Que la relación entre Real Madrid y Barcelona nunca ha sido la mejor del mundo es un hecho. Un hecho que no solo es verídico, sino también de lo más comprensible, entendida la rivalidad deportiva, que existe entre ambos conjuntos desde hace varias décadas. Sin embargo, a pesar de esta rivalidad, siempre ha existido un respeto en lo extradeportivo que ha hecho a lo largo de los años que ciertas líneas nunca fueran cruzadas.
Echando la vista un poco hacia atrás, como en todas las relaciones de rivalidad, siempre ha habido momentos más y menos tensos. La llegada de Florentino Pérez a la Presidencia del Real Madrid, que derivó en Luis Figo cambiando la ciudad condal por la capital, creando un ambiente de crispación entre el propio Florentino y el por entonces Presidente de la entidad blaugrana, Joan Gaspart, que dedicó duras acusaciones al presidente del Real Madrid.
Durante la etapa de José Morinho y Pep Guardiola como entrenadores de ambas disciplinas, el clima de tensión también parecía que en cualquier momento podría saltar por los aires. Y sin embargo, ni bajo el mandato de Sandro Rosell ni el de Josep María Bartomeu, la sangre terminó por llegar al río.
El Caso Negreira desata la ira desde Cataluña hacia el Real Madrid… y tiene consecuencias
Incluso en la historia más reciente, la relación entre ambos clubes pareció estrecharse más que nunca con motivo de la Superliga, proyecto del que tanto Florentino Pérez como Joan Laporta son padres fundadores, llevando a ambos a realizar defensas públicas de la figura del otro. Sin embargo, este año, y a raíz de todo el entramado derivado con El Caso Negreira, todo se torció. Para ser más concretos, desde el momento en el que el Real Madrid se personó como acusación particular en el proceso judicial.
Una decisión que desató la caja de los truenos en Can Barça, donde se iniciaron una serie de ataques frente a la entidad blanca. Y en una de sus primeras declaraciones públicas tras la polémica derivada del Barçagate, Joan Laporta pasó al ataque frente al Real Madrid, remontándose a la época del franquismo y hablando del Real Madrid como ‘el equipo del régimen’. Unas durísimas declaraciones que encontraron respuesta inmediata en los canales oficiales del conjunto blanco, a través de un vídeo en el que desacreditaban las palabras del máximo mandatario culé.
Pasaron los meses, y, con las aguas más calmadas, todo parecía volver a su cauce. Pero cuando las acusaciones de del delito presuntamente cometido por el conjunto culé volvieron a salir a la palestra, Joan Laporta, en lugar de defenderse de esas acusaciones, culpó a un fantasma invisible al que denominó ‘madridismo sociológico’. Unas acusaciones que, en esta ocasión, no encontraron más que una respuesta irónica de un Carlo Ancelotti que, en rueda de prensa, instó a que el procedimiento judicial siguiera su curso.
Pero en un vaso repleto de agua, al final siempre hay una gota que termina colmándolo. Y es que tras el partido de Champions League del Real Madrid, Miquel Camps, directivo y portavoz del Barça publicó un vergonzoso y lamentable tweet en el que hacía alusión a Vinicius: “No es racismo, se merece una colleja por payaso y vacilón. Qué representan esas bicicletas innecesarias y sin sentido en el centro del campo”. Unas declaraciones que incitan al odio hacia un futbolista que recientemente ha sido víctima en diversos campos de la máxima división del fútbol español.
Un ataque bochornoso que trasciende lo futbolístico y se mete de lleno en un problema que trata un problema social muy grave a día de hoy. Y desde Valdebebas encuentran tan inexplicable el propio tweet, que fue borrado poco después, como el silencio desde Barcelona ante una actitud tan reprochable como denunciable.
Y el acoso y derribo culé hacia la entidad blanca, ha encontrado al fin una respuesta en la directiva del Real Madrid: según ha informado ‘El Chiringuito de Jugones’, Florentino Pérez no acudirá al palco de Montjuïc tras las declaraciones de Camps, siendo la primera vez durante su mandato que rompe, o al menos eso parece, las relaciones con el Barça.
Una decisión que representa el hartazgo blanco frente a los constantes ataques del Barça orquestados por un Joan Laporta, que ha tratado de utilizar la imagen de ese enemigo invisible personado por el Real Madrid para salir del paso en lo que respecta a la complicada situación judicial que atraviesa el club. Finalmente, el Real Madrid, con Florentino Pérez a la cabeza, ha dicho basta ante una situación insostenible, que puede llevar a la primera ruptura de relaciones entre ambos clubes en la era moderna.