Vinícius, Mestalla y el CTA
El brasileño volvió a ser expulsado en Mestalla tras una actuación arbitral que genera dudas en el Real Madrid
El Valencia-Real Madrid en Mestalla volvió a deparar, por tercer año consecutivo, un gran partido. Un gran partido que, sin embargo, volvió a verse empañado por la polémica. El año pasado, fue servida por Gil Manzano señalando el final del encuentro un segundo antes de que Bellingham cabecease la pelota al fondo de las mallas. Hace dos, y al igual que ocurrió ayer, vino de la mano de la expulsión de Vinícius previa intervención del VAR.
Una expulsión que tuvo muchas similitudes con la de hace dos años. En esta ocasión, el brasileño vio la roja directa después de dar un empujón en el cuello a Stole Dimitrievski. Un empujón que pareció insuficiente para derribar como una pluma a un portero de casi 1’90. Pero Vini cayó en la provocación, el meta fue el más listo de la clase, y terminó con el brasileño encarando los túneles del vestuario. El fútbol y sus cosas.
No merece la pena entrar a valorar a estas alturas todo lo que gira en torno a Vinícius en el fútbol español. No importa que donase 1 millón de euros a las víctimas a la DANA, no importa que se parase a hacer fotos con todos y cada uno de los niños de Mestalla que la pidieran. En cuanto puso un pie sobre el terreno de juego, las casi 50.000 se dedicaron a insultarle única y exclusivamente a él. Antes de que el árbitro señalase el pitido inicial, por si acaso alguno buscaba un indicio de provocación. Incluida, por supuesto, la minoría de siempre que no dudó en lanzar todo tipo de insultos racistas durante el partido y cuando fue expulsado. Eso sí, que ni se le ocurra decir que España sufre un grave problema de racismo, que de puertas para afuera da muy mala imagen.
Tampoco merece la pena entrar en la obviedad que radica en torno a la diferencia de criterio entre el brasileño y otros futbolistas. Que Vinícius protesta, sí. Que entra al trapo con los insultos, también. Que si llega a ser el brasileño el que hace el papelón de Dimitrievski provocando la expulsión de un rival la prensa estaría repleta de mensajes diciendo lo antideportivo y teatrero que es, sin ningún tipo de duda. Que si en vez de ser Vini el que contesta a un empujón de un rival con otro hubiera sido otro futbolista, como ocurrió con Lamine Yamal en Montilivi, no habría sido expulsado, pues también, para qué negar algo que es obvio.
No obstante, el problema del Real Madrid ayer en Mestalla va mucho más allá de la subjetividad en el criterio hacia Vini. Y es que el modus operandi de Clos Gómez sobre el verde y de Muñiz Ruiz en el VAR ha dejado alguna que otra duda en el conjunto blanco. Y el motivo es exactamente el mismo que levantó dudas precisamente en la expulsión de Vini en Mestalla en 2023, por cierto, las dos únicas con la camiseta blanca.
En aquella ocasión, Vini fue expulsado por propinar un manotazo en la cara a un jugador del Valencia. Sin embargo, por algún motivo que nadie desconoce, las imágenes del VAR no mostraron que, mientras tanto, Hugo Duro le estaba practicando un mataleón. El VAR solo mostró al árbitro de campo la respuesta de Vinícius, expulsándolo después de ser agarrado por el cuello de forma violenta. Exactamente lo mismo que ocurrió ayer, cuando el agarrón de Dimitrievski a la camiseta del ‘7’ fue omitido de forma deliberada en las imágenes ofrecidas a Soto Grado.
Sin embargo, esto no fue lo único que dejó descolocado al Real Madrid. Tanto en la revisión frente a las pantallas como en el acta final del partido, Clos Gómez aseguró que el balón no estaba en disputa cuando se produjo la agresión. Un hecho que basta con mirar las imágenes ofrecidas por Movistar para comprobar que no es cierto. Un hecho que, además, es sumamente relevante, ya que una agresión sin balón en juego tiene un castigo de entre 4 y 12 partidos, mientras que si ocurre con el balón en disputa, tal y como sucedió, el castigo es de entre 2 y 3.
En el Real Madrid se preguntan el por qué de una actuación que dejó muchas incógnitas. Y es que el error forma parte del juego y siempre lo ha hecho, pero la omisión de ciertos detalles en el acta, así como de imágenes sesgadas en la jugada clave del encuentro, traspasan la delgada línea que convierte el error en prevaricación. Y una vez más, Mestalla ha sido testigo de un evento que, nuevamente, deja al Real Madrid desconcertado y preguntándose qué intereses ocultan estas acciones.