Desde hace ya varios años, viene siendo habitual que el nombre de Kylian Mbappé sea noticia cada mercado de fichajes con todo tipo de especulaciones que hablen de una hipotética salida del PSG. Y más concretamente, la tercera pieza fundamental en torno a todos esos rumores que hablan de una hipotética salida, no es otra que el Real Madrid.
Recién comenzado el mes de enero, el nombre del futbolista francés copa todas las portadas de la prensa internacional, hablando sobre todo tipo de vínculos con distintos equipos ahora que tiene libertad para negociar un nuevo contrato. Algunas informaciones hablan de un acuerdo cerrado con el conjunto blanco, otras comentan la posibilidad de una nueva renovación en París, y otros tantos encuentran su futuro en la Premier League. Pero al final del día, llueve sobre mojado.
Una situación muy distinta a la de las temporadas pasadas
Entre tanto humo, solo existe una certeza en el caso Mbappé: la situación, al menos en lo que respecta al Real Madrid, poco o nada tiene que ver en lo relativo a las situaciones de temporadas pasadas. Y es que el francés, visto por Florentino Pérez en otros años como la piedra angular del proyecto deportivo blanco, ya no es ese actor principal que apuntaba a ser.
En verano de 2021, antes de la explosión de Vinicius, su fichaje, en calidad de convertirse en el potencial mejor futbolista del planeta, era casi tan estratégico como deportivo. En 2022, cuando pudo llegar gratis antes de su renovación con el PSG, el francés parecía destinado a conformar el mejor tridente de Europa, junto a un Benzema a un nivel excelso, con quien ya había coincidido en la Selección Francesa, y un Vinicius ya consagrado.
Sin embargo, a día de hoy, la situación es muy distinta. Los bandazos de Mbappé llevaron a Florentino a reestructurar la planificación deportiva del conjunto blanco. Vinicius ya se ha asentado como gran baza del ataque blanco, mientras que la irrupción de otros como Rodrygo parecen haber encontrado el dueño definitivo de la banda derecha del Santiago Bernabéu.
Y por supuesto, es imposible no hablar de Jude Bellingham. El futbolista inglés se ha convertido en la pieza angular que muchos pensaban que sería Mbappé. A nivel deportivo, el ex del Dortmund marca, asiste y hace jugar al Madrid, hasta el punto de colarse entre los mejores futbolistas del planeta desde que se enfundase la camiseta blanca. Y por si esto no fuera suficiente, a nivel emocional se ha convertido en un auténtico ídolo en el Bernabéu.
Mientras tanto, la realidad de Mbappé sigue siendo la misma que la de hace unos años. En un equipo que no compite a nivel europeo, ha visto como otros que pelean con él en la carrera por convertirse en el próximo dueño del trono europeo le han pasado por la derecha. Tanto Vinicius como Haaland ya han conseguido sumar una Champions League a su palmarés, mientras que el suyo, a nivel de clubes, con 25 años ya cumplidos, sigue quedando reducido únicamente a competiciones nacionales. Y a nivel de trofeos individuales, no ha conseguido hacer los méritos suficientes como para estar entre los favoritos de galardones como el Balón de Oro.
Tanto han cambiado las tornas que ahora ya no parece ser el Real Madrid quien necesita a Mbappé para pelear por todos los títulos, sino más bien Mbappé el que necesita al Real Madrid para consagrarse como uno de los mejores del mundo y demostrar que es capaz de alcanzar el máximo de su potencial. Pero para ello, tal y como ha hecho Bellingham, tendrá que renunciar a algunas cosas y, por supuesto, perder muchos millones por el camino. De no ser así, Mbappé seguirá siendo el futbolista mejor pagado del mundo… Pero nada más que eso.