo refuerzo para el equipo de Roger Grimau, la cuarta incorporación del verano tras Willy Hernangómez, Joel Parra y Darío Brizuela. Su incorporación por una temporada está pendiente de la revisión médica.
El conjunto azulgrana sabía de la necesidad de apuntalar las posiciones interiores, y se lanzó al mercado a por un hombre que aportara buenas condiciones atléticas e inteligencia en la cancha. Parker es este perfil de jugador, pero hay una gran incógnita: las lesiones. Los contratiempos físicos han lastrado la carrera del estadounidense desde su entrada al mundo profesional, por lo que su rendimiento en el Palau Blaugrana dependerá de si está disponible o no para jugar con regularidad.
En caso que se mantenga sano, podemos hablar de Parker como un hombre diferencial en Euroliga, capaz de dominar en ambas pinturas y exhibir su talento en el aro rival.
Cualquier aficionado a la NBA recuerda cómo Jabari Parker entró a la liga. Fue el segundo pick del draft de 2014 por parte de Miluakee Bucks, una franquicia que apostó por él por delante de ‘super talentos’ como los de Joel Embiid, actual MVP, y Aaron Gordon, que acaba de conseguir su primer anillo de campeón con Denver Nuggets. Estaba destinado a la grandeza.
Al alero le bastó una temporada en Duke para asignarse la etiqueta de jugador ‘generacional’, un hombre capaz de dominar jugando por encima del aro y con un techo altísimo dadas sus características en pista. En la media distancia era imparable, y su tiro exterior, pese a una mecánica por pulir, ya apuntaba maneras de cara a la NBA. En su única campaña en los ‘Blue Devils’, Jabari promedió 19.1 puntos y 8.7 rebotes en 35 partidos disputados.
Además, fue galardonado con un puesto en el primer equipo All-American y quedó en segundo puesto en la votación al jugador universitario del año, un trofeo que se acabaría llevando Doug McDermott.
El caso de Parker es una de las grandes incógnitas de la historia de la NBA, un jugador con un potencial abrumador, pero que fue brutalmente castigado por sus lesiones. Su año rookie acabó antes de lo que hubiese querido, y es que una lesión en el ligamento cruzado de su rodilla en el 25o partido lo mandó a la enfermería hasta final de temporada. Era un avance de lo que iba a ser su carrera en la NBA.
Pudo recuperarse y jugar buena parte de segunda temporada, curso en el que jugó 51 partidos y demostró grandes aptitudes desde el ala exterior. Cosechó 20 puntos y 6.2 rebotes ese año, conformando una prometedora pareja con un jovencísimo Giannis Antetokounmpo, seleccionado en el draft de 2015.
Pero cuando todo parecía volver a su cauce, su rodilla le traicionó por segunda vez, y en su tercer año en la liga volvió a romperse los ligamentos. A partir de ahí, su recorrido en la NBA estuvo siempre marcado por las lesiones, convirtiéndose en un ‘trotamundos’ en las ventanas de traspasos. Entre 2018 y 2022 vistió las camisetas de Bulls, Wizards, Hawks, Kings y Celtics, franquicias que hicieron lo imposible para recuperar a un talento atormentado por la salud de sus rodillas.
Ahora, con 28 años, el de Ilinois busca volver a sentirse jugador de baloncesto en el viejo continente, de la mano de uno de los más grandes. El Barça buscará en Parker un hombre capaz de castigar a los rivales cerca del aro, una pintura en la que compartirá espacio con Willy Hernangómez, el otro gran fichaje del cuadro azulgrana.
Será el debut de Jabari fuera de Estados Unidos, y quizás esa sea la clave para recuperar sensaciones y volver a demostrar el gran talento que posee en sus manos. La Euroliga es la segunda mejor competición de baloncesto del mundo y un buen lugar para ‘renacer’ de las cenizas.
@chemilinqui