Sólo un milagro puede detenerlo. El Bayern de Múnich encadena, desde 2013, más de una decena de ligas consecutivas, sin apenas competencia, con la ambición intacta y fijando la mirada en el récord mundial de 15 (pertenece Tafea FC de Vanuatu gracias a una gloria ininterrumpida desde 1994 hasta 2009). Durante estos once años de hegemonía muniquesa, el club ha unido el trofeo de Bundesliga a su escudo, convirtiendo el palmarés general en una clasificación grotesca que lidera con 32 laureles por 5 del Borussia Dortmund, segundo, igualado con su homónimo Mönchengladbach.
Cabe destacar que la historia del país germano en el s. XX es compleja y que la Bundesliga ejerce de Primera División de Alemania sólo desde 1964. Anteriormente, se disputaron otros campeonatos análogos como la arcaica Viktoria Pokal, la Gauliga nazi y las diferentes Oberligen de posguerra. Sin embargo, sumando todos esos títulos, el “gigante de Baviera” continuaría en lo más alto de la tabla con 33 unidades, muy por delante de las 10 oberligas orientales del Dynamo Berlin, club vinculado a la Stasi.
Así, el Bayern sólo conquistó uno de sus más de treinta títulos fuera de los parámetros de la Bundesliga, lo que deja entrever que tal hegemonía no es eterna. Es más, desde su primer éxito en 1932 hasta el segundo en 1969 tuvo que esperar largos años de sequía, sobreponiéndose a un descenso y a una crisis vital durante la era nazi: el presidente Kurt Landauer se vio obligado a dimitir por su ascendencia judía, mientras que el entrenador Richard Kohn, también de origen judío, emigró a Suiza.
En la etapa moderna, el Bayern sí se ha caracterizado por tiranizar el campeonato nacional, pero nunca como ahora. Su adversario local, el TSV 1860 Múnich, empezó golpeando primero. Más tarde, durante los 70, el Borussia Mönchengladbach logró 5 títulos, periodo en el que también se hizo con 2 Copas de la UEFA. En esa década, el Bayern se adjuntó “sólo” 4 ligas, pero añadiendo a su palmarés 3 Copas de Europa de manera consecutiva.
A inicios de los 80, un imponente Hamburgo miró a los ojos del gigante con varios éxitos domésticos y la Orejona de 1983. Ya en los 90 y en el nuevo siglo, con el país reunificado por completo, escuadras como Borussia Dortmund, Werder Bremen, Stuttgart o incluso Wolfsburgo y Kaiserlautern interrumpieron ocasionalmente el legado de los de Baviera. En la era moderna, nadie había ganado más de tres campeonatos sucesivos y el Bayern ya lleva once.
No se puede entender esta hazaña sin la fría dirección deportiva muniquesa a lo largo de esta década y, quizás, la poco ambiciosa del resto de equipos. A medida que aumentaba su imperio, el Bayern ha estado esquilmado las plantillas rivales e incluso reclutando a sus directivos y entrenadores.
Un caso actual lo tenemos con el prestigioso director deportivo Max Eberl, quien después un trabajo brillante en el RB Leipzig, ha sido despedido por coquetear con el gigante. En los últimos años, sobre todo a raíz del meritorio subcampeonato en 2021, el Bayern ha llamado a filas a varias estrellas del conjunto sajón como Dayot Upamecano, Konrad Laimer o Marcel Sabitzer, también al técnico Julian Nagelsmann.
Pero sin duda alguna, el caso más fragrante es el del Borussia Dortmund. A las órdenes de Jürgen Klopp vivía una etapa de esplendor años antes del dominio bávaro, levantando dos ligas en 2011 y 2012 y disputando la final de Champions en 2013. Sin embargo, traspasó a sus estrellas Mario Götze y Mats Hummels al Bayern, así como dejó ir libre a Robert Lewandowski, quien optó por el mismo camino.
Hasta la fecha, no se ha vislumbrado una importante inversión de capital con el objetivo de disputar el liderazgo al Bayern, todo ello pese a los increíbles beneficios del citado Borussia Dortmund, generando plusvalías con Erling Haaland, Ousmane Dembélé, Jadon Sancho, Ilkay Gündogan o Jude Bellingham, entre otros. Tampoco el RB Leipzig pretende asumir ese rol, siendo propiedad de una compañía multimillonaria y tras haber cerrado golosas ventas a la Premier League como Naby Keïta, Timo Werner, Christopher Nkunku, Dominik Szoboszlai o Josko Gvardiol.
A pesar de ello, durante su hegemonía el Bayern ha estado en la lona en varias ocasiones, viéndose obligado a despedir a Carlo Ancelotti cuando iba 3º, a Niko Kovač, que dejó al equipo 4º o a Julian Nagelsmann hace unos meses, que marchaba 2º y había perdido el vestuario.
Fue esta última temporada cuando el Bayern estuvo más cerca de doblar su espada. El Borussia llegó a la última jornada dependiendo de sí mismo para ser campeón, pero fue incapaz de pasar del empate en casa ante el Mainz, para decepción de sus aficionados y de su capitán y leyenda Marco Reus, que jamás ha logrado levantar el trofeo pese a sus ya siete medallas de plata.
Inmersos ya en la edición 2023/24, parte como líder el Bayer Leverkusen de Xabi Alonso. El espléndido juego ofrecido, así como los buenos resultados que encadena el equipo lo sitúan como una posible alternativa, atrayendo simpatizantes en todo el mundo. Cabe destacar que la proeza de ganarle la liga al Bayern sería aun mayor si el elegido es el Leverkusen, pues sería la primera en toda su historia. No deja de ser excepcional que un subcampeón de Europa y campeón de la UEFA en 1988 sólo tenga en su palmarés una Copa Alemana (1993).
De todos modos, las casas de apuestas son claras en sus previsiones y ofrecen una cuota de 1.25 por euro apostado a que el Bayern se alza con su 12ª Bundesliga consecutiva, superando al Dinamo de Zagreb, que venció el torneo croata once veces seguidas desde 2006 hasta 2016.
Y es que, aunque el récord de 15 (1994 – 2009) lo ostente el Tafea CF de Vanuatu, hay varios equipos con hegemonías por ahora superiores, incluidos europeos. El Skonto letón monopolizó el campeonato nacional durante 14 años (1991 – 2004), mismo número que el gibraltareño Lincoln Red Imps (2003 – 2016). Por detrás se colocan con 13 ligas consecutivas el Al-Faisaly de Jordania (ganó todas las ediciones desde 1959 hasta 1974, pero entre el 1967 y 1969 no se disputó ninguna por circunstancias bélicas), el Rosenborg noruego (1992 – 2004), y el BATE Borisov bielorruso (2006 – 2018).
Sin embargo, el “rival a batir” es el Ludogorets búlgaro. Actualmente, lleva 12 ligas consecutivas ya que empezó su racha un año antes que el Bayern. Es de veras asombroso el ascenso fulgurante del club y su capacidad para someter a los grandes equipos de la capital (CSKA y Levski Sofia). El club fue creado en 1945 y deambuló por las categorías humildes, sufriendo varias desapariciones y posteriores refundaciones, hasta la llegada de Kiril Domuschiev. Gracias a la inversión del magnate sardicense, el equipo alcanzó por vez primera la máxima categoría, obteniendo el título en su temporada debut (2011/12) y repitiendo anualmente desde entonces. Genera antipatía en gran parte de la afición búlgara, que le acusa de imponer su superioridad a base de billetes. Esta temporada puede perder el trono tras el sensacional inicio del Lokomotiv Plovdiv.
En cualquier caso, las próximas ediciones de la Liga Alemana, que en un principio podrían parecer irrelevantes por previsibles, elevan su importancia a un hito histórico. El Bayern tiene la oportunidad única de escribir su nombre en los libros de las grandes leyendas. Para ello, debe vencer sin interrupciones hasta 2027, justo cuando termina el contrato de Harry Kane.