Al Villarreal siempre le quedará Cazorla
El Villarreal doblega al Betis gracias al doblete de Ekambi y los tantos de Cazorla, Chukwueze y Moreno, nuevo pichichi de la competición. El Villarreal alcanza puestos europeos con un tramo final de partido demoledor.
Hay un lema que dicta que los viejos rockeros nunca mueren. Quizás no sea cierto siempre al cien por cien, pero mientras queden jugadores como Cazorla en el futbol español, el rock nunca morirá. El asturiano comandó al Villarreal cuando peor estaban las cosas, y desatascó -desde los once metros- un partido que el Betis inclinó hacia Sevilla con un inicio de segunda parte espectacular. Ante la falta de gol andaluza, el Villarreal goleó con un final de partido antológico.
Control bético y peligro ‘groguet’
Entre dos equipos dos tan parejos era muy difícil presagiar el destino de tal partido. Tanto Villarreal como Betis partían desde la misma casilla de salida y los 3 puntos les permitían seguir al acecho de la zona acomodada de la tabla. El choque, importantísimo debido a las ambiciones del oponente, estuvo en todo momento manejado por los dos mejores jugadores sobre el terreno de juego: Cazorla y Canales. El asturiano y el cántabro mandaban sobre el terreno de juego, y de sus botas surgía el sentido de cada ataque.
De hecho, fue el Villarreal quien a punto estuvo de avanzarse en el marcador gracias a una magnífica diagonal de Cazorla hacia Peña, quien, demasiado inocente en el tiro, desaprovechó la ocasión de inaugurar el marcador. A pesar de esta ocasión, era el Betis quien estaba llevando el peso del partido. Con un juego calmado y efectivo, midiendo bien cada posesión, los balones a la espalda de Quintillà y Peña partían la defensa amarilla, aunque nunca acababa en remate certero de los puntas béticos.
Complejidades del fútbol o no, el Betis estaba manejando el partido, pero no tenía remate ni ocasiones peligrosas que amenazasen a Asenjo. Y el Villarreal, aunque tuviese menos protagonismo del querido, era tan efectivo como para avanzarse en el marcador. Si a ras de suelo no podía ser -el árbitro anuló un gol a Ekambi por fuera de juego-, el camerunés abriría el marcador con un remate certero y ajustado a la escuadra tras un servicio de Cazorla. El Betis tenía el control, pero el Villarreal el peligro. Y al descanso se reflejaba la poca mordiente bética en ataque.
Cazorla dicta el camino
Qué diría Rubi a sus pupilos en el descanso para que iniciasen la segunda mitad como lo hicieron. Qué forma de arrancar. En apenas 5 minutos crearon los andaluces más peligro que en toda la primera mitad. De hecho, a la primera que tuvieron, Emerson la enchufó con un disparo cruzado al palo largo que pilló por sorpresa a algún despistado que aún no estaba en su butaca. El gol inició un vendaval verdiblanco con sello de Canales en cada acción. Ahora sí había peligro, mordiente en cada ataque. En cada transición el Villarreal sufría y Asenjo tenía que emplearse a fondo en demasía para no conceder el gol de la remontada.
Sin embargo, cuando mejor posicionado estaba el Betis sobre el tapete, llegó el VAR para proporcionar un penalti, un tanto dudoso, para el Villarreal. No estaban creando los de Calleja nada en ataque, solo acciones aisladas. Pero encaró Chukwueze y propició la pena máxima que Cazorla, -¿quién iba a ser?- transformaría. El asturiano, gran estandarte del club castellonense, se erigía una jornada más como el líder de un equipo que estuvo 25 minutos a merced de una versión arrolladora del Betis.
Con el 2-1, el partido cogía un nuevo tinte que rápidamente se coloreaba de amarillo. Cazorla volvía a comandar al club local y Chukwueze, otro día más como revulsivo, hacía acto de presencia para acabar de sentenciar el partido. En apenas 10 minutos, el Villarreal goleó con tres goles que sacaron las vergüenzas del Real Betis a la contra. Ekambi, Moreno -nuevo pichichi- y Chukwueze sentenciaron un partido que se transformó en una fiesta en La Cerámica. El gol de Cazorla desestabilizó a un conjunto bético que estuvo muy cerca de remontar, pero la falta de gol desencadenó el despertar ‘groguet’.