La pizarra de Sarina Wiegman jugará otra final: Inglaterra vuelve a citarse con la historia
Inglaterra logra el pase a la que será la segunda final consecutiva de la selección después de haber ganado al Eurocopa el pasado verano
La pizarra de Sarina Wiegman volverá a estar a 90 minutos de levantar un nuevo título. La selección inglesa ha logrado el pase a la final tras imponerse al equipo anfitrión por 1-3 goles. A pesar de que Australia empezara el partido con una cara más ofensiva que su rival, Inglaterra supo darle la vuelta al partido y hacerse un hueco en la que será la primera final del Mundial para el combinado británico. Puesto que Inglaterra llevaba dos campeonatos, es decir, 8 años, sin pasar de semifinales. La seleccionadora se ha convertido en la primera técnica que ha logrado llevar hasta la final de un mundial a dos selecciones distintas y, además, de manera consecutiva. Dado que, Wiegman ya vivió la final en 2019, la última edición del Mundial, cuando Países Bajos se enfrentó a EE.UU. (2-0).
A 90 minutos de coronar el Mundial
El próximo domingo, 20 de agosto, Inglaterra será la pareja de baile de España en la final, la cuál se disputará en el propio Accor Stadium de Sydney, Australia. El partido arrancará a las 12 horas y coronará a una de las dos selecciones como ganadoras de la novena edición del campeonato, por primera vez en la historia de ambos conjuntos.
Inglaterra, de menos a más, encamina la semifinal
Ambas selecciones contaron con ocasiones para mover el marcador en los primeros 10 minutos. Los dos equipos mostraron una cara plenamente ofensiva, que también dejó ver ligeros errores atrás, que dejaron espacios que aprovecharon sus rivales. Australia arrancó el partido con el bloque medio alto para encerrar al equipo rival y obligarlo a ralentizar su juego. Stanway pudo abrir la lata sobre el minuto 9, cuando un pase aéreo de Greenwood plantó a su compañera dentro del área. Aunque Arnold mantuvo la calma y las tablas en el marcador.
Por parte de Australia, Sam Kerr destacó sobre el verde en el primer cuarto de hora, por lo que su rival no tuvo otra que intentar pararla a través de faltas y una alta intensidad. Tanta que incluso le costó la cartulina a Greenwood, después de que la jugadora del Manchester City le pisara el pie a Kerr en un choque. Algo que condiconó a la jugadora durante todo el partido.
Ella Toone estrena la red, a pesar de Raso y Kerr
Las anfitrionas parecían haber dado un paso adelante. Aunque la figura de Russo en ataque quiso recordarle a su rival contra quién se enfrentaban, aunque entre la zaga y Hayley Raso, que también colaboró en labores defensivas, mantuvieron la igualdad en el partido. Sobre la media hora, el juego asociativo de Las Matildas procuró que el equipo presionara cada vez más alto, con Raso y Carpenter en apoyo a Kerr, que poco a poco fue compartiendo protagonismo.
Aun así, en el minuto 35, una jugada rápida dentro del área de Australia, tras un saque de banda, le dio a Ella Toone la opción de mover el ábaco a favor de las británicas. Un pase raso dentro de la zona de castigo llegó a las botas de la jugadora del Manchester United, que diparó con fuerza desde la zona izquierda, cruzando el balón y paralizando a la guardameta.
Después del gol, Australia siguió con la misma estrategia de juego, tratando de alcanzar el área de Earps, jugando en bloque y apoyándose en las bandas para crear peligro. Aunque, al término de la primera parte, Australia tan solo mantuvo el 30 % de la posesión del balón.
Sam Kerr vuelve a meter a Australia en la semifinal
Australia volvió al partido tras el descanso con fiereza y dinamismo en ataque, a pesar de que Inglaterra tampoco cedió atrás. El combinado oceánico optó por probar suerte a través de balones aéreos para llegar cuando antes al área. La figura de Kerr siguió capitaneando al equipo arriba, sobre todo intentando entrar a rematar las ocasiones que sus compañeras insinuaban con centros laterales.
Inglaterra, por su parte, tardaba menos en llegar al área rival. El juego vertical y el enganche de Toone por la derecha, junto a Russo, cuyo nombre rima con peligro, protagonizaron las ideas ofensivas de Las Lionesses. Aunque Lauren Hemp pudo poner más tierra de por medio, sobre el 57 de juego, de no haber sido por la manopla de Arnold.
El primero para Kerr
El cerrojo de Bronze en la primera línea desbarató las ideas de Foord, junto a Jess Carter por la derecha. Por lo que, Australia optó por otras formar de acercarse a los dominios de Earps. En el 63, una pérdida de balón de Inglaterra en campo contrario, supuso el empate de Las Matildas. Sam Kerr recibió el balón, con muchos metros por delante, pero eso no la hizo dudar. La jugadora del Chelsea FC se vio con confianza y se atrevió a batir en duelo a la cancerbera inglesa, con un disparo lejano, que no dejó a nadie indiferente. Un gol muy especial para la australiana, puesto que, además de empatar la semifinal, también supuso el primero de Kerr en este Mundial, debido a que una lesión la mantuvo lejos de los terrenos de juego durante toda la fase de grupos.
Hemp y Russo, heroínas de Inglaterra
Con las tablas, de nuevo, en el Accor Stadium, el partido subió de revoluciones. Ambos equipos parecían tener prisa por llegar al área rival y, aunque cada selección lo intentó de diferentes maneras, Inglaterra estuvo mucho más atenta para no ceder ni un milímetro. Por lo que, pocos minutos después, en el 70 de partido, un error defensivo de Carpenter que, a pesar de ganarle la posición, no depejó el balón, dejó cerca del área pequeña a Lauren Hemp, que no perdonó el error.
El peso del reloj le pasó factura a la pizarra de Tony Gustavsson, sobre todo por el lateral izquierdo, en el que a Carpenter cada vez le costaba más seguirle el ritmo a Hemp y Toone. Los últimos minutos estuvieron definidos por los acercamientos de Sam Kerr con la red defendida de Earps
Aunque, a pesar de la intención de las anfitrionas, Alessia Russo no terminó el partido sin alcanzar la red. Gracias a un pase cruzado de Hemp, que se coló entre las centrales, y llegó a las botas de la nueva incorporación del Arsenal, que sentenció el partido en el 86, con uno de sus disparos característicos, a la esquina contraria de la guardameta.