El Real Madrid baila al son de Bellingham en un debut de ensueño
El conjunto blanco arrolló al Athletic Club, con la lesión de Militao como única nota negativa
Tras más de dos largos meses de espera, La Liga EA Sports volvía de una vez por todas a los estadios de la Primera División Española. Una Liga que estrenaba nombre, pero en la que se veían las caras viejos conocidos. Algo que se ejemplificó a la perfección en uno de los primeros clásicos de la temporada, en el que el Athletic Club recibía en su feudo al Real Madrid, siendo uno de los encuentros más disputados de la historia de la Liga, siendo dos de los tres equipos que se han mantenido siempre en la máxima categoría.
Una primera parte totalmente blanca en San Mamés
Y como suele ser habitual en el Nuevo Estadio San Mamés al recibir al conjunto blanco, el feudo local fue un hervidero desde el minuto 1 del encuentro. Y es que desde que el Real Madrid saltó al terreno de juego, equipados desde los vestuarios con camisetas de ánimo a Thibaut Courtois, el respetable local hizo saber al conjunto blanco que el encuentro no iba a ser, ni mucho menos, un paseo. Hicieron lo propio unos jugadores rojiblancos que salieron desde el primer segundo con el cuchillo entre los dientes.
Sin embargo, y como suele ser habitual en estos primeros encuentros ligueros, el arranque del partido estuvo marcado por más intensidad que acierto, sin que el esférico tuviese un claro dominador a lo largo de los primeros diez minutos de juego. De hecho, el primer acercamiento a puerta del encuentro no sucedió hasta el minuto 13, cuando Fede Valverde avisó con un derechazo desde fuera del área, que se marchó por encima del larguero de la meta defendida por Unai Simón.
Poco a poco, los de Carlo Ancelotti fueron tomando el dominio del esférico, aunque la influencia ofensiva seguía considerablemente lejos del área del Athletic, sin que los cuatro centrocampistas blanco lograsen conectar de forma clara con Vinícius o Rodrygo. Algo que fue posible gracias a la intensa presión impuesta por el conjunto local desde el comienzo del partido.
Y como suele ser habitual en estos partidos en los que los errores son la tónica dominante, fue un error el que desequilibró la balanza. En una internada por banda de Carvajal, la zaga bilbaína parecía tenerlo todo bajo control. Sin embargo, un error de Lekue en la marca, y posteriormente, al intentar evitar un penalti sobre Rodyrgo, permitió al brasileño un golpeo franco que terminó con la pelota en el fondo de las redes defendidas por el meta local, poniendo el 0-1 en el marcador.
Un tanto que aturdió enormemente a un Athletic Club que, en los siguientes minutos, se vio totalmente desbordado por el conjunto blanco. De hecho, poco después, fue David Alaba quien estuvo apunto de ampliar la ventaja, tras un remate en un córner que Unai Simón, con la ayuda del poste, acercó a sacar de la portería. Y en esa no otro, pero poco tardó el conjunto blanco en ampliar la ventaja.
Fue en otro córner, y en esta ocasión fue Jude Bellingham el destinatario de un centro del propio Alaba. Y el futbolista inglés, que parece haber aterrizado en España tocado por una varita, acertó a colocar el interior del pie para que el esférico, tras botar en el suelo, se coló por encima de la manopla de Unai Simón. Y su celebración, abriendo los brazos frente a la afición blanca presente en San Mamés, parecía indicar algo que todo el mundo piensa en La Casa Blanca: ha nacido una estrella.
Una segunda parte más calmada marcada por la lesión de Militao
Regresó el fútbol a San Mamés con un Ernesto Valverde que buscó revolucionar lo acontecido en la primera mitad moviendo el banquillo. Pero ni siquiera habían pasado cinco minutos de encuentro cuando el Real Madrid volvió a mirar de frente la terrible pesadilla vivida a mitad de semana con Courtois. En una jugada sin aparente peligro, Éder Militao perdió el equilibrio en su pie de apoyo, cayendo al suelo en una acción totalmente solo, y llevándose la mano inmediatamente a su rodilla. El hecho que que abandonase el terreno de juego con lágrimas en los ojos, hacían presagiar lo peor en una semana totalmente negra para varios de sus pilares.
El Madrid, cariacontecido, tuvo que hacer frente a la impactante noticia como buenamente pudo, frente a un Athletic sabedor de que el arranque de la segunda mitad era la ocasión perfecta para recortar distancias. Sin embargo, los de Ancelotti seguían muy bien plantados en el campo, con un Jude Bellingham que estaba dando un autentico recital, llevando las manijas de la medular merengue.
No obstante, a pesar de las acometidas del conjunto bilbaíno, no terminaban de crear un peligro evidente sobre la meta de Lunin, a quien ni siquiera habían probado ya traspasada la hora de encuentro. Siguió el Txingurri tratando de agitar el avispero desde el banquillo, pero ninguna de las tratas del entrenador vasco terminaban de hacer efecto.
Y cuanto más se volcaba al ataque el conjunto rojiblanco, más espacios encontraba el Real Madrid al contragolpe, una de sus disciplinas favoritas. Y nuevamente a balón parado, estuvo a punto Fede Valverde de poner el último clavo en el ataúd del Athletic, pero su golpeo desde la frontal se marchó rozando el poste derecho de la portería de Unai Simón.
Algo que no implicó, en absoluto, que el conjunto local fuese a bajar los brazos. Y es que en una jugada aislada, Sancet logró conectar una volea que Alaba acertó a despejar cuando estaba camino de la meta de Lunin. Y cuando el reloj marcaba el último cuarto de hora de encuentro, tras una presión sobre Toni Kroos, que fue muy protestada por varios de los jugadores blancos, la pelota le cayó a Berenguer, que parecía haber comprado todas las papeletas para ser el primero en probar a Lunin. Sin embargo, Tchouaméni no parecía estar por la labor, y envió el balón a córner en una acción salvadora.
El partido alcanzaba sus últimos compases, y los grandes esfuerzos del conjunto vasco por recortar diferencias en el marcador, mientras que el conjunto blanco realizó varios cambios con la intención de conservar el control del partido. No obstante, el planteamiento de Carletto no era para nada resultadista, pues a punto estuvo Luka Modric de poner el tercero en el marcador después de una fantástica jugada cirial, que acabó con el esférico en los guantes de Unai.
Ya alcanzados los últimos compases del encuentro, y tras 45 minutos de intentos infructuosos, el Athletic Club parecía por fin haber entregado la cuchara ante un Real Madrid que fue claramente superior, sobre todo durante la primera mitad. Un Real Madrid que demostrado al son de Bellingham estar dispuesto este año a competir por absolutamente todo, siendo la incertidumbre con la lesión de Militao la única nota discordante de un debut casi sobresaliente.