Reparto de golpes en el duelo de titanes… y todo para el Etihad
Real Madrid y Manchester City dieron un regalo al mundo del fútbol con un empate a tres que deja todo para el encuentro de vuelta
La Champions League regresaba al Santiago Bernabéu, y lo hacía por todo lo alto. Los cuartos de final de la máxima competición de clubes deparaba una vez más por tercer año consecutivo el que ya se está convirtiendo en un clásico europeo, el Real Madrid y el Manchester City volvían a verse las caras, nuevamente con la ida en el feudo blanco, igual que el año pasado, con el conjunto citizen con ganas de revalidar el título, y con el Real Madrid con sed de venganza tras la eliminación de la pasada temporada.
Escocieron y mucho la pasada campaña las imágenes de los jugadores y el cuerpo técnico del equipo inglés tras la goleada en el Etihad Stadium. Y por ello, los de Carlo Ancelotti llegaban con sed de venganza y con toda la artillería disponible, salvo las ya conocidas lesiones de Courtois y Alaba, ambas de larga duración. Sin embargo, la gran preocupación blanca eran los futbolistas apercibidos, ya que si Vinicius, Bellingham, Camavinga o Tchouaméni veían la amarilla, se perderían el encuentro de vuelta.
Muy distinta era la situación del conjunto de Pep Guardiola, que llegaba al Santiago Bernabéu entre algodones. No viajaron ni Kyle Walker ni Nathan Aké, dos piezas vales en la zaga del conjunto inglés. Pero es que, de los que sí viajaron, ni De Bruyne ni Ederson partieron en el once inicial. Una papeleta difícil con la que el técnico de Santpedor afrontaba el partido más importante de le temporada, con una sola certeza: los dos mejores clubes del mundo apuntaban a regalar un partidazo.
El Madrid golpea más fuerte en una primera parte de locura
Un partido que no empezó con el guion esperado por el respetable blanco. En la primera ocasión del partido, Tchouaméni derribó a Foden cerca de la frontal del área. Recibió tarjeta amarilla, y transcurridos solo dos minutos, el Madrid perdía un efectivo para la vuelta. Pero lo peor estaba por llegar. Bernardo Silva detectó que Lunin no había cubierto el espacio dejado por la barrera, formada por un solo hombre. Probó suerte con un golpeo directo y funcionó, siendo el primero del encuentro, transcurridos solo dos minutos.
No salió enchufado el conjunto blanco, ya que poco después el City volvió a plantarse con pocos toques en el área, y la poca contundencia defensiva permitió a Haaland rematar cerca del área pequeña. Pero primero Lunin y después la zaga blanco lograron repeler los disparos del noruego, evitando así que el conjunto visitante doblase su ventaja.
Pero esto es la Champions. Y el Bernabéu. Y poco más hay que decir. Poco había logrado conectar el Real Madrid en el campo rival. Pero pasado el minuto diez, el conjunto blanco tuvo la primera posesión larga del encuentro. Movieron el esférico de un lado a otro del campo, aparentemente, sin encontrar espacio. Hasta que en un momento dado, Camavinga la agarró en la zona de tres cuartos y no se lo pensó. Su latigazo con la zurda golpeó en uno de los zagueros del City, que la desvió lo suficiente para que Ortega no pudiera hacer nada y poner las tablas en el marcador.
Y cuando el Bernabéu entra en ebullición, al equipo visitante le queda poco más que rezar. Dicho y hecho. en una jugada marca de la casa, el conjunto blanco logró encontrar la espalda a la defensa inglesa por el perfil izquierdo. Rodrygo partió desde la linea divisoria para encontrar una autopista hacia la meta. Y ni siquiera el mal control del carioca impidió que se plantase nuevamente frente al meta visitante, y su golpeo atravesó la línea de meta llorando. En dos minutos, el Madrid había dado la vuelta al marcador.
Tras tres minutos de locura, en los que ambos equipos mostraron lo pesado de sus golpes, el encuentro se calmó, con el City en busca de tener un mayor dominio del balón, y el Madrid mostrándose cómodo pero agresivo en la presión. Sin embargo, y a pesar de no encontrar el último pase correcto, la presencia del equipo inglés en los alrededores del área blanca era cada vez más frecuente, algo que despertó los silbidos en el Santiago Bernabéu, consciente de que es el terreno en el que mejor se mueve el equipo de Guardiola.
Los de Ancelotti trataron de recuperar el control del esférico con une nueva posesión larga, en busca de encontrar otra grieta en el entramado defensivo del conjunto inglés. Y la realidad es que lograba encontrarlas. En un balón largo sin aparente peligro, Carvajal logró infiltrarse entre los centrales ingleses, para volver a encontrar a Rodrygo en el perfil izquierdo. El brasileño se perfiló el esférico a la pierna derecha, tal y como le gusta hacer, pero en esta ocasión el golpeo salió muy forzado y fue directo a los guantes de Ortega.
Ahora sí, el Madrid estaba enchufado, y la sensación era que al conjunto inglés le temblaban las piernas cuando los blancos arrancaban a correr. Tras otra larga jugada del City en la que Grealish no encontró puerta, Vinicius y Rodrygo volvieron a correr a campo abierto con los zagueros ingleses persiguiendo sombras. El esférico volvió a llegar a un Rodrygo inspiradísimo, que buscó la escuadra en un a jugada que se ha visto mil veces en el Bernabéu, y el balón se marchó rozando la escuadra. El Madrid quería más y el City lo sabía.
Y lo seguía intentando al contragolpe. Cada vez que al City le tocaba correr hacia atrás, sufría. Y con dos velocistas arriba, el Madrid se volcaba al filo del descanso en busca del tercero. Superado el 40, fue Vinicius quien se plantó en el área tras una gran carrera por el perfil izquierdo, pero nuevamente el balón fue directo a los guantes de Ortega.
Una segunda mitad con un guion calcado al de la primera
La segunda mitad comenzó sin cambios, y con un City en busca del tanto de la igualada desde el primer minuto. Y fue Grealish tras la reanudación el primero en avisar a Lunin, con un golpeo desde el perfil izquierdo que se marchó por encima de la portería del meta ucraniano. El Madrid, sin embargo, no iba a encerrarse en su área, y tras un error en la salida del City, Bellingham hizo lo propio sobre la meta de Ortega, con un golpeo raso que se marchó ligeramente desviado.
El Madrid seguía castigando al contragolpe al conjunto inglés, pero no terminaba de ampliar su ventaja. Poco después de la ocasión de Bellingham, lo intentó Vinicius, una vez más por el perfil izquierdo, donde el conjunto inglés estaba notando la baja de Kyle Walker. En esta ocasión, el balón se fue por encima del travesaño.
Sin embargo, poco a poco el City se iba haciendo cada vez más dueño del partido, con posesiones muy largas en campo blanco, aunque, eso sí, sin incomodar excesivamente a un Lunin que, salvo el gol, estaba teniendo una noche plácida. Alcanzada la hora de encuentro, el partido seguía siendo de una intensidad altísima, pero se había abandonado lo frenético de la primera mitad, con ua segunda mitad con muchas menos ocasiones, y un City que poco a poco lograba desactivar al Madrid.
Pero en eliminatorias de este tipo, son los pequeños detalles y los grandes jugadores los que marcan la diferencia. Y en un mínimo desajuste defensivo del conjunto blanco, Foden recibió en la media luna del área, en una de sus primeras intervenciones ofensivas de su equipo, y no necesitó mucho más de dos toques para colocar el balón en la escuadra de Lunin. Un gol que ponía las tablas, y daba en el Bernabéu la sensación de que se había perdido la ocasión de poner el 3-1 en el marcador en varias ocasiones.
El Madrid había perdido la cara al encuentro. Y del mismo modo que ocurrió en la primera mitad, ahora el City daba la vuelta al marcador en cuestión de minutos. Otra larga posesión fue finiquitada por Gvardiol, que se incorporó desde la línea defensiva, con un durísimo golpeo desde fuera del área ante el que nada pudo hacer Lunin. En cinco minutos fatídicos, el conjunto blanco había perdido una ventaja de dos goles, que dejaba lo que restaba de partido en una posición muy complicada.
Para revitalizar al equipo, Ancelotti dio entrada a Brahim y Modric. Y es que Carletto sabe que da igual cuantas veces mates al Madrid. Siempre vuelve a renacer de sus cenizas. Y cuando el encuentro parecía totalmente anestesiado por el City, una jugada por la izquierda de Vinicius encontró con un centro a un Fede Valverde que la pegó con el alma y superó a un Ortega que ni siquiera la vio, poniendo nuevamente las tablas en el marcador.
Quedaban diez minutos de auténtico infierno en el que el Bernabéu volvía a convertirse en un hervidero, como ya ocurriese con los mismos protagonistas en 2022. No obstante, en este periodo las piernas ya parecían empezar a pesar en ambos equipos, pero parecía el Madrid el más dispuesto a deshacer el empate.
Aún así, no dio para más. A los 94 minutos finalizó un encuentro que fue una auténtica guerra sin cuartel en la que ambos equipos golpearon por igual. Ambos asestaron golpes duros y certeros, y ambos supieron levantarse después de recibirlos, en un partido que fue poco menos que una oda al fútbol para todos los amantes. Y lo mejor de todo es que quedaba todo por decidir… Y en dos semanas ambos volverían a verse las caras, en esta ocasión, en la finalísima del Etihad Stadium.