Lampard seguirá aprendiendo de Klopp
Frank Lampard no tiene experiencia en el fútbol de élite como entrenador pero su puesta en escena no ha sido la de alquien temeroso, más bien lo contrario. Klopp tiene quien siga su doctrina de fútbol de vértigo.
Estambul ha escenificado el suma y sigue de los conjuntos británicos, el dominio del fútbol de la Premier en el viejo continente. Ellos inventaron el fútbol y sus televisiones han inventado el moneyball, ese nuevo espectáculo consistente en confeccionar plantillas a base de talonario y dárselas a entrenadores que conocen el juego como nadie y que le dan al público lo que más le gusta, vértigo, goles y emoción. Ese fútbol eléctrico ya se lo conocíamos a los equipos de Klopp pero hoy se ha unido y de qué manera el Chelsea de Lampard.
Ambos equipos se lanzaron al ataque en un inicio de partido muy alejado de los estereotipos de finales. Presión alta, ritmo vertiginoso y poca especulación. En esas constantes idas y venidas parecía el Liverpool ser el más beneficiado dado que fueron suyas las primeras y más claras llegadas. Tan solo Pedro, en el 11 pareció inquietar a Adrián, el hoy sustituto de Allison. Tanto uno como otro conjunto buscan los espacios a la contra pero siguen siendo los Reds los que ponen en más apuros en Kepa que se luce en varias oportunidades.
Por parte del Chelsea es Pedro el jugador más destacado e incisivo. Su movilidad está siendo difícil de contener por la retaguardia de los de Anfield. Derecha, izquierda, participa en la canalización y aparece en la finalización. Tras el empuje inicial de Salah y compañía, son ahora los Blues los que ponen en aprietos a su rival con el canario como máximo estilete. Fruto de esas llegadas y de la calidad de Pulisic en el juego entre líneas llegará el gol de Giroud aprovechando el francés un gran pase al espacio. Adrían, soberbio hasta ese momento, poco pudo hacer.
Con el cambio de Firminho por Chamberlain, el técnico germano arriesga y busca más vértigo si cabe. Menos combinación, menos dominio del juego pero más presencia en el área y más gol. El cambio no tarda en ofrecer sus frutos y el Never Walk Alone atrona en Estambul. Combinación a la espalda de la defensa de los de Lampard, el brasileño ingresa en el área y deja solo a Sané para que empuje a la red. Como al inicio de la contienda, es el Liverpool el que se vuelca sobre la portería del ex del Athtletic Club y parece dispuesto a sentenciar el partido. Con el Chelsea encerrado en su área y con Kepa en plan salvador, parece complicado que los londinenses puedan aguantar el empuje red.
Sin embargo el empuje se diluye lentamente como ya ocurrió en los primeros 45 minutos y los de Stamford Bridge se sacuden la presión para empezar a nivelar un campo que parecía inclinado hasta ese momento. Estas alternativas dan paso a un tramo de equilibrio con más interrupciones y menor ritmo. El partido languidece lentamente pero la incertidumbre se mantiene en el marcador. Pese a los cambios ofensivos del Chelsea, ya no hay tantas llegadas y ninguno de los contendientes arriesga. La prórroga flota en el ambiente. El 1-1 luce en el marcador al final de los 90 minutos. El cansancio hace mella y los esfuerzos cuestan más de recuperar.
El partido empieza de cero y como en los anteriores comienzos, los de Klopp parecen tomar la iniciativa en el juego. Pero las fuerzas ya no son las mismas y las llegadas no se producen con tanta continuidad. Pero cuando las fuerzas fallan, los detalles de calidad pueden definir un partido como este. Y esa calidad la ponen de nuevo Firmino y Sané para deshacer la igualada. Podría parecer el golpe definitivo pero este Chelsea es mucho más competitivo, fiel reflejo de lo que fuera Lampard sobre el césped. No se rinden los del barrio rico y en una mala salida de Adrían, este tumba a Abraham y la colegiada francesa, impecable en la conducción del partido y en su colocación durante todo el encuentro, señala la pena máxima. Jorginho engaña al cancerbero español y vuelve a colocar las espadas en todo lo alto.
Con ambos púgiles tumbados en la lona y piendo agua y oxígeno, los golpes son más escasos e irregulares pero pueden ser ya mortales de necesidad. Cada equipo tiene una para decantar la balanza pero los porteros siguen a ese nivel estratosférico y lo evitan todo. Gran partido el de ambos guardametas. Otxotorena puede tomar nota para pasarle el correspondiente informe a Robert Moreno. Ellos son los principales responsables de que el partido acabe en tablas. 2-2 y a la lotería de los penaltys para decidir este gran partido.
Llegados a este punto, el acierto, la suerte, los pequeños detalles de una tanda fatídica pueden resolver el partido. Kepa es más experto, Adrían puede tener menos presión. No es su noche desde los 11 metros y cada escuadra convierte sus lanzamientos hasta llegar al quinto. Son los de Anfield los que abren la tanda y los que marcan el ritmo. Quinto transformado por Salah, como corresponde a la estrella del equipo. Es el turno de Abraham, es el momento de Adrián. Uno de los dos será héroe, otro será villano. Allison Becker lo tendrá difícil cuando se reponga de su lesión. Klopp tiene una Supercopa, sí, pero también el problema de elegir portero. Bendito problema.