KO canario
Las Palmas consigue pasar de ronda con dos goles en los últimos quince minutos. El Castellón, fiel a su estilo, llevó el peso del partido y tuvo contra las cuerdas a los canarios.
Qué bonita es la Copa del Rey, y qué formato tan atractivo. Eliminatoria única en casa del de menor categoría. ¿El resultado? Espectáculo, puro y duro. La competición del ko regresaba a un campo ausente de competiciones profesionales durante mucho tiempo, pero la efectividad de un segunda castigó sus opciones de pase.
Roles cambiados
La oportunidad para el CD Castellón de superar la ronda de Copa era imposible de mejorar. Y ante tal contexto, los de Oscar Cano no negociaron algún esfuerzo. A pesar de las rotaciones existentes en ambos equipos, el fútbol que plantearon los locales no se diferenciaba apenas de lo mostrado en liga. Quizás la suplencia de César Díaz -pichichi en liga- se notó demasiado en el cuadro albinegro, pues el peligro de cada acción se diluía a medida que se acercaban al área.
Puede que el buen partido del Castellón hizo que Las Palmas se dejará la calidad en el vestuario. O a la inversa, pues el pobre partido de Las Palmas dio alas a un Castellón que acabó la primera mitad con mejores sensaciones. Lo cierto es que Pepe Mel no estaría nada contento con lo desplegado por sus jugadores, protagonistas en jugadas aisladas sin ideas de juego.
Parecía que se hubiesen cambiado los roles. El de menor categoría proponía, creaba y divertía; Las Palmas aguardaba una jugada de lucidez con la que meter un zarpazo a las aspiraciones castellonenses.
Goles y regalos
El Castellón quería el pase a segunda ronda, y jugaba para ello. Sin temor a perderla cerca del área, y con la tranquilidad de saberse superiores en este encuentro. Triangulaban y enlazaban buenas acciones ofensivas, pero el remate no existía. A los dos equipos les faltó algo. Al Castellón gol; a Las Palmas, crear oportunidades. Castalia empujaba a su equipo, y lo más factible de ocurrir era el gol local, y no que los canarios despertasen por fin de su letargo.
Pero el fútbol, tan caprichoso, quiso dar el premio del gol a Las Palmas. Y más que premio, era un regalo divino, pues su juego no merecía tal reconocimiento. Tras unos minutos de asedio local y de desaprovechar alguna ocasión, Juan Fernández recogía un rechace para inaugurar el marcador. Libre de marca, el canterano daba la primera alegría de la tarde a Mel con un zarpazo que dinamitaba la eliminatoria.
El gol desestabilizó a la defensa albinegra, que, más tarde, pecarían de falta de contundencia al no despejar un balón que significaría el segundo de los canarios. El partido moría con un 0-2, a pesar de que los locales seguían intentando llegar a portería. El KO canario fue demasiado para un Castellón que fue mejor en todo momento. La efectividad premió a Pepe Mel.