Jaque mate a Rubiales (y a sus peones)
Esta semana Luis Rubiales ha sido responsable de ciertos actos que nos debe hacer replantearnos quienes mandan en el fútbol español
Después de esta semana repleta de escándalos públicos por parte de Rubiales creo que ha llegado a la situación en la que, no sabemos cuántos movimientos le quedan, pero al canario le queda poco tiempo como presidente de la Real Federación Española de Fútbol. Solo faltaba conocer si tumbaba su rey, pero con su patético discurso delante de todas las delegaciones ha demostrado que no, que va a jugar la partida pese a que ya esté perdida.
Nos encontramos ante un personaje que se está caracterizando por sus delirios de grandeza como avisar a toda la prensa de una posible dimisión para después, (intentar) reafirmarse con un discurso victimista y más propio de 1923 que del 2023. Es una persona que la noche anterior vio «El lobo de Wall Street», se creyó Leonardo Di Caprio y no reparó en que, simplemente, seguía siendo Luis Rubiales.
Según la RAE (Real Academia Española) el narcisismo consiste en una «excesiva complacencia en la consideración de las propias facultades u obras», algo bastante similar a definir tu propia gestión repleta de escándalos como «la mejor gestión de la historia del fútbol español».
Nombremos algunas de sus hazañas: llevar la Supercopa de España a Arabia y llevarte comisiones, los negocios con la empresa Kosmos propiedad de un Gerard Piqué en activo, crear una categoría como la 1ª RFEF que cada año está cerca de desaparecer, destituir a tu entrenador a 2 días del Mundial cuando eras una de las favoritas al título, desprestigiar el fútbol femenino enfrentándote públicamente a las 15 jugadoras que exigían mejores condiciones, negarse a entregar las medallas a las campeonas de la supercopa femenina por encontrarse varias de estas jugadoras, todo lo relacionado con el espectáculo bochornoso de la final del Mundial y la agresión sexual a una mujer de la que eres su superior (además de catalogar como «gilipollas», «idiotas» o «tontos del culo» a quienes les parezca repochable). Pues seguramente este discurso no llegue al nivel de la agresión sexual, pero tampoco se queda atrás.
De esta comparecencia hay tantas cosas repugnantes que resulta imposible resaltar todas, pero culpabilizar a la víctima, no ver la gravedad en querer darle «un piquito» a una campeona del mundo e intentar dar clases de lo que es el feminismo debería ser suficiente.
Todo esto provocará, lógicamente, que se termine consiguiendo su cese, inhabilitación y, probablemente, su querrellamiento por un delito de agresión sexual o acoso. Esta persona ha obligado a la futbolista a la que se ha vejado con su comportamiento a salir a comunicar, otra vez, que el beso no fue consentido y que se avergüenza de ello. Pero la culpa no es solo de quien hace los actos, sino de los que lo apoyan.
Rubiales no estuvo solo en el acto, tuvo el respaldo de la federación, de personas como Luis de la Fuente o Jorge Vilda que aplauden a su superior algunas de las mayores faltas de respeto dichas por un cargo público con la intención de mantener unos meses, o años, más su puesto como entrenadores de la selección masculina y femenina. ¿Pero cómo no lo van a hacer si en la misma comparecencia se le promete una subida salarial que triplica su sueldo actual? Es la mayor demostración de lo que es una mafia y de cómo debes pagar para que se queden a tu lado.
Pero no son los únicos peones que han respaldado al presidente, otra persona con suficientes antecedentes como Medina Cantalejo, presidente del Comité Técnico de Árbitros de la Federación Española de Fútbol, también apoya su punto de vista y aplaudió descosido todo lo que transmitía Luis Rubiales.
Se debe también sacar un punto aparte para una persona que debería estar del lado de las jugadoras porque hace poco ella estaba ahí: Sonia Bermúdez. Actual seleccionadora sub-19 compró el discurso de atacar a la víctima, una de sus ex compañeras, para mantener su cargo. Nos movemos por interés propio y no por lo que es justo, y así nos va.
Tampoco debemos obviar a la mayoría de los presidentes de las delegaciones autonómicas, sin los que Rubiales no podría mantenerse en su posición y son sus más fieles defensores (porque la financiación del fútbol autonómico depende de las ayudas que repartan desde la asociación estatal).
Todo esto debe servir cómo un punto y aparte en nuestro fútbol y, aún más, en nuestras instituciones. Todo está podrido. Necesitamos un gran cambio en el sistema.
Resulta inimaginable que tras ganar el Mundial esto sucediese en cualquier otro país. Nadie se creería hace unas semanas que todas las futbolistas de la selección (no solo las tan nombradas 15) se juntasen para exigir la salida de toda la directiva de la federación o que un país como Inglaterra sacase un comunicado defendiendo a las futbolistas (algo que se echa de menos por parte de los jugadores masculinos con algunas excepciones como Borja Iglesias, Isco, De Gea o Bellerín).
El jaque mate ya está anunciado, falta saber el número de movimientos que permite Rubiales porque ha demostrado que, desde luego, él nunca agachará la cabeza, admitirá la derrota y derrumbará su rey. Próximo objetivo: destruir todos sus peones.
Os “olvidáis” del asunto más grave de todos y que todos quereis ocultar por estar implicado el Farsa: el caso Negreira. No vale el cuento de que ha prescrito. El Farsa ha pagado al Nº 2 de los Árbitros y punto. Sólo por esto debería haber sido cesada toda la RFEF, el Comité de árbitros (ojo con la mafia que hay aquí) junto con los dirigentes del VAR y la Liga. Hace años que Rubiales no tendría que estar en la Federación. Lo de ahora es un tema político y el menor de todos. Violencia sexual es poner en la calle a 150 violadores y Sánchez, Irene Montero y Belarra no dimitan. De vergüenza, esta es la España a la que nos lleva esta extrema izquierda que nos gobierna.