El peso de los guantes

El rol del portero no es fácil. Pocos están dispuestos a ponerse los guantes y asumir la resposabilidad que conlleva. Pero Pol Arnau, tomando el ejemplo de su padre, hizo historia en Copa del Rey

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En la noche de hoy, la UD Logroñés de 2ª Federación se batirá contra el Athletic Club de Bilbao, de Primera División y actualmente cuarto clasificado de LaLiga. Si tuviera que apostarme todo mi dinero, no dudaría e iría con el claro favorito que le saca 3 divisiones de diferencia al local. Pero justo hace un mes los riojanos ya desafiaron las leyes del fútbol, y vencieron al Girona FC de Champions League. Y es una de los mejores guiones de la historia de nuestra copa.

Las noches de Copa del Rey siempre son especiales. Pero para un opositor, como es mi caso, escasas son las noches en las que puedo dedicarme a ver un partido de fútbol de inicio a fin entre semana. No obstante, dentro de mis posibilidades, el mes pasado estuve atento a los encuentros coperos que se jugaban, en busca de alguna sorpresa, como la de ayer en la que el Pontevedra vapuleó 3 a 0 al RCD Mallorca, finalista del año pasado.

Me apasionan las grandes historias de Copa, los relatos de David contra Goliat, los Alcorconazos, las victorias imposibles. Y es que, ¿a quién no le gusta ver al equipo pequeño, de pueblo, ganándole a un equipo multimillonario? Es de esas cosas que unen a todos los seres humanos, como el propio fútbol.

Aquel 4 de diciembre, con la prórroga del encuentro ya iniciada, entré con curiosidad a las redes sociales a ver cómo iban los pocos partidos que quedaban en juego. Mi idea era informarme rápidamente e irme a dormir. Craso error habría sido, porque me habría perdido una gesta copera como pocas han ocurrido en la extensísima historia de la Copa del Rey.

Empecé a leer directos sobre cómo iba el partido de los riojanos contra los gironins. Algo de que se había lesionado el portero titular, bueno, pues lo cambiarían por el portero suplente, pensé. Sigo leyendo, y compruebo que no tenían cambios, por lo que quien se metió a portería fue un tal Pol Arnau, que era el lateral derecho de la filial del conjunto riojano.

Ante tan terrible situación, estaba prácticamente todo perdido para los logroñeses, que tenían que aguantar el empate a 0 para llegar a la tanda de penaltis. Pero mi sorpresa fue mayúscula al observar el resultado en directo, ver que era el minuto 110, y que seguían aguantando la igualada en el marcador. Rápidamente, puse el partido y me quedé a ver si los logroñeses lograban la gesta de llegar a los penaltis contra todo un equipo de Champions League como era el Girona.

Pasaban los minutos y el Girona lo seguía intentando con nombres de élite sobre el campo como Van De Beek, Iván Martín, Danjuma, Arnau Martínez e incluso el veterano Stuani. Al otro lado, una mezcla entre suplentes y titulares del equipo riojano, que defendieron el marcador con su vida para mantener vivo el sueño que comenzaron al ganarle 1-0 al Eibar en la ronda anterior. Los blanc-i-vermelles hicieron algún tímido intento de chutar, pero ninguno fue suficiente para sobrepasar al portero improvisado del filial del Logroñés, que con sus dos paradas puso Las Gaunas patas arriba.

Los esfuerzos de los locales tuvieron premio: el árbitro marcaba el final de la prórroga y con ello, los penaltis eran una realidad. Hasta ese momento había estado observando el partido solo, pero en ese momento caí en que tenía que ver esa tanda con mi padre. Tanto él como yo hemos jugado siempre de porteros, y sabía que una historia tan insólita como esta, en la que un lateral derecho se ponía de portero en una tanda de penaltis, le interesaría.

Empezamos a verla juntos, y antes de empezar, ya comentamos que con que el lateral derecho se parara un penalti, ya era una hazaña. Y es que no se nos ocurría una situación más complicada para un guardameta improvisado: una tanda de penaltis contra un conjunto de Champions League.

Si bien es raro ver a un jugador de campo asumiendo el rol de portero por situaciones excepcionales, cuando ocurre es en partidos de liga entre equipos de la misma división y en situaciones más igualadas. Aun más excepcional es cuando un portero improvisado tiene que parar en una tanda de penaltis.

No obstante, hay una gran historia de la temporada 2014/2015 protagonizada por Cosmin Moți, defensa central del Ludogorets, que tuvo que ponerse los guantes en el partido definitivo de clasificación y llegó a la tanda de penaltis. El defensor rumano logró parar dos penaltis en la tanda, lo que garantizó al equipo búlgaro la clasificación de Champions League frente al Steaua de Bucarest. Sin embargo, nuestra historia destaca por lo singular que es, ya que después de buscar por tierra, mar, y aire, probablemente estemos ante el único caso en el que un jugador de campo haya tenido que ponerse en una tanda de penaltis contra un rival de tantas categorías de superioridad como los riojanos contra los gironins.

Pau López, portero del Girona, hablaba entre risas abrazado con Pol Arnau en los prolegómenos de los penaltis. La conversación entre ellos queda, aunque lo más probable es que le dijera “En menudo percal te has metido…”. Y no era para menos, ya que el Girona empezó la tanda, y Van De Beek disparó con mucha fuerza y puntería, sin dejar opción para atajar al espontáneo cancerbero de 1,78 m de altura. Cualquiera avecinaba lo difícil que iba a ser esta tanda para Pol Arnau. Pero por el mismo lado la enchufó Antonio Caballero para los locales, que celebraron con rabia.

Abel Ruiz era el siguiente del Girona en tirar. A sus 24 años, el valenciano ya tiene la experiencia de todo un veterano, habiendo jugado Champions League y Europa League varios años con el Sporting de Braga, y este año con el Girona. Sin embargo, se hizo pequeño ante Pol Arnau, lateral derecho de 19 años, que repelió el disparo de Abel con mucho mérito. El chut de Abel Ruiz no fue malo, pero, ante todo pronóstico, el cancerbero espontáneo estuvo rápido y adivinó el lado por el que lo iba a tirar a la perfección. Pol celebró con mucha euforia, mi padre y yo nos asombramos ante lo que acabábamos de ver: el portero improvisado había parado un penalti. Y por un momento todo el campo de Las Gaunas, e incluso nosotros mismos creímos que la hazaña era posible.

Por desgracia, Jon Madrazo tiró con poco acierto, prácticamente al centro, fácil para que lo detuviera Pau López. Llegábamos al tercer penalti, y Juanpe marcó para el Girona. Todo apuntaba que el sueño de Copa del Rey de los riojanos de 2ª Federación se había acabado. Eloy Moreno acertó a su vez, chutando por toda la escuadra e igualando el marcador 2 a 2. Tocaba el cuarto penalti, y Danjuma también disparó con mucho acierto, sin dejar opción a Pol para detener el disparo. Juan Agüero volvió a igualar el marcador con un disparo con muchísimo ángulo, difícil disparar mejor una pena máxima.

Llegábamos al quinto penalti, mi padre y yo comentábamos lo bien que estaban tirando los riojanos a pesar de que fueran un equipo de 2ª Federación. Pero parecía que hasta ahí se iba a quedar, en un “casi”, ya que era el turno de Stuani, un goleador entre goleadores que ha dado al Girona grandes temporadas. Complicado era que se arrugara en un día como ese, en una tanda de penaltis, con el bagaje que tiene el uruguayo. Y mucho menos contra un portero que debutaba bajo palos ese mismo día. Sin embargo, ocurrió una de estas cosas inexplicables, un error humano se podría llamar, en el que Stuani apuró tanto el penalti, que pegó en el larguero, botó en el suelo y se marchó el balón fuera.

Las Gaunas se volvía loca, el sueño estaba más vivo que nunca, pero ahora todo dependía de ellos mismos, o más bien, del acierto que tuviera Yasin, el quinto golpeador de los riojanos. Si marcaban, pasaban a la siguiente ronda de copa. El pamplonés tenía frente a él al que ha sido el portero titular de equipazos como el Betis, Roma y Olympique de Marsella. Con pasos lentos, y poca convicción, lanzó un disparo poco esquinado, y que a todos rasgos debía ser fácil de parar. No obstante, el bote del balón hizo que Pau López errara en la parada.

Gol en Las Gaunas. Todo el campo era un grito de celebración. La hazaña se había consumado: la UD Logroñés se había cargado al Girona de Champions League en una tanda de penaltis con un portero que no era portero pero detuvo un penalti. Un plantilla de jugadores de cuarta había dado la sorpresa contra jugadores que cobraban 50 veces más que ellos. Mi padre y yo contemplamos con satisfacción la escena, acabábamos de asistir a historia del fútbol.

Pero la anécdota no se queda solo en un histórico caso de la victoria del equipo humilde frente al equipo millonario, y es que escuchando la radio juntos en el postpartido, nos enteramos de que este partido tenía más trasfondo de lo que aparentaba. Resultaba que Pol Arnau era hijo de Francesc Arnau, gran portero del FC Barcelona y Málaga. Desgraciadamente, Francesc se suicidó el 21 de mayo del 2021. Pero parece que lo que le aportó en vida a Pol fue fundamental en los penaltis contra el Girona.

Bien lo dejó claro el joven lateral derecho de la UD Logroñés B en la entrevista que escuchamos para El Larguero. En sus palabras, tras la lesión del portero Enrique Royo, Pol fue directo al banquillo y le insistió mucho a su entrenador, hasta que accedió a dejarle ponerse bajo palos. Durante toda la tanda tuvo presente a su padre: “Tenía claro que él me estaba ayudando. Yo creo que esto es gracias a él. Tengo un ángel ahí en el cielo que me está apoyando y al final he podido parar un penalti”.  Y parece que de porteros consistía la familia, ya que su hermano Marc es portero del CFJ Mollerussa de Tercera Federación.

Ver esa tanda y enterarme de la historia junto a mi padre, los dos que siempre hemos jugado de portero, me hizo reflexionar en la dificultad del rol del cancerbero. No todo el mundo es capaz de ser portero, no todo el mundo tiene la valentía de enfundarse los guantes. No es fácil asumir esa gran responsabilidad de que si fallas, te marcan, y que te toca poner tu cuerpo como barrera para proteger el marcador. Si bien es poco probable que exista un gen especial que tengan los porteros, lo que es indudable es que el legado bajo palos de Francesc inspiró a su hijo Pol a ponerse los guantes y detener un penalti crucial contra todo un conjunto de Champions League.

Lo que se antojaba como un duelo imposible para un humilde equipo de 2ª Federación como la UD Logroñés, se convirtió en una de las mejores anécdotas de la historia de la Copa del Rey. La estampa final: Pol siendo manteado por todos sus compañeros, reconociendo la importancia de sus paradas y su capacidad de ponerse bajo palos cuando nadie quería. Sin duda los guantes pesan, es difícil ser portero, pero gracias al ejemplo su padre, la portería no se le hizo tan grande al héroe de la UD Logroñés.

Esta noche se enfrenta la UD Logroñés contra el Athletic Club de Bilbao. Se antoja muy difícil que los riojanos puedan repetir la gesta y colarse en octavos de final. Pero si algo nos ha enseñado este formato de Copa del Rey es que nada es imposible, que David puede vencer a Goliat, y que, en ocasiones, el fútbol puede dar relatos tan fascinantes como el de Pol Arnau contra el Girona.

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