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Luz al final del negro túnel

Este curso 24/25 no ha empezado de la mejor manera para el Valencia CF, el conjunto dirigido por el Pipo estaba siendo irreconocible en las tres primeras jornadas, sumando un total de cero puntos y habiendo encajado seis goles.

Ayer, en la cuarta jornada llegaba el Villarreal con muchas bajas y con el siempre componente nostálgico de la vuelta de Parejo, el jugador que vistió la camiseta del Valencia durante nueve temporadas, y Marcelino, campeón de la Copa del Rey y coautor (junto a Mateu Alemany) de un proyecto Champions en dos años.

Por el mal juego desplegado por el equipo en las ultimas jornadas hacia presagiar otra noche negra en donde Mestalla se volvía a vestir de gala con un casi un 80% de la capacidad total. Pero la realidad fue distinta al presagio.

El conjunto del Pipo mostró una buena cara, algo más reconocible de lo que veníamos viendo, siendo presionantes, verticales y con ocasiones; y aunque la dinámica es mala y deben hacerse mirar lo de los goles en los últimos minutos de la primera parte, en tanto en cuanto este año han sido la mayoría en ese rango de minutos, el equipo lo intentó dejando al portero visitante como el mejor del equipo rival.

Ahora, los che se marchan al parón con uno de doce, siete goles encajados y tres marcados, pero las sensaciones son mejores, y es que aunque el equipo se vea colista, parece que se le ha vuelto a encontrar el pulso que muchos aficionados se pensaban se había perdido en la jornada 3.

Las ligas son muy largas, la gestión del Valencia es nefasta, pero los mismos jugadores el año pasado demostraron que pueden salvar a un equipo holgadamente, y es que la realidad por culpa del máximo accionista es la descrita: salvarse y para eso aun quedan unos cuantos partidos y puntos en juego.

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