Tres jornadas han pasado, desde la llegada de Julio Velázquez al banquillo del Real Zaragoza, tres resultados diferentes en 4/9 que debe reafirmarse en la visita a Lezama en el enfrentamiento contra el Amorebieta. Teniendo en cuenta que en el primer choque contra el Albacete, que se saldó con derrota con el gol de Quiles en los últimos compases del encuentro, tan apenas se llevaban cuatro entrenamientos con el nuevo míster,la mejoría en las sensaciones han llegado contra dos de los equipos gallitos de la competición.
La solvente, aunque ajustada victoria frente al Leganés, así como el empate en Cornellá en el que el equipo blanquillo quizás mereció algo más, teniendo en cuenta que jugó bastantes minutos en superioridad numérica tras la expulsión de Calero.
Pero al margen de resultados, lo que realmente ha cambiado en el Real Zaragoza son las sensaciones. Ha pasado el equipo de una zozobra general, navegando sin rumbo y sin timón por los partidos, a dar muestra clara de recuperación tanto física como anímicamente. También influye el cambio de sistema, la innovación de la línea de tres centrales, descubriendo o reconvirtiendo a Valera como carrilero zurdo. La recuperación de la solvencia defensiva y de algunos jugadores para la causa a un mejor nivel. Son los casos de Fran Gamez y Toni Moya entre otros
Dado lo igualada de la categoría, el Real Zaragoza está a tiempo, eso sí como dice un buen amigo debe de hacer de la victoria un hábito, no sólo ganar de vez en cuando. Toda posibilidad de pelear como mínimo por un puesto en lo playoff pasa por primero ganar mañana en Lezama y en la última jornada del año hacer lo propio en casa frente al Levante.
Son 6 puntos que se antojan vitales para que, si se me permite, Velázquez siga pintando un bonito cuadro en las aspiraciones del equipo blanquiazul.
