La profundidad del Real Madrid

El Real Madrid pasa por la peor racha de resultados y sensaciones desde que Zidane está al mando. Analizamos varios aspectos que son claves en el devenir del juego merengue.

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Dos Copas de Europa. Una Liga. Un Mundial de Clubes, con otro aún por disputarse. Este es, en buena parte, el bagaje del Real Madrid de Zinedine Zidane en estos dos últimos años. Un palmarés envidiable sin duda alguna. Esto y más lo logró el entrenador marsellés con un bloque muy similar al que recibió de manos de Rafa Benítez allá por el mes de enero de 2016, y es que el proyecto merengue ya estaba muy establecido tras la llegada del francés, aunque los resultados no eran los que directivos y aficionados deseaban para su club. Esta temporada sin embargo al Madrid se le están viendo las costuras, e incluso a muchos ya les empieza a recordar a aquellos primeros meses de Benítez al frente.

Con el mismo bloque de futbolistas que el entrenador madrileño, Zidane logró devolver la confianza a un vestuario que necesitaba creer más en sí mismo. Ejerció como líder de una de las mejores plantillas de los últimos años en Europa, y eso se notó rápidamente en el juego. Tácticamente no podían caber muchas variaciones, sobre todo teniendo en cuenta el poco tiempo que ha pasado incluso a día de hoy desde que se ha hecho cargo del equipo. Jugadores de la talla de Cristiano Ronaldo, Luka Modric, Toni Kroos o Sergio Ramos ya estaban en su plantel y con suficiente experiencia y categoría como para no ser un equipo dominante en cualquier campeonato. Sin embargo las sensaciones con Benítez eran las de un equipo dubitativo, impreciso, algo muy lejano a la calidad que atesoraba. Los éxitos de Zidane no son fruto de la casualidad. Aprovechó al máximo esa categoría diferencial de sus jugadores, les permitió ser los protagonistas y se centró en el control del vestuario. ¿El resultado? El que citábamos al inicio del texto.

Esta temporada Zidane está a solo una derrota de igualar las que tuvo el año pasado.

No ha sido hasta esta temporada cuando los resultados, y lo que es aún peor, las sensaciones, comenzaron a torcerse. El Real Madrid no ha cambiado tanto, ni de idea, ni de estilo, ni tampoco de once titular. Tácticamente Isco ha cogido más protagonismo, haciendo que el dibujo cambie ligeramente a un rombo para aprovechar el juego interior y poder colocar a Cristiano Ronaldo como punta. Aun así el portugués sigue cayendo a banda con total naturalidad, Benzema sigue apoyando más el juego de espaldas a la portería e Isco, como lo hacía cuando entraba como revulsivo, sigue ocupando toda la zona de tres cuartos buscando ese último o penúltimo pase que facilite el gol. Posiblemente una de las transformaciones más obvias ha sido el famoso fondo de armario con el que contaba la pasada campaña. Jugadores de la talla de Pepe, James o Morata ya no están ahí para ayudar cuando los problemas aparezcan. Si bien los refuerzos son jugadores jóvenes, de una gran proyección, su nivel competitivo a día de hoy es inferior.

Los laterales son parte fundamental del ataque madridista, pero este año no están funcionando.

Pero no es solo cuestión de reemplazos. El momento de forma de muchos jugadores clave no es el óptimo, y se observa con facilidad, ya que su bajo rendimiento resalta en resultados adversos. Marcelo, Kroos o Ronaldo no están al nivel que acostumbran, y eso el equipo lo nota. El juego de los laterales del Real Madrid fue fundamental para entender el planteamiento y la efectividad del conjunto blanco estas dos últimas temporadas. Tanto Carvajal como el propio Marcelo se convirtieron en asistentes asiduos. Con Bale y Cristiano escorados en banda pero acabando siempre las jugadas por dentro, el carril exterior quedaba totalmente libre para dos carrileros camuflados de laterales. El plan funcionaba y el Madrid jugaba de memoria. Arrollaba a sus rivales, aunque tenía un perfil habitual que le daba más problemas que ninguno: equipos de alta presión y posesión.

El Madrid está superando en posesión a sus rivales, pero la presión alta le está afectando demasiado.

Si al Real Madrid le cerraban el carril interior sabía que a través de sus laterales podría generar mucho peligro. Si el plan era el contrario y no podían avanzar por banda ni colgar balones, sabía que con Kroos, Modric e Isco podría circular con éxito por dentro y conectar con sus delanteros. No había forma de pararles, pero sí había equipos capaces de complicarles mucho las cosas. Se notó sobre todo en una tarde noche de marzo en el Santiago Bernabéu. Una Unión Deportiva Las Palmas ya en caída libre llegaba a Madrid con las ideas de juego muy claras, y es que aunque Quique Setién abandonaría el conjunto amarillo, su plan no variaría ni un ápice. Aprovechando la ausencia de Casemiro, los Jonathan Viera y compañía se dedicaron a golpear ese espacio que quedaba en el triángulo formado entre Kroos, uno de los centrales y el lateral, adelantó sus líneas para presionar al Madrid desde su salida de balón y lo tuvo corriendo tras la pelota, de lado a lado, la mayor parte del encuentro. Los canarios dominaron el partido, fueron superiores y llegaron a los minutos finales con dos goles de ventaja en el marcador. Finalmente Cristiano Ronaldo y la potente pegada del Real Madrid evitó la derrota, pero dejó buena muestra de cómo hacerle sufrir.

Ya con Casemiro en el campo, esta temporada hemos visto como equipos de un perfil similar, aunque con ciertos matices en la ejecución, superaba al Madrid tanto en el juego como en el marcador. Girona, Tottenham, Betis, Valencia.. todos ellos superados en posesión, pero todos con un denominador común: presión elevada para evitar el primer pase vertical madridista que rompa la primera línea, evitando a Ramos conectar con Kroos, Modric o Benzema, y cerrando el espacio central en campo propio, obligando a los de Zidane a tener que confiar en su juego por banda, ya sin Bale y con Cristiano como delantero, cediendo todo el protagonismo a unos Marcelo y Achraf -tras la lesión de Carvajal- que no son capaces de ser determinantes. Ante esta situación el Madrid se encuentra huérfano de ideas, algo que quedó patente en Londres, donde Pochettino sentenció a los blancos tras un cambio de esquema que trataba de dar mayor profundidad precisamente a los laterales formando una línea de tres atrás incrustando a Casemiro entre centrales. Algo que no tuvo efecto ofensivo pero que dejó totalmente desequilibrado a un equipo que no pudo contener las contras rivales.

No es solo cuestión de la baja forma de muchos integrantes clave de la plantilla merengue, ya que eso es algo transitorio, la cuestión de fondo pasa porque los equipos ya saben cómo hacerle daño al doble campeón de Europa, y eso requiere de soluciones más complejas que simplemente solucionar ciertos estados de forma.

 

Artículo original de Dani Souto para Balón en Profundidad.

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