Dos genialidades de Rodrygo dejan la Liga en bandeja
Las dos acciones individuales del brasileño fueron suficientes para que el Madrid dominase y doblagase a un Athletic con la mente en la Copa del Rey
Volvía La Liga Santander al Santiago Bernabéu, y lo hacía con un clásico entre clásicos del fútbol español, además de lo que se esperaba que fuese un partidazo a nivel deportivo. El Real Madrid, en lo más alto de la tabla, recibía a un Athletic Club inmerso en la lucha por hacerse con una de las ansiadas cuatro primeras plazas, que otorgan un billete directo a la Champions League. El conjunto blanco afrontaba el encuentro con intención de incrementar la brecha con el Barça, mientras que los rojiblancos lo hacían con la mente en la final de Copa del Rey.
De hecho, el conjunto visitante lo reflejó en la ausencia sobre el verde de piezas como Unai Simón o Nico Williams, con la mira puesta a afrontar al 100% el envite copero, que tendrá lugar el próximo sábado. El conjunto blanco, por su parte, afrontaba el partidazo de la jornada sin Vinicius Jr., que cumplía ciclo de tarjetas, pero con el regreso a la convocatoria de Eder Militao siete meses después de su lesión. Lo único que estaba claro, es que al Bernabéu le esperaba una tarde de fútbol por todo lo alto.
Una genialidad de Rodrygo salva una primera parte con poco fútbol
Un partido que comenzó de una forma poco habitual en el feudo blanco. Y es que precisamente era el Athletic el que vestía de blanco, mientras que el Madrid estrenaba su nueva flamante equipación morada. Más allá de la anécdota, los primeros compases del juego transcurrieron con minutos de tanteo en los que ningún equipo terminaba de hacerse con el dominio del esférico. Pero en el coliseo blanco, los leones no tardaron en recibir la primera estocada.
Entonaba el Bernabéu el ‘Juanito Maravilla’ clásico del minuto siete, cuando Brahim agarró el esférico en el centro del campo, y buscó en el perfil izquierdo a Rodrygo, que hizo fácil lo difícil. Controló, encaró, desbordó y, en última instancia, clavó el balón en la escuadra, muy lejos del alcance del meta visitante. Un golazo habitual de la versión de Rodrygo que juega en la banda izquierda, de la que Vinicius es dueño y señor, y en la que su rendimiento poco o nada tiene que ver cuando juega en la derecha.
Abierta la veda, ahora sí, el Madrid había logrado hacerse dueño del esférico ante la tímida presión del conjunto vasco, que trataba de incomodar la salida del esférico de los de Carletto. Sin embargo, el dominio blanco, vestido de morado para la ocasión, no terminaba de traducirse en ocasiones claras que volvieran a incomodar a Agirrezabala. Por su parte, los de Valverde tampoco terminaban de encontrar la verticalidad suficiente para romper las líneas del Madrid y acercarse con peligro al área.
Alcanzada la primera media hora de juego, el guion continuaba siendo el mismo, con un Madrid que no generaba peligro, pero tampoco sufría. Si lo intentó el conjunto blanco tras una larga jugada coral en la frontal del Athletic, pero la jugada terminó con un tímido golpeo de Kroos que, además de golpear en Paredes, terminó llegando manso a las manos de Agirrezabala.
Poco a poco, y en jugadas aisladas, cada vez los acercamientos eran más constantes. De hecho, tras una segunda jugada en un córner, ahora fue Fede Valverde el que probó suerte. En esta ocasión, con mucha más certeza que Kroos, con un durísimo latigazo con su pierna derecha, que obligó a Agirrezabala a realizar, ahora sí, una espectacular parada, con la que evitó que el conjunto blanco ampliase la ventaja en el marcador.
Justo después, el Madrid, ya al borde del descanso, metió una marcha más. Primero, tras un centro de Brahim, a punto estuvo Paredes de marcar en su propia portería. Y en el córner precedido por ese despeje, fue Tchouaméni quien estuvo a punto de perforar las mallas visitantes con un gran cabezazo. Sin embargo, ninguna de las ocasiones terminó subiendo al marcador, y el Real Madrid se fue con ventaja al descanso siendo mucho más superior en el campo que en el marcador, pero, eso sí, sin terminar de apretar de verdad al Athletic.
Mismo guion y mismo protagonista en la segunda mitad
Tal y como terminó la segunda mitad, comenzó la primera: con un Real Madrid en busca del segundo gol que dilapidase las posibilidades del Athletic. Y al poco de la reanudación, estuvo cerca de llegar, tras otra buena jugada de Rodrygo, que logró habilitar a Brahim en le frontal del área. El malagueño la cruzó con su pierna derecha, pero el balón se estrelló en el poste, evitando una vez más que el Madrid doblase la ventaja en el marcador respecto al conjunto vasco.
Pero la realidad es que el conjunto vasco no solo fue al Bernabéu a presentarse en el acta. Y es que poco después de la ocasión de Brahim, el Athletic estuvo a punto de firmar el empate. Fue en un córner, tras un desbarajuste defensivo, que Iñaki Williams remató totalmente solo en el segundo palo. Pero el conjunto blanco también tiene portero, y así lo demostró Lunin en su primer contacto con el esférico, que le sirvió para hacer un auténtico paradón y evitar el empate.
En apenas cinco minutos, ambos equipos pusieron sus cartas sobre la mesa para intentar dar un golpe sobre la misma. Sin embargo, poco a poco, el Madrid trato de volver a calmar el partido en busca de un mayor dominio. Y tras un gran contragolpe de los locales, Carvajal se plantó en el área con un solo zaguero por superar. Sin embargo, el recorte del canterno blanco se marchó largo, y no pudo finalizar una jugada que habría sido una clara ocasión de gol.
Conforme pasaban los minutos, el partido volvía a un punto similar al de la mayor parte de la primera mitad: dominio blanco, pero poco más que eso. Pocas ocasiones, poca intensidad y poco fútbol con un Athletic con la cabeza en el sábado y un Madrid con la cabeza en pasar cuanto antes el trámite. Pero el partido seguía abierto, y la ventaja del conjunto local era muy corta como para especular con el resultado.
No podía ser otro sino Rodrygo el que pusiera fin a la parsimonia con la que estaba transcurriendo el encuentro, al igual que en la primera parte y, de nuevo, con otra genialidad. El Madrid montó rápido un contragolpe que terminó con el esférico en el perfil izquierdo que ocupaba Rodrygo. Nuevamente controló, se plantó en el área, y con un exquisito recorte tumbó a Yuri, para posteriormente superar a Vivien con su pierna derecha y poner el segundo de la tranquilidad en la cuenta blanca.
Despertó el Athletic, o al menos lo intentó, en busca de volver a meterse en el partido en el último tramo, pero las llegadas de los leones no tenían la clarividencia suficiente como para inquietar a Lunin. Pero la realidad, al menos tal y como se reflejaba en el césped, parecía indicar que estaba todo el pescado vendido, con un Madrid que ya daba por bueno el resultado, y un Athletic que enseñaba la bandera blanca con la mente completamente puesta en el sábado.
Como sorpresa final, eso sí, volvió Eder Militao a un terreno de juego siete meses después de su gravísima lesión, y qué mejor forma de hacerlo que ante su público, llegando en el momento clave de la temporada. Anecdótico, sí, pero emocionalmente importante para un Madrid que terminó imponiéndose por dos goles a cero en un partido que fue poco más que un trámite, y que supone otro pequeño gran paso para que el conjunto blanco se alce como campeón de Liga esta temporada.