El partido del sábado fue uno de esos que se añoraba en Mestalla, de alto voltaje, que por culpa del máximo accionista de la entidad se ven con cuentagotas en la capital del Turia.
El partido trascurrió de una manera normal, sí, con pitos a Vinicius después de difamar sobre toda la afición del Valencia, aunque retractándose en el juzgado para no caer en delitos serios; en este caso nada fuera de lo normal.
Mestalla pitó y él respondió con goles, puro fútbol. Eso sí, con una actitud chulesca que le valió para un cantico que también se entonó en el partido de Mestalla de la temporada anterior, esta vez de manera clara para que no lo utilizara a su manera.
Más allá de esto, el lío llegaría al final, cuando habiendo añadido un minuto más sobre los siete que se habían añadido desde un principio por la revisión de un penalti a Hugo Duro, se señalaba un córner fuera de tiempo.
Como bien ha remarcado el exárbitro Mateu Lahoz en la Cadena Cope, el CTA les obliga a marcar cuando va a ser la última jugada y con gestos ostensibles no solo los jugadores sino el graderío entendió lo que comunicaba el trencilla.
Así pues, a la salida del córner y en el consecuente despeje de Mamardashvili, acaba la jugada, y debió pitar, pero dejó una apertura a banda en la que antes de ejecutar el primer impacto el jugador madridista ya hizo sonar por primera vez el silbato, y cuando estaba el balón en el aire lo hizo dos veces.
Al caer el balón en las mallas valencianistas el partido estaba acabado, y comenzaba el circo de los jugadores del Madrid en Mestalla.
No fue suficiente con “comerse” al árbitro y todo tipo de gestos que se saldó con una tarjeta roja a Bellingham; sino que el jugador que accidentalmente había lesionado a Diakhaby, Tchouameni, rompía una de las tablas del interior del túnel de vestuarios correspondiente a la zona mixta.
El penúltimo capítulo, fueron las declaraciones de Vinicius Jr en los medios del club merengue donde dijo que no les habían dejado ganar, esto recuerda a las declaraciones de Gaya por las que le sancionaron cuatro partidos. Se supone deberían hacer lo mismo, pero, no será así.
Con esto, la última hazaña fue el San Benito, que se le ha vuelto a colgar a la afición valencianista, después de que una periodista brasileña grabara, a un niño de seis años prodigando un insulto racista, despreciable y vomitivo, donde se mete y califica a toda la afición del Valencia por esto tan despreciable, una vez más. Y, quedó en silencio o desdibujado el titular de las noticias de los insultos racistas de algunos aficionados madridistas a Peter Federico después de alentar a la afición local con dos disparos que, cerca quedaron de hacer un serio roto al Madrid.