La lógica se impuso a la sorpresa

Un tostón  de partido vamos. Empezó bien el conjunto local, pero conforme avanzaba el primer tiempo, los madrileños empezaron a imponer la ley de equipo de superior categoría. Pero, eso sí, de fútbol  poco, por no decir nada. Llegó el tanto visitante, como era previsible, a balón parado, porque es imposible conseguir nada potable cuando el esférico pasa más tiempo rozando las nubes que el césped. Un córner, rematado en las postrimerías del primer tiempo, acabó sentenciando la eliminatoria. Excesivo botín para tan poco esfuerzo. Del gol, prácticamente al descanso. Salió el Ebro a intentar la hombrada y, en un gesto de agradecer, bajo, ¡por fin!, el balón al suelo. Intentó combinar, propuso algo de fútbol en la noche zaragozana.

Enfrente un Leganés que, sin empacho alguno, se dedicó a guardar la exigua renta obtenida. Agazapado, defensivo, el conjunto madrileño quiso matar el partido en alguna contra, pero ni eso. No le hizo falta, porque los locales, en su vano intento de endezar el partido, iban perdiendo fuelle conforme pasaban los minutos y veían cortocircuitados sus intentos por un Leganés que defendía, ahora sí, con total descaro. No pudo ser. Zaragoza se queda sin su posible derbi copero, el CD Ebro a pensar en exclusiva en la liga y el Leganés ha seguir vivo en ambas competiciones. Hoy, la lógica, no dejó paso a la sorpresa. Colorín, colorado, para el Ebro, la Copa, ya se ha acabado.