El regreso frustrado

El Milan de Gattuso, que saboreó la clasificación a la Champions por 45 minutos, se queda corto a pesar de vencer al SPAL (3-2) y tendrá que conformarse con la Europa League

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Cuenta el escritor Wil Storr en  The Science of Storytelling, un libro que estudia cómo reacciona el cerebro humano ante las historias que marcan a nuestras culturas, que una de las cosas que más perturban al ser humano es la pérdida de lo familiar, aquello con lo que nos sentimos seguros física e intelectualmente. La afición del Milan, que ha visto a su equipo reinar en Italia, en Europa y en el mundo del fútbol, ha perdido, precisamente,  lo que le era familiar: el pelear por el Scudetto, el estar cada año en Champions y… el ganar títulos.

Hoy, esa senda que podría haber vuelto a recorrer el club rossonero se vio borrada, a pesar de la victoria de los de Gattuso, por el triunfo del Atalanta (3-1)  y por la manera agónica en la que el Inter consiguió vencer al Empoli (2-1). El Milan cumplió, pero cumplir no basta cuando el futuro está en manos de otros, cuando dependes de un golpe del destino. Los lombardos azuzaron el sueño Champions cuando, en un lapso de cinco minutos,  lograron ponerse 2-0 arriba de un SPAL que no lograba defender el buen ataque posicional que demostraba Il Diavolo.  La ilusión se hacía más fuerte porque, cuando Calhanoglu festejaba el primer tanto en Ferrara, Berardi ponía delante al Sassuolo en Bergamo. Los aficionados del Atalanta se agarraban los cabellos de la desesperación y los del Milan se abrazaban ilusionados. Por su parte, el Inter, no lograba romper el 0-0 en Milán. Al parecer la quimera se volvía realidad.

El ánimo milanista, como en las buenas obras trágicas, empezó a decaer por un pequeño golpe que parecía que no afectaría tanto, un excelente cabezazo de Francesco Vicari que se coló en la portería del improvisado Reina, quien había tomado el lugar del lesionado Gigio Donnarumma. El SPAL comenzaba a retomar la buena forma que le había acompañado a lo largo de las últimas jornadas y el Milan comenzaba a ser presa del nerviosismo: las transiciones no eran igual de eficaces, la presión no era óptima y las permutas de su medio campo no llegaban a su destino; aun así, cuando llegó el silbatazo del primer tiempo, los rossoneri se aferraban a uno de los dos boletos de Champions que estaban en el aire. El despertar fue doloroso.

El SPAL volvió a explotar la mayor debilidad del Milan a lo largo de la campaña: su juego aéreo. El italoargelino Mohamed Fares cabeceó de manera potente para romper definitivamente la ventaja de dos goles que había tenido su rival en el primer tiempo. Los rossoneros, como en tantas otras ocasiones durante la presente temporada,  abrazaron su enorme voluntad para sacar adelante un partido que se le iba de las manos. En un mal centro de Bakayoko, dirigido a Piatek, el zaguero polaco Thiago Cionek se precipitó y cometió un penal que Franck Kessié transformó en el gol decisivo para los visitantes. Los hombres de Gattuso, a pesar del desorden y del fútbol plano que mostraban, estaban cumpliendo. Pero la historia comenzaba a dar un vuelco  en Milán y en Bergamo.

Keita Baldé adelantaba al Inter en el Meazza y el Atalanta daba la vuelta al marcador,  a un Sassuolo con diez hombres, con una diana del infalible Papu Gómez. El foco de interés para los aficionados del Milan ahora estaba dirigido hacia su tierra natal, donde su archirrival luchaba para vencer a un Empoli que necesitaba emparejar los cartones si quería mantenerse en el máximo escalafón del fútbol italiano.  El Inter sufrió: el vilipendiado Icardi falló un penal, los toscanos lograron empatar, pero terminó por sobrevivir gracias a su zaga y a Nainggolan. el belga terminó sellando el pase a la Champions gracias a la mala defensa del Empoli, que no supo detener un contraataque de rutina neroazzurro.

Il Diavolo, condenado a vivir envuelto en la nostalgia otro año más, deberá conformarse con la participación en la insípida Europa League en el curso que viene. Son ya nueve años sin un Scudetto, seis sin siquiera pararse en la Champions y quince sin levantar una Coppa Italia. El Milan, para pesar de sus millones de aficionados alrededor del mundo, ha roto lo que le era familiar y, peor aún, sigue mancillando su historia.

@Ricardoguajiro

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