Corre la mañana del miércoles, previa al Deportivo- Mallorca del jueves. Me siento en un Rodilla esperando ver mi vuelo anunciado en la televisión de Barajas. Mientras espero, corre por mi cuerpo una mezcla de emociones que me cuesta explicar. Después de seis años de desidia donde el club ha sido un barco sin patrón, ha llegado la semana donde todo es posible. El Mallorca está a dos pasos de volver de donde nunca debió marchar.
Tras toda una vida viendo a mi equipo coquetear con los grandes en 2013 me tocó vivir un descenso, muy doloroso. Ese episodio trágico no hizo más que aumentar el amor por este escudo.que se acrecentó el 4 de junio del 2017 en Miranda de Ebro.
Mi equipo tocaba la tercera categoría del fútbol español. El fútbol semi profesional y todo lo que ello suponía. El panorama era negro, pero el mallorquinismo sacó fuerzas de donde nadie tenía fe de encontrar. Se encontraron y como líder de la expedición se puso, por voluntad propia Vicente Moreno.
El valenciano llegó a la isla iluminado por un rayo de luz que ha guiado al club a la reconstrucción deportiva. El preparador bermellón ha sido capaz de crear un grupo comprometido y que no entiende de categorías. Dos años espectaculares avalan el trabajo de un grupo increíble que ha conseguido despertar a los aficionados bermellones. Del llanto a la alegría cada vez que alguien pisa Son Moix para ver a su equipo.
Ahora, tras volver al fútbol profesional por la vía rápida, me enfrento a mi primera final por subir a Primera División. No estuve en Valencia, tampoco en Melilla. No pude acudir al Bernabéu, ni estar en el Sitjar. Acudir a Las Gaunas me fue imposible, tampoco pude presenciar la victoria ante el Espanyol y nací un mes después del gol de Carlitos. Esos no los vi, pero están en mi memoria. Por los que subieron esas siete veces donde un grupo de jugadores paralizaron una isla entera. Por mi primer partido ante el Atlético de Madrid, donde el Mallorca me eligió. Todos aquellos momentos críticos de los que hemos salido y por todas esas victorias. Con todo esto junto, es nuestro momento para volver, volver a ser grandes.
Después de todo, pase lo que pase, gracias.