2017: La montaña rusa del Athletic (II)

Valverde cerraba su segundo periplo en el Athletic y Ziganda alcanzaba, al fin, el banquillo que tanto anhelaba

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Para bien o para mal, el 30 de junio era una fecha que marcaría el futuro del Athletic. Tras todo el ruido mediático sobre una eventual salida de Valverde en dirección a Barcelona y las quinielas sobre quien sería el nuevo entrenador que tomaría las riendas del nuevo proyecto, dicho día se cerraría una etapa y arrancaría una nueva. Setién, Berizzo, Jémez, Ziganda… Muchos candidatos para un club siempre deseado.

La salida de Ernesto Valverde estaba cantada, tras una estancia en la que situó al Athletic como un habitual de la zona noble a base de coherencia y mano izquierda, tras la experiencia extrema del bienio Bielsa, la cual dejó grandísimos momentos en la retina y una plantilla exprimida hasta la extenuación. Con el Txingurri, el Athletic volvió a disputar una nueva final de Copa del Rey y, lo más importante, el equipo levantó un trofeo tras más de tres décadas derrotando a doble partido al que era el equipo más intratable de momento, el FC Barcelona de Luis Enrique al que, irónicamente, acabará sustituyendo este pasado verano.

La prensa y los mentideros lanzaban varios nombres sobre la mesa, siendo persistentes las voces que abogaban por Quique Setién o el «Toto» Berizzo, pero quienes concocían a Iosu Urrutia y sumodo de proceder era claro que el sucesor estaba en casa. El «Kuko» Ziganda, reponsable del último ascenso del filial rojiblanco a segunda A, vería premiada su paciencia y sus méritos. A bote pronto, y con las reservas que pudiera haber, parecía una apuesta segura. ¿Quién mejor para afrontar un cambio generacional y de ciclo que el que había sido el preparador de muchos de los jugadores que habían debutado con Valverde?

El Athletic se decidía por un proyecto continuista, visto el éxito de tiempos recientes, y cedía el mando a un entrenador que su experiencia previa en primera era, por lo menos, poco alentadora. Cierto es que su periplo en Xerez venía acompañado de una planificación lamentable, dado que una semana antes de empezar el campeonato no tenía jugadores ni para un once inicial, pero no lo es menos que previamente estuvo en la que, probablemente, fue la mejor plantilla histórica de Osasuna, compitiendo incluso en Europa, y tampoco se le recuerda por sus resultados en dichas circunstancias. A pesar de ello, tras varios años de reciclaje y muy buena trayectoria en el Bilbao Ath. tal vez era el momento para su últimaoportunidad en el máximo nivel.

Ziganda llegó con energía y varios argumentos que rezumaban ambición e ilusión, siendo su «lo que no mejora, empeora» en la primera rueda de prensa como entrenador del Athletic, un mensaje que, en su momento, inspiraba a creer que el nivel de exigencia seguiría con el listón alto. Poco esperaba que el tiempo le recordaría dichas palabras de forma recurrente. Pero eso, ya es otra historia… La adrenalina de la bajada de la montaña rusa era palpable.

Por @GomilaLopez

La montaña rusa del Athletic (I)

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