El Real Madrid aprovecha el pinchazo de Atleti y Barça con un baño de goles
Los blancos se imponen 4-1 en un partido que dominaron de inicio a fin y que les devuelve, momentáneamente, la condición de líder de LaLiga EA Sports
El Real Madrid llegaba al partido sabiendo que tenía una oportunidad de oro tras los pinchazos de Atlético de Madrid y de Barça, y no la dejó pasar. Aunque el rival no era el más cómo del mundo, los blancos se dieron un baño de goles ante un flojo Villarreal que poco pudo hacer ante la demoledora versión de los chicos de Carlo Ancelotti.
Los primeros minutos fueron una intención clara de lo que se venía en el partido: el Real Madrid iba a ser el protagonista con el balón, amasándolo e intentando proponer, mientras que el Villarreal se agarraba a esperar atrás su oportunidad al contraataque. Una ocasión que difícilmente podía llegar si la propuesta venía de pelotazos arriba.
Aunque tuvo unos grandes minutos el equipo de Marcelino García, fueron efímeros, pues sin una sola ocasión clara de uno u otro equipo, el partido caía en la clásica zozobra que se ve en el Estadio Santiago Bernabéu, cuando los equJipos van a esconderse y minimizar daños. Y más aún si el Villarreal quería perder tiempo desde los primeros compases del partido.
Al final, de tanto percutir con balón, centros y disparos desviados o por encima de la portería, el gol apareció en el césped. Un centro exquisito, made in Luka Modric, acabó en remate del de siempre, Jude Bellingham, que alarga una jornada más su idilio con el gol con un cabezazo abajo inapelable al que poco pudo hacer Filip Jorgensen. Abría la lata el inglés en el minuto 28.
Por desgracia para el partido, tras el gol, se sucedieron dos lesiones que dejaban a dos jugadores sin poder continuar sobre el césped. El primero fue Álex Baena, que recibió una entrada en los primeros minutos, y que no le permitió seguir más allá de ese minuto 28. Y apenas seis minutos después, la mala suerte caería del lado blanco con la lesión de David Alaba; un jugador más para la enfermería blanca, y pareciendo de gravedad, vistos los evidentes gestos de dolor en su rodilla izquierda del austriaco.
Cuando todo apuntaba a que ambos infortunios iban a ser un jarro de agua fría sobre el partido, el Madrid sentenció prácticamente al descanso. En una acción de córner, Antonio Rüdiger remata y el balón queda suelto dentro del área, donde lo recoge un Rodrygo que sólo tiene que encarar portería y meterla dentro para poner el 2-0.
Quitando una acción de penalti que pidió el Real Madrid sobre Bellingham en el 40 por un bloqueo de Raúl Albiol, poco más deparó una primera mitad que dejaba a los blancos muy cerca de los tres puntos.
Despiste y reacción blanca
Tenía que mover el árbol Marcelino García si quería cambiar algo, y apostó por cambiar jugadores a ver si daba resultados. Lo que se dio fue un aumento de la dureza y la agresividad en el partido, cayendo del lado del Villarreal, y confirmándose con el gol de José Luis Morales, que se quedaba sólo ante Andryi Lunin en los albores de la segunda mitad, y abriendo el partido con el 2-1.
Un mero espejismo. El Real Madrid siguió con el guión de la primera mitad y se llevó el gato al agua a base de fútbol. Todo con un incombustible Rodrygo, que llevaba un gol pero bien podrían ser tres, con todos los intentos y esa garra que tiene de cara a portería contraria. Se lo empezaba a creer el Villarreal, pero cuando mejor estaban, les llegó el batacazo, por partida doble, viendo que ahora sí habían comparecido en el césped del Estadio Santiago Bernabéu.
El primer gol del Madrid llegó tras una acción maradoniana de Brahim. El malagueño confirmó su gran momento de forma cogiendo el balón en medio campo, conduciendo y yéndose de hasta dos rivales, y, al llegar al área, tener la sangre fría de recortar a un tercero y batir a Filip Jorgensen. Un gol que dará la vuelta al mundo y que demuestra que Carlo Ancelotti tiene soluciones ante las bajas.
Esto fue en el minuto 65, pero es que cuatro minutos después llegó el cuarto de la noche. En un error en la salida desde atrás del Villarreal, el balón lo recogió Rodrygo y enfiló el área. Tras recibir penalti, y con el árbitro a punto de pitar, el esférico cayó en botas de un Luka Modric que sólo tuvo que empujarla para dentro y sentenciar así el partido.
El partido fue fluyendo hasta el final, aunque con alguna acción fea y dura que dejó en evidencia a un árbitro que se vio superado por el partido y que no dejó contento ni a uno ni a otros, por los gestos de los futbolistas sobre el césped.
