La ilusión de un nuevo Espanyol
El 27 de junio de 2024, Fran Garagarza comparece en rueda de prensa y advierte: “Que nadie espere una gran inversión. El Espanyol seguirá siendo el mismo de las últimas cuatro temporadas”.
Puede que sea una ilusión en vano, o simplemente la necesidad de agarrarse a algo más que al sentimiento, pero la sensación es que, cuatro meses después, este Espanyol es diferente, por plantilla y por juego.
De por medio, un mercado de fichajes convulso y muy low-cost. Durante los dos meses de verano, el trabajo del director deportivo, con el hándicap del límite salarial y ante la impasibilidad de la propiedad para ampliar el capital, ha consistido en reconstruir una plantilla sumida en el desgaste y convertirla en una propuesta atrevida y exótica.
El nuevo Espanyol combina juventud y experiencia, gente de la casa y extranjeros, todo en una macedonia de canteranos, vacas sagradas y cedidos tapados. El resultado es una plantilla divertida y cortoplacista, sobre todo por la naturaleza de las incorporaciones; siete de los ocho fichajes van a dejar el club el próximo 30 de junio. Sin embargo, la incorporación de futbolistas con poco tiempo y muchas ganas de reivindicarse ha devuelto el espíritu competitivo al equipo.
Los perfiles de juego directo como Véliz, Král, Cardona o Carlos Romero han obligado a Manolo a variar su estilo de juego y arriar la bandera del protagonismo para izar la del juego vertical. Además, la mezcla de jugadores tan distintos lo convierte en un equipo muy camaleónico, capaz de sentirse cómodo en distintas fases del juego: en seis partidos, le hemos visto ceder, proponer, aguantar y correr.
Tal reconstrucción es el resultado de un trabajo de orfebrería por parte de Fran Garagarza. En su segundo año como director deportivo, el de Mutriku se ha enfrentado a uno de los mayores retos en su trayectoria profesional: diseñar una plantilla capaz de competir en Primera con un presupuesto bajo mínimos. El Espanyol solamente ha gastado 400.000 € en fichajes habiendo incorporado a ocho futbolistas, convirtiéndose así en el segundo equipo de La Liga que menos ha invertido.
Solamente el tiempo posee la virtud de juzgar en esto del fútbol. Nadie más que él dirá si se trata de una ilusión con fundamentos o de un espejismo más.