Real Madrid | 4 | 2 | Nápoles |
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Llegaba la quinta jornada de la fase de grupos de la UEFA Champions League al Santiago Bernabéu, y lo hacia con necesidades muy distintas para unos y otros. El Real Madrid recibía en su feudo al Nápoles en el que se anticipaba podría ser uno de los platos fuertes de este grupo C. Sin embargo, el conjunto blanco, a pesar de recibir con ocho bajas al conjunto italiano, llegaba con los deberes hechos, ya clasificado matemáticamente para el choque de octavos, y tan solo a un punto de asegurar la primera plaza.
La situación en el Nápoles, por su parte, tampoco era mucho más compleja. El conjunto italiano necesitaba poco menos que un milagro para hacerse con la primera plaza, más allá de hacerse con la victoria en el feudo blanco. Por otra parte, con cuatro puntos más que el Sporting de Braga, tercer clasificado, también tenía que darse una tragedia para que el Nápoles no fuese carne de cuartos de final. Sin embargo, ni las bajas ni la sensación de no haber demasiado en juego fueron lo suficientemente grandes como para que no se respirase en el Santiago Bernabéu ambiente de noche grande antes de que el colegiado señalase el pitido inicial.
Poco en juego pero mucho fútbol en la primera mitad
El encuentro comenzó por parte del club blanco con los menos habituales con muchas ganas de demostrar que merecen una de las vacantes en el once, con un Dani Ceballos que asumió el control del esférico en las transiciones ofensivas blancas. Tal fue así, que de sus botas partió la jugada que acabó con el primer tiro a puerta de Rodrygo, a los dos minutos del partido. El campeón italiano, sin embargo, no parecía dispuesto a que el partido fuese un monólogo blanco con la pelota en los pies.
Tras unos primeros minutos en los que ambos conjuntos midieron sus fuerzas, con dominio sin peligro por parte de ambos bandos, empezó el partido de verdad. eran los napolitanos los que comenzaban a aparecer más por la zona de tres cuartos del área blanca. Y tras una jugada colectiva en la que el conjunto italiano movió el esférico de lado a lado, un centro lateral llegó a los pies de Simeone, que remató a placer. Cuando la hinchada italiana ya cantaba el gol, Lunin realizó una estirada imposible que. a muchos les recordó a un tiempo en el que un Santo defendía la meta blanca, interceptó el esférico. Sin embargo, el reloj le indicó a Letexier que el balón había traspasado la línea, poniéndose así por delante el Nápoles.
Pero la alegría es tan efímera que en ocasiones no puedes ni saborearla. Eso es lo que le paso al conjunto italiano, ya que en la siguiente jugada al saque de centro, una combinación entre Jude Bellingham y Rodrygo dejó al brasileño con el esférico en el pico derecho del área napolitana. Y demostrando que el partido de Cádiz no fue un espejismo, remarcando su buen estado de forma, el carioca realizó un exquisito recorte hacia fuera para ponerla después en la escuadra. Dos golpes en dos minutos que, a pesar de que devolvían las tablas al marcador, demostraban que este partido no era de ningún modo un trámite para ninguno de los dos equipos.
Dos zarpazos con los que el marcador volvió a la igualdad, pero con un panorama que poco tenía que ver con el del inicio del encuentro. Los de Ancelotti parecían haberse hecho dueños y señores del esférico, con un dominio mucho más cercano al área que el inicial. Los italianos, por su parte, esperaban en bloque bajo con el cuchillo entre los dientes para cazar a los merengues a la contra. Y como era de esperar, tal y como ha ocurrido en todos los encuentros europeos, faltaba el invitado estrella.
De nuevo por el flanco izquierdo, por donde llegó la mayor parte del dominio blanco en el encuentro, esta vez fue Alaba el encargado de poner un gran centro en el corazón del área. Y a falta de 9 sobre el césped, apareció el de siempre, un Jude Bellingham que tiró de recursos para conectar un remate de cabeza ante el que poco pudo hacer Neret, evidenciando un día más ser la estrella que más brilla en Concha Espina. Así se lo hizo saber un Santiago Bernabéu que, por enésima vez, se rendía ante su nuevo ídolo.
Sin embargo, al inglés ayer le salió competencia. Un Rodrygo en estado de gracia se vestía de Ronaldo Nazario una vez más para dar otro dolor de cabeza a la zaga napolitana, después de un auténtico jugado en el en el que estuvo a punto Brahim de hacer el tercero en la cuenta blanca. Para este momento del encuentro, alcanzada la media hora de juego, el Madrid ya era un ciclón que desmoronaba una y otra vez a la zaga napolitana a su antojo en busca del tercer gol.
A pesar del dominio en los últimos instantes, y de los cuatro minutos de añadido, el encuentro no dio mucho más de sí, y a pesar de los múltiples intentos por aumentar la renta, los jugadores del Madrid encararon el túnel de vestuarios por delante en el marcador, tras haberse repuesto del golpe inicial asestado por los napolitanos, y con una sola certeza: nos esperaba una segunda mitad repleta de buen fútbol.
El Nápoles siente la presión del Bernabéu en la segunda mitad
Una segunda mitad que comenzó como terminó la primera: sin tiempo ni para sentarse. No habían transcurrido ni dos minutos desde la reanudación cuando el Nápoles volcó su ataque por el costado izquierdo blanco. Tras un despeje defectuoso de Ceballos, los napolitanos se encontraron ante una situación de superioridad en banda. Y la pelota terminó cayendo en los pies de Anguissa en el borde del área pequeña. El volante del conjunto italiano no dudó en fusilar a Lunin, que poco pudo hacer ante el remate a b0cajarro, que llevó de nuevo las tablas al marcador.
Un intercambio de golpes que dejaba el marcador igual que al comienzo del partido, después de un festival futbitos holístico y de goles. El Nápoles no se conformaba, y buscaba hacer daño al conjunto blanco al contragolpe, en un partido que parecía ya un correcalles en el que la balanza podía decantarse en cualquier momento y hacia cualquiera de los dos lados. Sin embargo, ahora era el conjunto italiano el que parecía más expeditivo en busca del tercer gol.
Y en pleno incendio, más madera. Ancelotti dio entrada a Joselu en lugar de Ceballos, cambiando el sistema y llevando a Brahim al centro del campo. Y en la primera pelota que tocó el delantero, tras un gran centro lateral de Mendy, a punto estuvo de volver a poner por delante al conjunto blanco. Sin embargo, conforme pasaban los minutos, esa ebullición de la primera mitad parecía haber desaparecido por completo, de la mano de un dominio dividido entre ambos equipos sin que ninguno de los dos lograse deshacer el empate.
Lo logró Osimhen, que no partió como titular por las molestias provocadas por su última lesión, pero lo hizo en posición antirreglamentaria, por lo que las tablas seguían reinando en el marcador. Pasaban los minutos y, a tan solo quince minutos para el pitido final, ninguno de los dos equipos parecía lo suficientemente decidido como para desequilibrar la balanza.
Sin embargo, ya encarando esta recta final, el Bernabéu comenzó a empujar a los suyos. Un aliento que surtió efecto de inmediato, ya que los blancos estuvieron a punto de deshacer el empate. Primero Rodrygo, en un remate forzado tras una gran jugada de Bellingham, y posteriormente Joselu, de chilena, tras otra buena acción individual del propio Rodrygo. Pero no parecía ser el día del delantero español, que volvió a tenerla poco después con un Nereo ya vencido, pero su remate de cabeza se marchó directamente fuera ante su incredulidad, y ante un Bernabéu que se alzó en aplausos para animar a su ariete.
A pesar de valer el empate para pasar primeros de grupo, el Santiago Bernabéu reclamaba a los suyos un último aliento para continuar con el pleno de victorias en Europa. Unos ánimos a los que el equipo respondió, haciéndose dueño y señor del partido. Y como casi siempre ocurre en las mágicas noches europeas en Chamartín, la balanza suele caer del lado blanco. Y no había un candidato mejor para dar la victoria al conjunto blanco que alguien de la casa. Arrancó con el balón pegado a su zurda un Nico Paz que no dudo en levantar la cabeza y lanzar un latigazo que no pudo detener Neret.
Con un poco menos de sufrimiento al que acostumbra el respetable del Bernabéu, pero sabiéndose una vez más fundamental en la reacción de orgullo que daba la victoria al equipo. Un gol con el que el joven talento argentino se estrenaba con la camiseta blanca haciendo un tanto fundamental, que fue seguido en el descuento por la sentencia de un Joselu que había fallado hasta tres ocasiones claras, pero pudo redimirse ante una nueva ovación del Bernabéu. Una victoria que servía al Madrid para firmar un espectacular 15 de 15 en Champions, con un solo objetivo en mente: esperar a la próxima víctima de cara a los octavos de final.
Ficha técnica | |
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Real Madrid C.F.: Lunin; Carvajal, Rüdiger, Alaba, Mendy (Nacho, 87′); Ceballos (Joselu, 60′), Valverde, Kroos, Bellingham; Brahim (Nico Paz, 65′) y Rodrygo (Lucas Vázquez, 87′). | |
S.S.C. Nápoles: Neret; Di Lorenzo, Rrahmani, Natan, Juan Jesus (Zanoli, 87′); Anguissa, Lobotka (Raspadori, 87′), Zielinski (Elmas, 65′); Politano (Cajuste, 77′), Simeone (Osimhen, 45′), Kvaratskhelia. | |
Goles: Simeone (9′), Rodrygo (10′), Bellingham (21′), Anguissa (47′), Nico Paz (83′), Joselu, (94′). | |
Árbitro: François Letexier, de la designación UEFA del Comité de Arbitraje Francés. | |
Incidencias: Partido correspondiente a la quinta jornada de la fase de grupos de la UEFA Champions League, disputado en el Santiago Bernabéu. (21:00h). |