Tanto nadar para morir en la orilla

La justa derrota en Mallorca acaba con cualquier esperanza de ascenso gijonesa y da por finiquitada su temporada en Mayo

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Un año después de casi completar una remontada épica el cuadro rojiblanco se vuelve a dar de bruces con una decepción mayúscula en el tramo final a menos de cinco partidos para la conclusión de la liga. El mal partido del Sporting en Son Moix solo evidenció las carencias que se venían mostrando desde Tarragona, con un equipo ya descifrado por los rivales e incapaz de intentar nada que saliera de su ‘Plan A’.

José Alberto López había conseguido dotar a su equipo de un plan efectivo, que había recompuesto a plantilla y afición. Pero no ha conseguido evolucionarlo y aunque el trabajo del preparador ovetense no ha sido espectacular, en su conjunto si se puede dar por bueno, como mínimo, por resultados.

Cuando él llegó en Noviembre, el Sporting era un cadáver. Lo era sobre el campo y era un cementerio en la grada, sobrevolando el temor del descenso. El trabajo de destrozo de Rubén Baraja fue espectacular y levantarlo era cerca de imposible, por lo que haber competido por el play-off es un hito reseñable.

Lamentablemente al equipo se le ha hecho larga la temporada. Cuando juegas finales cada fin de semana es fácil equivocarse y más si compites sin red. La distancia era demasiado grande. Tres partidos sin ganar son demasiados para un equipo a estas alturas de la temporada. Y aunque las matemáticas puedan decirnos que el play-off es algo posible no debemos engañarnos. La temporada debe calificarse como un fracaso absoluto, pero las cuotas de culpa deben recaer sobre los hombros correspondientes.

En el plano deportivo el principal responsable es sin atisbo de duda Miguel Torrecilla. Quien «tiró» prácticamente dos meses de competición manteniendo a Rubén Baraja en un puesto que se demostró le venía enorme y es el otro gran responsable. El papel de José Alberto López, con sus errores que los ha tenido, sin embargo puede calificarse con mínimo de notable.

La plantilla es muy amplia y no se puede dar una nota global. La mezcla de unos jugadores que han dado un rendimiento magnífico como Mariño, Geraldes, Molinero, Alegría o Babin. Junto a otros que han vivido altos y bajos como Djurdjevic, Peybernes, Cofie o Nacho; y finalmente con un grupo que no ha aportado nada o han restado, como Alex Pérez, Carmona, Alvaro Jiménez, Ivi López o Blackman.

Finalmente no se puede quedar sin calificar la gerencia del club, que vive escondida tras el parapeto del director deportivo. Algo que le sirve de escudo y que al vivir en guerra con gran parte de la prensa les exime de críticas en muchas ocasiones. Pero al final el club es suyo, es su negocio, y como gerentes del mismo demuestran una vez más no estar a la altura. Sin embargo es seguro que ellos se darán a si mismos una buena nota en la próxima Junta de Accionistas, porque no hay mayor ciego que el que no quiere ver.

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