Un Sevilla muy superior
Una primera parte perfecta del Sevilla impidió que el Granada pudiera luchar por los puntos en el Ramón Sánchez-Pizjuán.
El Ramón Sánchez-Pizjuán albergaría el duelo andaluz de la jornada. Los nazaríes llegaban a la capital andaluza con intención de volver a la victoria después de que se le escapara un punto al menos en el Camp Nou. Por su parte, los sevillistas saltarían al terreno de juego con la noticia del adiós de Banega y en busca de una victoria que permitiera aprovechar el tropiezo del Barcelona.
Un inicio no apto para cardiacos
Los jugadores de Lopetegui no se iban a andar con chiquitas y saldrían con todo desde un inicio. El primer aviso llegaría con un tiro de Ocampos al palo tras una buena combinación con Óliver Torres. A pesar de no entrar, Fernando lo intentaría con el rechace una vez más pero se marcharía por poco, para alivio de Rui Silva y Diego Martínez.
Con esta jugada parecía que había comenzado un asedio muy temprano sobre el área nazarí. El Sevilla se volcaba por completo, estando sus centrales muy cerca del área de Rui Silva, algo que no estaba gustando al técnico visitante. Los hispalenses querían el gol lo antes posible y sabían que, de conseguirlo, iban a meterle mucha presión a su rival. Pero no iba a tardar mucho en llegar el tanto deseado, ya que Jesús Navas encontraría a su ariete holandés para marcar un gran gol de cabeza y levantar a todo el Ramón Sánchez-Pizjuán.
Lo que nadie iba a esperar sería el penalti que pitaría Hernández Hernández. Diego Carlos entraba con todo en el área y el colegiado pitaría la pena máxima por un supuesto codazo. Tras consultar por indicación del VAR, la falta de la que provenía se tendría que repetir, ya que el esférico no estaba en juego y, por tanto, no era jugada de penalti.
Una superioridad evidente
Tras la polémica llegaría la normalidad que se había visto hasta el momento. Los jugadores de Lopetegui se echaban arriba de nuevo y empezaba a asfixiar a la defensa nazarí con sus rápidas transiciones. El balón circulaba sin problema de banda a banda y todo parecía estar en sintonía, sin echar de menos al director habitual de la orquesta, Banega.
Las polémicas con el colegiado empezaban a calentar cada vez más a la afición y la presión que llegaba desde la grada se sentía sobre el césped con más intensidad mientras pasaban los minutos. Sería por ella o no, pero el Sevilla estaba jugando muy cómodo y un nuevo robo en el centro del campo traería el segundo tanto local. Tras robar en el centro del campo De Jong y Óliver Torres, éste pondría un gran pase en largo para Reguilón quien haría una gran carrera por la banda para poner un buen pase al hueco a Nolito. El ‘8’ sevillista, con un toque sutil, superaría a Rui Silva poniendo el 2-0 en el marcador.
La superioridad hasta el momento era evidente y el Granada se marcharía al descanso con un parcial muy complicado de revertir. Diego Martínez necesitaba activas a los suyos y generar otro tipo de juego, ya que la presión asfixiante sevillista y su buen toque de balón les estaba llevando a una nueva derrota en liga.
Unos segundos 45 minutos muy distintos
Los nazaríes saldrían con otro aire a la segunda mitad. Parecía que la charla había surtido efecto y el equipo salía con más ganas y agresividad que la vista hasta el momento. Esto se sumaba a que los hispalenses habían empezado con una marcha menos, lo cual estaba empezando a dar oportunidades a los visitantes.
El Sevilla estaba empezando a encerrarse poco a poco atrás. La presión que había hecho en la primera mitad la estaba sufriendo en los segundos 45 minutos y los murmullos empezaban a crecer en la grada sevillista. No se veía cómo al equipo de Lopetegui y la inclusión de Gudelj no estaba dando la seguridad que había buscado el técnico con su inclusión en la reanudación.
A pesar de no tener el control del partido, el cual se estaba volviendo cada vez más loco, los jugadores de Lopetegui empezarían a jugar un fútbol más vertical que estaba dando sus frutos. El Granada estaba dejando huecos muy valiosos para jugadores como Nolito u Ocampos, algo que estaba dejando una segunda mitad muy diferente respecto a lo visto en la primera.
Los minutos finales estaban adquiriendo cada vez más tensión. Ambos onces iban al límite y los encontronazos entre jugadores eran inevitables. A pesar de ello, el Sevilla se estaba imponiendo a un Granada impotente, siendo fiel reflejo de ello los intentos de Luuk de Jong por conseguir un nuevo tanto. Pero aún así, el marcador quedaría en un 2-0 dejando evidente la victoria del Sevilla por su superioridad ofensiva, sobre todo en la primera mitad.