A hacer historia. Para eso se reunían Mallorca y Deportivo en Son Moix. Ante 21.000 almas se daban cita ambos equipos para volver a la cima del fútbol nacional. La última plaza de Primera División esperaba deseosa a su propietario. 90 minutos separaban a los dos conjuntos de su objetivo. La fiesta estaba servida.
La puesta en escena bermellona no fue alocada. Salió a tener más el balón, con Baba de ancla y a generar superioridad por el centro. El Deportivo a verlas venir, ordenadito atrás y con la consigna de buscar a Quique en largo.
El Mallorca empezó a encontrar a ese hombre más en el centro del campo. De ahí surgió la obra maestra de Ante Budimir. El balcánico se giró, se calmó y mandó a las mallas el balón. La isla empezó a soñar realmente en la remontada. Con el gol los mallorquines siguieron calmados y buscaban algún remate para igualar la eliminatoria. A pesar de la insistencia local, el Deportivo de Pep Lluis Martí fue capaz de aguantar cualquier intento de peligro hasta el descanso.
La vuelta de vestuarios fue una dosis de vitamina para un Mallorca que buscaba el volver seis años después a Primera. A los 60 minutos de partido Salva Sevilla frotó la lámpara, sacó su genio interno y marcó un tiro libre que empujaba a los más de 21.000 espectadores a la locura. Se igualaba la eliminatoria y ahora el factor clasificación jugaba en contra de un Deportivo que pecó de defensivo.
El escenario era totalmente distinto y los gallegos estaban obligados a buscar el tanto con aroma a Primera. Con esa desventaja clasificatoria el Deportivo empezó a buscar la portería defendida por Manolo Reina. Ahí apareció el meta de Villanueva del Trabuco para salvar a los suyos. Un disparo a bocajarro de Quique fue evitado por Reina.
De esa mano milagrosa nació el 3-0. Una contra dirigida por Abdón Prats acabó con un derechazo inepelable a la escuadra. La locura llegaba a Son Moix de la mano del canterano, del representante de a afición.
En la justícia poética más grande surgió el milagro de la remontada. Abdón Prats devolvió a los suyos seis años después a Primera División. La vuelta de un histórico deja la cara más amarga a un Dépor que no fue rival en Son Moix.